Fotograma de Il villaggio di cartone, de Ermano Olmi.

El cine italiano no tiene en nuestro país buena prensa. Hablar de él aquí significa, casi en exclusiva, remontarse a los tiempos dorados de los años 60 y 70, en los que se produjo una conjunción de genios difícilmente superable. En esa época, rodaban al mismo tiempo Fellini, Antonioni, Rossellini, Visconti... Una constelación de figuras, en suma, que ha eclipsado todo lo que vino después. Y es cierto que lo que vino después rara vez ha alcanzado la altura de los fogonazos de talento firmados por los cineastas citados, pero relegarlo al olvido, sin ni siquiera conocerlo, no deja de ser una actitud injusta.



Contra esa postura, asentada en el tópico de que la cinematografía italiana no merece la pena, lucha el festival de Madrid apadrinado por el Instituto de Cultura Italiano, en colaboración con Cinecittá y el crítico del Corriere della Sera Paolo Mereghetti. "La intención es abrirle camino en España. El cine italiano tiene muchas dificultades aquí para hacerse un hueco, algo que no ocurre con el cine español en Italia. Allí no sólo interesa Almodóvar, sino también otros directores españoles", explica Carmelo Di Gennaro, director del Instituto Cultural Italiano y principal impulsor del certamen.



Este año vuelve a estar dividido en tres secciones: largometrajes, documentales y cortometrajes. Todos han sido presentados en los festivales de Toronto, Roma, Venecia, Locarno y Cannes, y alguno de ellos ni siquiera ha sido estrenado todavía en Italia. En la selección se ha hecho especial hincapié en las óperas prima. "Hemos apostado sobre todo por cineastas jóvenes. De hecho, de las diez películas que vienen este año diez son primeros trabajos", apunta Di Gennaro. De entre estos autores emergentes destaca Alice Rorhwaher, que trae Corpo Celeste, un drama autobiográfico que narra las dificultades de adaptación de una niña de trece años tras volver a Reggio Calabria, su tierra natal.



Pero también hay hueco para realizadores más curtidos, como Daniele Gaglianone. El cineasta de Ancona viene a esta edición con su última película bajo el brazo, Ruggine, un retrato de las andanzas de un grupo de inmigrantes meridionales en un desolado barrio del extrarradio turinés en los años 70.



Aunque la presencia de mayor peso y poso es la de Ermanno Olmi, ganador de la Palma de Oro en 1978 con El árbol de los zuecos. El veterano autor, leyenda del cine itálico, estará en Madrid con Il villaggio di cartone, en la que ofrece su visión de la inmigración a través de un párroco que intenta redimir a los clandestinos. "La imagen que damos de Italia no es la de una postal. Es la de una Italia dura, que sufre graves problemas, como el de la difícil integración de los inmigrantes, el desempleo, la crisis económica... No buscamos ser una especie de promoción turística del país", advierte Di Gennaro.



El festival arranca este jueves con una ceremonia de apertura en la que será galardonada, con un premio especial a toda su carrera, la actriz Margherita Buy, "musa de directores como Nanni Moretti, Ferzan Ozpetek, Mario Monicelli...". Además, el público madrileño podrá desayunar por las mañanas con algunos de los cineastas y actores participantes en el certamen. Una buena oportunidad para acercarse y valorar con más conocimiento de causa al cine italiano contemporáneo, ese gran desconocido.



[Las proyecciones tendrán lugar a las 21.00 horas en los Cines Verdi de Madrid. La entrada es gratuita. Más información y programación: www.festivaldecineitalianodemadrid.com]