La joven Jennifer Lawrence opta al Oscar a mejor actriz
Todos los años alguna película inesperada se cuela entre las elegidas para la gloria mainstream de los Oscar. Este año le ha tocado a Winter's Bone, que tras ganar el Gran Premio del Jurado en Sundance se ha plantado, con su modesto presupuesto, entre las nominadas a la mejor película, director (Debra Granik), actriz (la multipremiada Jennifer Lawrence) y guión adaptado. Cuatro nominaciones que, como confiesa la directora a El Cultural, son una absoluta sorpresa y no esperan, salvo en el caso aún insólito de Lawrence, que pasen de allí. ¿Es Winter's Bone un capricho de Hollywood o la joya del cine independiente americano de la temporada? Desgarrada y sobria, intrigante pero translúcida, rodada de forma excelsa y dotada de ese halo de magnético misterio de los filmes que nunca terminan del todo, Winter´s Bone propone al mismo tiempo una fábula sobre la tristeza inherente a madurar, un retrato tenebroso pero lleno de luz sobre las clases más desfavorecidas de Estados Unidos y una metáfora sobre la paradoja de la lealtad, que puede ser al mismo tiempo un yugo y una liberación. Todo ello, en las montañas Orzac, de Misuri, que el filme capta como un paisaje de ciencia ficción con una mirada que recuerda a la de David Lynch, ese hombre que convirtió en territorio de fantasía el suburbio americano."Creo que la gente ha conectado con la película porque a todo el mundo le gustan los misterios", explica la dicharachera Granik. "Muchas películas sitúan la intriga en contextos extraordinarios, sin embargo, todos nos enfrentamos a situaciones enigmáticas que requieren que saquemos lo mejor de nosotros mismos. Nos hemos acostumbrado a que el adolescente americano por definición sea el que vive el estilo de vida lujoso de California y mi película propone un modelo de heroína mucho más cercano y real". Jennifer Lawrence, en su resonante debut, da vida a Ree, una chica de 17 años enfrentada a la encrucijada de encontrar a su padre drogadicto y criminal. Si no lo consigue, perderá la casa en la que malvive con sus dos hermanos pequeños y su madre enferma ya que éste la ha puesto como canje de su libertad condicional. A partir de aquí, se inicia un viaje por los lugares menos recomendables de un país que muestra en Winter's Bone, basada en una novela de Daniel Woodrell, su rostro más agrio: "La película parte de una estructura modélica de fábula. Tenemos a una protagonista que se pierde en el bosque y no se sabe qué camino ha de tomar. Por ello, el paisaje de las montañas se convierte en un elemento central al ser una metáfora de su estado de ánimo. Y la motivación es la más básica, la pura supervivencia, no la codicia o la ambición, simplemente sobrevivir".
Pese a los elementos de thriller, Winter's Bone escudriña en los rincones más oscuros del alma y logra una tensión sostenida sin recurrir a una trama sincopada o los efectos de guión. Con un ritmo pausado que reproduce los ritmos de la naturaleza, el rostro de de Lawrence se convierte en el catalizador de una emoción contenida pero brutal: "La idea de Antígona ya estaba en la novela. Reconozco esa influencia que enlaza la historia con algo más grande que la propia vida y que tiene que ver con el conflicto como motor de la existencia. También tuve muy en cuenta el viaje de Ulises, cada escala en la investigación de Ree remite a un nivel del subconsciente como vemos en esa historia". Como telón de fondo, esa América rural que atesora un enorme poder político: "Ahí está una gran paradoja, esa gente vive completamente aislada del mundo en una gran ignorancia pero es muy influyente en las decisiones de un Gobierno que sigue dirigiendo el mundo". Todo ello está expresado mediante los difusos deseos de Ree de pertenecer al ejército: "Soy una mujer urbana - explica Granik desde Nueva York - y quería saber quiénes son esos chicos del interior del país que van al ejército y los matan en Irak o Afganistán. Y no ves ceguera nacionalista en ellos, nadie quiere morir en un país lejano, lo que ves es a gente sin recursos que quiere viajar y escapar. Sumergirse en el Estados Unidos profundo supone perder algunos prejuicios y confirmar otros".