Philippe Claudel
Los aficionados al cine conocerán a Philippe Claudel (Nancy, 1962) como el director de Hace mucho tiempo que te quiero (2008), debut en la pantalla que le dio un César a la mejor ópera prima y obtuvo un resonante éxito internacional. En aquella ocasión, narraba la historia de una mujer (Kristin Scott Thomas) recién salida de la cárcel que intenta reconciliarse con su familia. Y los amantes de la literatura, conocerán sus novelas, muy premiadas en Francia y traducidas en España por Salamandra como Almas grises (2005) o El informe de Brodeck (2008). Ahora, Claudel regresa a los cines con Silencio de amor, una tierna comedia familiar interpretada por un profesor italiano de música italianao afincado en Estrasburgo (Stefano Accorsi) incapaz de superar la muerte de esposa quince años atrás. La rebeldía de su hija de quince años, un hermano anti Berlusconi que nunca sale de casa y su dificultad para volver a creer en el amor son los ingredientes de este filme sentimental y emotivo sobre la dificultad de decir adiós a los muertos y la soledad en el mundo contemporáneo.Pregunta: Silencio de amor trata asuntos graves en clave de comedia. Es un equilibrio delicado.
Respuesta: Esto me viene de la herencia italiana, me refiero a las películas de Dino Risi, Fellini, o Scola. Esas maravillosas comedias italianas en que se trataban asuntos muy graves sin renunciar a los sentimientos, a llegar al corazón de los espectadores. Me viene a la cabeza La escapada (1962), de Dino Rissi, con Vittorio Gassman, Jean-Louis Trintignant. Es una película muy divertida, muy ligera, y termina con un accidente de coche en el que muere uno de los protagonistas.
P.: Adopta una mirada muy compasiva con los personajes. Es una película muy respetuosa con las debilidades humanas.
R.: He construido algunos personajes que me gustaría encontrar en la vida, con los que me resultaría fácil llevarme bien. Y también hay un personaje como el del hermano, que pertenece a esa familia de bufones como el Vitelloni o Lebowski, que son puramente cinematográficos. Son personas que en la realidad son muy difíciles de soportar pero que sin embargo nos causan una gran ternura cuando los vemos en las películas. Esos caraduras entrañables.
P.: El protagonista, Alessandro, es un Peter Pan en toda regla. A sus 40 años, es incapaz de madurar.
R.: Siempre me han gustado esos personajes incapaces de organizar su vida, que van un poco como una bala y nada les termina de salir bien. Alessandro lleva mal ser padre y adulto. Es un personaje perdido que no quiere solucionar su crisis. Todos se comportan como grandes adolescentes. Curiosamente, el personaje más maduro en realidad es el de la verdadera adolescente.
P.: Hay algo muy contemporáneo y es que todos los personajes están solos.
R.: Lo que tienen en común es la dificultad para asentarse y disfrutar con ellos. Todos se buscan pero no se encuentran: la directora del colegio, la madre de la amiga de la hija de Alessandro, su hermano o el propio protagonista. Ese sentimiento de soledad es plenamente contemporáneo. Cada vez es mayor la dificultad para encontrar al otro y yo quiero retratar el dolor que produce eso.
P.: La red se presenta como un refugio.
R.: Vivimos una época muy distinta a la que vivieron mis padres. Sin duda, somos más egoístas y también mucho más solitarios. Hay un vació emocional enorme. Por eso, éste es un filme con buenos sentimientos. Hay una parte de la critica que dice que eso es malo, pero yo creo que en un período como el actual, dominado por los sentimientos negativos y el individualismo es lo que debemos hacer. Es una película realizada a contracorriente, en la que trato de poner de manifiesto que lo más importante son las relaciones con los otros. La vida es una aventura colectiva y fraternal.
P.: El tema del duelo es fundamental.
R.: ¿Cómo llegamos a vivir después de perder a un hijo o a una esposa? Algo parecido sucede con los que han vivido grandes traumas como una guerra. Es una cuestión profundamente humana la tensión entre memoria y olvido. Alessandro no osa volver a amar porque lo siente como una traición a su mujer fallecida, a su gran amor. Pero se quivoca porque vivir no es traicionar. Además, siempre he adorado el tema del fantasma, me gustan esas escenas un poco fantásticas.
P.: Aunque la muerte está muy presente, el filme es absolutamente vitalista.
R.: Hay que ir hacia la luz. Ahí está esa niña que no ha conocido a su madre y por tanto no puede sentir el mismo dolor que Alessandro. Le duele no tener madre pero no la ha conocido y es imposible que la eche de menos. La asistente de montaje me contó que ella había tenido la misma infancia, con un padre que sólo hablaba de una madre muerta y que sentía que quería vivir pero no podía hacerlo. La idea, insisto, es que no traicionamos a los muertos tratando de ser felices.