Cine

Saura, voyeur y esteta del jondo

15 noviembre, 2010 00:00

“Abandonar el folclorismo” pero sin olvidar la peineta, en esa clara contradicción se mueve Flamenco Flamenco, la nueva película de Carlos Saura, que hoy ha presentado en Madrid tras su paso por el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Como si de un teatro oriental habitado por luces y sombras se tratase, el cineasta ha apostado en este trabajo por la sencillez. Un mismo escenario con fondo y suelo en negro que se transforma sólo mediante la luz y la aparición de distintas pinturas como única decoración acompaña a una veintena de actuaciones de los artistas flamencos más destacados del país, con una notable presencia de los nuevos valores.

“El flamenco ya no es cosa del pasado, se ha convertido en una música de presente y con una gran proyección de futuro”, explica Saura, que defiende que en España todavía se dan muchos prejuicios con respecto a este arte. “Y no se explica -añade- porque no hay nada como en flamenco, tan único, en este país”. En su opinión, si el jondo no se convierte en patrimonio de la humanidad estaremos ante una negativa “imperdonable” por parte de la UNESCO, pero, matiza, este arte seguirá adelante, porque “no le hace falta protección”, augura.

Acompañado por el bailaor Farruquito durante la presentación de la película, Saura ha declarado que en su selección de artistas están “los que deben” pero que faltan otros muchos: “No hemos tocado, por ejemplo, la relación del flamenco con otras músicas como el rap o la copla, pero puede que lo hagamos en el futuro”. Sin embargo, en la propuesta se dan cita el cante, el toque y el baile más clásicos con otros números más vanguardistas, como es el caso de la coreografía Silencio, bailada sin música por Israel Galván, o el baile ideado por Javier Latorre en el que cinco bailaoras danzan una marcha de Semana Santa. “Aunque hay muchos jóvenes, también he incluido a los venerables, como a Paco de Lucía”, ejemplifica Saura, que con este trabajo ha querido, una vez más y tras sus anteriores Flamenco y Sevillanas, dejar constancia de cómo es este arte a día de hoy: “Se muere Camarón, se muere Lola Flores, pero con estas películas queda el testimonio de cómo se cantaba y se bailaba, esto perdura”, se alegra.

Por razones de agenda se han quedado fuera de la película figuras como Antonio Carmona, Joaquín Cortés y Morente, pero el cineasta no descarta recuperarlos en próximos proyectos, como uno que ya tiene en mente y con el que pretende relacionar el baile flamenco con la cultura de la India. “De todas formas, prefiero no hablar de lo próximo que quiero hacer porque luego las cosas tardan mucho tiempo en hacerse y más en esta situación”, ha declarado refiriéndose a la crisis.

Además, ha definido Flamenco Flamenco como una propuesta enmarcada en un género que no es ni un documental ni un musical: “Es otra cosa, algo que no se hace y que permite una experimentación mayor que con el cine de ficción. Aquí los que trabajan son los artistas y yo soy un vouyeur que trata de embellecer lo que ellos hacen para, a la vez, lograr que el público entre mejor, que le resulte más interesante”.

En cuanto al arte de la película, Saura ha vuelto a contar con la impecable dirección artística de Vittorio Storaro, alcanzado un resultado similar al de Io, Don Giovanni. Partiendo de la cultura oriental, prescindiendo del típico fondo "con la Torre del oro", y apostando por la simplicidad, el director ha querido dar la máxima potencia a los artistas. “Hemos prescindido de la posproducción recurriendo a una iluminación teatral. Casi todos los efectos se han logrado jugando la luz. La película se ha rodado con dos cámaras digitales pero luego las actuaciones se completaron con algunos planos cortos. No obstante, hemos hecho pocas tomas, por eso hay momentos en los que queda muy clara la improvisación de los artistas”, ha explicado el cineasta, secundado por Farruquito, que dirigiéndose a él de usted le ha dicho: “Como director usted da mucha libertad”.

Por último, Saura ha señalado el buen momento que vive el flamenco, refiriéndose a él como un “fermento perfecto” en el que hay mucha innovación por parte de una generación de jóvenes artistas que, sin embargo, trabaja con respeto a la ortodoxia. “Sobre todo se ha evolucionado en el baile, cosas como las que hacen Rocío Molina o Farruquito eran impensables hace un tiempo, y eso demuestra que aún hay muchas cosas por hacer.