Liam Neeson en Sin identidad, de Jaume Collet-Serra.
Tras su presentación en la Berlinale y su exitoso estreno en EEUU, llega hoy a salas españolas Sin identidad, solvente thriller del español Jaume Collet-Serra rodado en Berlín, en inglés, y con un reparto internacional.
"La cuestión de la identidad siempre ha sido un subgénero -sostiene el director Jaume Collet-Serra (Barcelona, 1974)-, porque averiguar quiénes somos es la naturaleza del misterio. Pero aunque el guión parte de ideas existencialistas, he tratado básicamente de hacer un buen filme de género". La encomiable franqueza del director es también la de su cuarto largometraje, que no oculta en ningún momento sus costuras ni disfraza su naturaleza industrial de gama media con falsas aspiraciones autorales.
Confiable profesional.
La carrera que se ha labrado Collet-Serra en Estados Unidos replica en cierto modo el trasvase de enmascaramientos de Sin identidad. Digamos que el origen español del realizador no es detectable en ninguno de sus trabajos. Sus inmersiones en el género del terror -La casa de cera (2005) y La huérfana (2009)-, tan eficaces como exitosas, le han convertido en un director altamente cualificado para la industria norteamericana, un confiable profesional para generar productos de género de tono indeciso. "Hollywood siempre está rodando las mismas historias, sea comedia, terror o drama, pero para que tengan un toque diferente buscan directores diferentes, y ahí entro yo", se reivindica el realizador.
No es difícil rastrear los ecos cinematográficos de Sin identidad. Como si buscara un cruce imperfecto entre el carácter explosivo de El caso Bourne y la velocidad narrativa de Frenético (Polanski, 1988), la búsqueda es sobre todo hitchcockiana. Si la trama del hombre común enfrentado a poderes desconocidos nos traslada directamente a Con la muerte en los talones, la belleza gélida de January Jones (la Betty Draper de Mad Men), en la piel de la esposa de Martin Harris, trae al recuerdo a la Kim Novak de Vértigo. El escenario berlinés, en una producción con secundarios de lujo como Bruno Ganz y Diane Kruger, actúa como significativa metáfora anímica del doctor Harris. "Comparte con Berlín su crisis de identidad, al ser una ciudad históricamente dividida que todavía se busca a sí misma", señala el director.
Bajo la tutela de Joel Silver, el productor de clásicos de acción como Jungla de cristal o Comando, que se fijó en sus spots y videos musicales, Collet-Serra logró debutar en la industria americana para quedarse en ella. "Hay que rodearse de los mejores agentes y abogados para protegerte, pero la industria no es tan caníbal como se pinta". Y añade: "Si no sabes negociar, no puedes hacer cine en EEUU. Hay que pelear todo el rato para mantener tu visión. Peleas por ese actor, por esa localización, por esa frase de diálogo... Pero si eres el director adecuado para ciertas películas, acabas encontrando tu sitio". Tras haber generado con sus filmes más de 130 millones de dólares en taquillas americanas, él, sin duda, lo ha encontrado.