Gilles Marchand

Reputado guionista de películas como Recursos humanos (Laurent Cantet, 1999) o Harry, un amigo que os quiere (Dominik Moll, 2000), Gilles Marchand (París, 1963) inició con ¿Quién mató a Bambi? (2003) una interesante filmografía como director que continúa con el estreno de esta semana Black Heaven. En su nueva película, el francés penetra en los riesgos de las redes sociales a través de un adolescente (Grégoire Leprince-Ringuet) obsesionado con una misteriosa chica rubia con la que contacta a través de una página parecida a Second Life, en la que los participantes se crean un avatar. Su inocente y candorosa novia de toda la vida será el contrapunto para una odisea cada vez más oscura que lo llevará a involucrarse en un peligroso y perverso juego que finalmente puede costarle la vida. Hay ecos de David Lynch y de James Gray en un este intenso thriller que reflexiona sobre la tendencia del ser humano por lo oscuro y complicado así como sobre el poder de las obsesiones y de conseguir lo inalcanzable.



Pregunta.- El protagonista de Black Heaven lo tiene todo: amigos, una novia encantadora... ¿Cree que la película habla sobre cómo muchas veces la felicidad no es suficiente, sobre nuestra propensión al abismo incluso cuando no nos falta nada?

Respuesta.- El deseo, los fantasmas, nos abren puertas a mundos que no imaginábamos que existen. Cuando estamos intrigados o excitados podemos tomar caminos que no sabemos adónde nos llevan. El aburrimiento puede ser bueno para la vida porque puede significar que no nos pasa nada malo, pero en el caso de contar un historia es altamente contraproducente. Creo que el ser humano quizá por eso le gusta contar historias, porque necesitamos enfrentarnos a conflictos para sentirnos vivos. Esta historia tenía mucha más gracia cuando tenemos a un personaje que tiene una vida estupenda. Hay un elemento de curiosidad también. Él descubre un cierto placer a conocer un mundo muy diferente al que conoce.



P.-Pueden rastrearse referencias a la película de James Gray Two Lovers. Allí el protagonista también se debate entre dos mujeres, una morena y otra rubia, una convencional y amantísima y la otra mucho más escurridiza y peligrosa.

R.-Sí, sí, desde luego. No lo había pensado nunca pero sí existe ese parecido. En esa película hay un detalle que adoro y es que la morena le regala unos guantes, esa es una metáfora muy buena sobre lo que ella representa para él, alguien cómodo que le resguarda del frío. Comparte con el protagonista de mi película esas ganas de vivir aventuras, ese no conformarse que muchas veces puede ser bueno pero otras está relacionado con no darnos cuenta de las cosas buenas que tenemos.



P.-El protagonista de su filme, Gaspar, también nos recuerda al Kyle MacLachlan de Terciopelo Azul en su obsesión por una mujer fatal por la que pondrá en riesgo su vida.

R.-Son personajes paralelos. Yo pensé en MacLachlan a la hora de escoger a Grégoire Leprince-Ringuet como protagonista. Tienen una cosa en común que me interesaba mucho y es ese lado muy serio y al mismo tiempo esa parte muy conmovedora, muy inocente. Grégoire tenía miedo de parecer demasiado joven, lo cual es insólito en un actor, pero é ya tenía esa parte un tanto solemne, que le hace parecer mayor de lo que es. El protagonista se toma muy en serio, demasiado, todo lo que le pasa. Por eso es tan meticuloso a la hora de meterse en esta experiencia tan peligrosa.



P.-Las redes sociales tienen un peso fundamental en la trama. Es algo muy contemporáneo.

R.-Todos estamos metidos en una y te suceden cosas muy sorprendentes como mantener conversaciones con gente que en realidad no sabes quiénes son, dicen un nombre pero tú no puedes estar seguro de que sea el real. En el caso de redes en las que te creas un avatar ese misterio aumenta porque todo el mundo utiliza una identidad falsa. Suceden cosas muy sorprendentes, por el ejemplo el toro día me hablaban de alguien que se casó en Second Life y que la otra persona le dijo que en realidad no tenía las características de su personaje, lo cual tiene algo de delirante porque ése no es un matrimonio real. El hecho de que podamos vivir otras vidas es fascinante.



P.-Lo que vemos, sin embargo, en Black Heaven es que esa "otra vida" en realidad sigue siendo la misma, la nuestra. Ambas se acaban imbricando de una forma muy clara.

R.-Exacto, ¡es la misma! Lo que nos sucede en las redes sociales ya está teniendo un efecto muy grande sobre nosotros. Estamos experimentando cosas nuevas porque el medio es nuevo pero los sentimientos son los de siempre: el miedo, el amor... Desde luego hay cosas negativas pero es como todo en la vida, hay cosas buenas y malas. Creo que es muy interesante contar historias teniendo en cuenta el peso que estas redes están teniendo en nuestra cotidaneidad. Además me gustaba que gran parte del metraje fuera de animación.



P.-Gaspar se convierte asimismo en persona y personaje, cree que puede controlar a éste último pero en realidad no maneja los hilos.

R.-Alguien me dijo que Gaspar es un poco como un espectador de cine cuando se mete en la red social. Aunque él cree que lo controla en realidad el director de la película es el hermano de la mujer por la que está obsesionado, que lo está manipulando para sus fines perversos.