Un fotograma de Pa negre.

Hace pocos días, el pasado 16 de septiembre, Agustí Villaronga recibía el Premio Nacional de Cinematografía. La prensa entonces concluía que así el director mallorquín rubricaba su año de gloria con Pa negre: nueve Goyas, un considerable éxito de taquilla (más de dos millones y medio, lo que son casi medio millón de espectadores) y el respaldo unánime de la crítica. "Ha sido mi año", dijo Villaronga sin tampoco lanzarse al entusiasmo al conocer la noticia, haciendo gala de ese legendario carácter suyo marcado por la timidez y cierta inseguridad. Pero a su año aun le faltaba la guinda: la representación española en los Oscar, honor que ha merecido derrotando a las otras dos candidatas, La piel que habito, de Pedro Almodóvar, y La voz dormida, de Benito Zambrano.



No deja de ser curioso que de las tres películas preseleccionadas, dos tengan que ver con la Guerra Civil. Villaronga opta por la mesura y la credibilidad dramática al abordar la contienda desde un rincón de la Cataluña rural para conmovernos con una película que supera la dialéctica de los buenos y malos para profundizar en las pasiones humanas, "pequeñas" y reconocibles, que se esconden detrás de los grandes acontecimientos históricos. De esta manera, esta brillante adaptación de varias novelas de Emili Teixidor se impone como una de las mejores películas realizadas jamás sobre la guerra de 36 y sus secuelas y como un monumento cinematográfico debido al desgarrador dramatismo y la fina inteligencia a la hora de crear personajes reconocibles en su desarrollo.



Protagonizada por un niño (el asombroso Francesc Colomer), nos cuenta el despertar a la vida de un chaval de pueblo acosado por una familia pobre y perdedora de la Guerra Civil y un padre al que busca la Guardia Civil por un crimen que probablemente no cometió. Con un reparto que también incluye a Roger Casamajor, Laia Marull o Tara Novas (ganadora en el Fetsival de San Sebastián y el Goya del año pasado como mejor actriz), Pa negre es una película que confronta la ingenuidad infantil con el mundo de las mentiras de los adultos, una descripción poética pero también brutal del descubrimiento de la vida de un chaval que debe aprender que para sobrevivir a veces es necesario traicionar lo que uno más ama.



Nos cuentan los anales que es la primera vez que una película hablada en catalán representa a España para la cita de los Oscar. El dato no debería pasar de la anécdota, en España se hablan varios idiomas aparte del castellano y todos son igual de españoles. "Me alegro que la piel de toro exhiba toda su riqueza idiomática y plural", ha dicho la productora Isona Passola. Lo lógico es celebrar con normalidad que la Academia haya escogido una buena película española. Respecto a sus posibilidades, resulta prematuro hacer cábalas sobre lo selección y, previsiblemente, Pa negre tendrá una dura competencia con la brasileña Tropa de elite 2 (Jose Padilha); la alemana Pina (Wim Wenders); la china La guerra de las flores (Zhang Yimou); la israelí Footnote (Joseph Cedar); la iraní Nader y Simin, una separación (Asghar Farhadi); la mexicana Miss Bala (Gerardo Naranjo) y la sudafricana Beauty (Oliver Hermanus), a falta de conocer nuevas candidatas.