Fotograma de Foreign Parts, película vencedora del Festival Punto de Vista.
La séptima edición del Festival Internacional de Documental Punto de Vista de Pamplona ha llegado a su fin. El ecléctico palmarés de esta imprescindible cita cinematográfica ofrece una amplia lectura del documental internacional más vanguardista, al premiar a filmes realizados con técnicas de muy distinta índole. El Gran Premio Punto de Vista a la mejor película ha recaído sobre el filme norteamericano Foreign Parts, de Véréna Paravel y J. P. Sniadecki, cuya presentación española en Pamplona viene precedido de su éxito en diversos certámenes, como el Festival de Locarno, donde también recogió varios premios. El filme, que según el jurado oficial -Josep Mª Catalá, Hans Hurch, Ben Russell, Joshua Siegel y Naomi Uman- es "un retrato sutil y sensible de un ecosistema urbano sorprendentemente resistente, incluso ante la avaricia y la indiferencia gubernamental", se adentra en una zona industrial en Nueva York (escondida tras el flamante estadio de los New York Mets) a punto de ser demolida, un "junkyard" de compra-venta de chatarrería y desguace donde una comunidad resiste en condiciones precarias y subdesarrolladas frente a la desidia y el olvido de la administración pública. Con técnicas propias del documental "observacional", los directores, que filmaron la película a lo largo de un año, componen un incisivo y emotivo retrato de los habitantes del "junkyard", considerados por el sistema de explotación "excedentes improductivos" de la sociedad del desarrollo. De este modo, Foreign Affairs arroja diversas reflexiones en torno a las contradicciones y taras del sistema capitalista en tiempos de crisis.El fascinante filme español Color perro que huye, primer largometraje de Andrés Duque, cineasta venezolano afincado en Barcelona, se hizo con el Premio del Público. Enérgico, estéticamente deslumbrante y de narrativa experimental, el film arranca con una nota del realizador: "No tengo ni celuloide, ni cintas de vídeo. Sólo tengo números almacenados en discos duros y en forma de cajas de memoria llamadas quicktimes. De ella, he extraído imágenes que ahora junto, ordeno y presento con sinceridad. Aunque, verdades, no son". La poética sensorial de Color perro que huye ofrece un perfecto comentario y un agudo diagnóstico del ecosistema de las imágenes que definen las prácticas audiovisuales contemporáneas, en las que cada vez es más difícil distinguir entre lo que es real y lo que es simulado, y con las que el cineasta independiente navega libremente por formatos como el vídeo-diario, el cuaderno de notas, el cine-ensayo y el "sampleado" de imágenes de archivo. Hecho de retazos, fragmentos y descartes, unidos por intuiciones poéticas y sorprendentes puntos de fuga, el filme, que arranca con el momento en que el propio Duque se hizo un esguince que le obligó a varios meses de reposo (en los que aprovechó para ordenar y dar nueva vida a imágenes que había ido recogiendo con su cámara a lo largo de los años), contiene secuencias de una sorprendente belleza plástica, como el recorrido musical que hace por el retablo El jardín de las delicias de El Bosco, retratos de amigos, investigaciones por las calles de Barcelona o sentidos tributos a la tradición del cine vanguardista del que se alimenta el filme: Iván Zulueta, Tomás Gutiérrez Alea, Andrés Caicedo...
El premio Jean Vigo a la mejor dirección ha recaído en el británico Clio Barnard por The Arbor, un filme en torno a la dramática y conflictiva relación entre la desaparecida dramaturga Andrea Dunbar y su hija Lorraine. Galardonado, en palabras del jurado, "por su provocador uso de las técnicas brechtianas que nos obligan a interrogarnos por lo que es y puede ser un documental", el filme es el resultado de dos años de entrevistas a la familia, amigos y vecinos de la precoz dramaturga, que con obras como The Arbor y Rita, Sue and Bob Too (llevada al cine por Alan Clarke en 1986) se reveló como una genial retratista de las vidas suburbiales de Inglaterra en los años setenta y ochenta. Barnard no se limita sin embargo a construir un convencional documental de cabezas parlantes, sino que opta por poner en forma esos testimonios de diversos modos. Por un lado, rodó a actores profesionales interpretando y sincronizando el movimiento de sus labios con el contenido de las entrevistas, representando así cada pausa y cada matiz, y por otro lado filmó las representaciones teatrales de las obras de Dunbar en los propios escenarios donde transcurren, el proyecto urbanístico The Arbor. En combinación con reveladoras imágenes de archivo de Andrea Dunbar, procedentes de un documental realizado en los años ochenta por la televisión británica, Barnard construye un interesante dispositivo cinematográfico de difícil categorización, que bascula una y otra vez entre la trágica historia de Dunbar (que falleció a los 39 años), determinada por su alcoholismo en un entorno deprimido, y la no menos turbulenta vida de la hija estigmatizada que tuvo con un paquistaní, Lorraine.
El norteamericano Alan Berliner, epítome del diario fílmico con obras esenciales como Nobody's Business o Wide Awake, se alzó con el premio al mejor cortometraje por Translating Edwin Honig. Se trata de una suite de seis piezas con las que Berliner dedica un encendido tributo a su mentor y amigo el poeta norteamericano Edwin Honig, celebrado traductor de Lorca, Calderón y Pessoa, que a pesar de haber perdido su memoria y su dominio del lenguaje producto del Alzheimer, todavía conserva un innato sentido de la musicalidad y de la rima. Dos menciones especiales -a la belga Ici-Bas, de Comes Chahbazian, y a la portuguesa 48, de Susana de Sousa Dias- completaron el heterogéneo y satisfactorio palmarés del Festival Punto de Vista.