Una imagen de Take Shelter.

A partir del 18 de noviembre, y hasta el próximo sábado, el 49 Festival Internacional de Cine de Gijón vuelve a traer lo más nutrido del cine de autor independiente. Con predominio de la producción europea y norteamericana, la sección a concurso presentará en España las últimas propuestas de autores tan insobornables como Alexandr Sokurov, Todd Solondz, Bruno Dumont, Mia Hansen-Love y Pawel Pawilowski, entre otros.

A punto de cumplir el medio siglo, el Festival Internacional de Cine de Gijón -que empezó siendo una muestra de cine infantil y juvenil, aún viva en la sección 'Enfants Terribles'- parece haber encontrado el perfecto equilibrio entre lo que ambiciona ser y lo que es, entre el cine que proponen sus programadores y el que buscan sus espectadores, entre el acontecimiento de celebración local y el merecido prestigio internacional.



Cita imprescindible en España para los amantes del cine más vivo y contemporáneo -cuando decir "imprescindible", en estos tiempos de recortes a discreción, adquiere una intención especial-, el 49 FICXixón trae a partir de hoy y hasta el sábado 26 de noviembre nada menos que 17 títulos a competición, muchos de ellos avalados por esos grandes festivales con los que Gijón ni puede ni quiere medirse, pero sí ofrecerse como importante canal de amplificación, debate y evaluación del cine independiente más revulsivo.



Desde su sección oficial a sus pertinentes monográficos -dedicados entre otros al francés Bertrand Bonello y al austríaco Michael Glawogger, cuyos dos últimos y extraordinarios filmes, L'Apollonide y Whore's Glory, transitan en el universo de la prostitución-, pasando por las secciones paralelas -Rellumes, Esbilla, Llendes- y los filmes fuera de competición -el innovador This is Not a Film, del iraní Jafar Panahi-, FICXixón aviva el permanente diálogo entre las creaciones seleccionadas, de intensidades e impulsos afines. Así, frente a los tiempos que se avecinan no parece haber nada más conveniente que inaugurar la competición con una película como Take Shelter, del estadounidense Jeff Nichols, que fue una de las sensaciones de Sundance y Cannes. Su título ("Busca refugio") remite al impulso paranoico de su protagonista Curtis (Michael Shannon), padre de familia cuya paz existencial se ve alterada por visiones y pesadillas apocalípticas, en una insólita propuesta que combina con gran delicadeza el drama familiar, el terror psicológico y el cine de catástrofes.



No son pocas las mejores

Creaciones del año procedentes del ‘indie' norteamericano que trae Gijón a España. Aparte de Jeff Nichols, el maestro de la archi-ironía Todd Solondz presenta su última comedia negra, Dark Horse (con Christopher Walken y Mia Farrow), mientras que la artista multidisciplinar Miranda July -que sorprendió con su debut Tú, yo y todos los demás- competirá con The Future, una obra extraña y huidiza, capaz de aglutinar diversos registros, narrada por el gato de una pareja en proceso de separación. Los personajes extrovertidos y las situaciones rocambolescas también están asegurados en Terri, filme de Azazel Jacobs -hija del mítico Ken Jacobs- protagonizada por John C. Reilly. El regreso de Jonathan Cauoette con la ambiciosa Walk Away Renée prolonga y reformula la estela de su debut con Tarnation, ese filme autobiográfico que revolucionó el concepto de home-made movie a principios de siglo.



Selección europea.

El filme-bisagra entre el cine norteamericano y el cuantioso cine europeo presente a concurso será The Forgiveness of Blood (Joshua Marston), obra de una dureza inusual en torno a un clan albanés dirigida por el autor de María llena eres de gracia. Si bien la invalorable apuesta estética de Alexandr Sokurov, que trae su último filme, Fausto (merecido ganador de Venecia), representa la mayor autoridad europea en el programa, la voz cantante del continente la llevará el cine francés. A él corresponden las singulares miradas de Mia Hansen -Love en Un amour de jeunesse -glosando los sentimientos avasalladores del primer amor-, Nicholas Klotz y Elizabeth Perceval en Low Life -su regreso al cine de marcada militancia política después de La cuestión humana-, Bruno Dumont en Hors Satan -cine de exorcismos y milagros de la mano de uno de los cineastas que han confiado su discurso en la crueldad humana- y Valeria Donzelli en La Guerre est declarée -una muy original aproximación, en clave cómica, a los efectos devastadores del cáncer.



La excelencia de algunos francotiradores europeos se dirime sobre todo en el territorio de la infancia, siempre en permanente tensión por su supervivencia. Así, el belga Bouli Lanners imprime un tono muy especial -entre cómico, cruel y desesperanzado- al relato de iniciación Les Géants, mientras que Markus Schleinzer, ejercitando la poética del fuera de campo propia de Michael Haneke, se adentra en la rutina de un pederasta con Michael, y el sueco Ruben Östlund reformula las prácticas del bullying en la memorable Play. Por su parte, el suizo Fernand Melgar destapa las vergüenzas de las políticas de inmigración de su país en Vol spécial, mientras que el polaco Pawel Pawilowksi, clausurando el certamen, aboca a un escritor americano (Ethan Hawke) a un viaje de perdición en París.



Si el cine asiático, no hace mucho tiempo tan disputado por los festivales, brilla por su ausencia, la cuota de cine latinoamericano recae exclusivamente en El estudiante, de Santiago Mitre, última sensación del cine argentino. El cine español también se someterá al escrutinio del jurado con la presencia de Iceberg, una propuesta de Gabriel Velázquez que gira alrededor de las emociones subterráneas de la adolescencia.