Paco León. Foto: Javi Martínez



Es uno de los actores más populares de España gracias a su personaje en Aída, una de las series más longevas de la televisión. Paco León, uno de los mejores cómicos españoles, debuta como director con Carmina o Revienta, una película que ha despertado un enorme eco mediático por motivos tanto cinematográficos como extra cinematográficos. Mezclando realidad y ficción, el cineasta novel se inspira en su propia familia para construir una película personalísima que nos acerca a la Andalucía más profunda y auténtica. Carmina, madre del actor, se interpreta a sí misma en este sainete en el que el robo de una partida de jamones de un bar del extrarradio sevillano precipita una disparatada aventura en la que la fuerte personalidad de la protagonista, una mujer de armas tomar capaz de cualquier cosa para salirse con la suya, la divertídisma María León como post adolescente enganchada al móvil, o el padre, un borracho con vena poética, confluyen en un universo con ecos de Kusturica y la picaresca tradicional española. Méritos por los que ganó en el pasado Festival de Málaga la Biznaga de Plata. Mucho ruido ha hecho también esta película debido a su estreno simultáneo en salas, Internet, Canal Plus y DVD. Paco León, el revolucionario.



- Va a pecho descubierto. La película no ahorra ninguna truculencia al espectador.

- Esta película significa un reencuentro y una reconciliación con mis raíces. Desde pequeño sentí que no pertenecía al lugar en el que me crié y durante muchos años renegaba de él y me avergonzaba de mi familia. La ficción me permitía afrontar esa intimidad y poder perder el pudor. Cuando maduras logras estar en paz contigo mismo y ser más justo con el lugar del que procedes.



- Hay un elemento imprescindible, sus personajes los vemos muchas veces en la televisión tratados como "friquis", usted va más allá.

- Para mí era necesario establecer una cierta distancia con lo que estaba contando para no caer en una exaltación. No podía hacer esta película como si fuera andaluz y tenía que rodarla como si fuera sueco. Cuando tratas una realidad tan disparatada tienes que mantener una frialdad en la mirada. Los personajes de la película son muy discutibles, empezando por mi madre, pero lo que destaca de todos ellos es su dignidad.



- Descubrimos una forma de hablar muy concreta en un mundo muy concreto. Es lo contrario a ese cine español que busca lo universal o standard.

- Como actor, aprendes que cuanto más concreto eres, mejor. La mejor forma de llegar a lo universal es crear un mundo muy específico y reconocible.



- Mezcla la comedia, el drama, el esperpento...

- Es que la vida no tiene género. La película es fiel al carácter de mi madre, ella mezcla las risas y las penas de una manera muy natural. Es una película llena de las historias que ella cuenta con ese tono tan personal en el que se mezclan ambas cosas. Al ser una película muy barata, que hemos rodado sin ayudas ni presiones, hemos tenido toda la libertad.



- Hay un elemento en esta extraña ficción documental que no aparece: tener un hijo que es uno de los actores más famosos de España y una hija que está pisando fuerte.

- Hay muchas cosas que no son verdad. Mi madre nunca tuvo un bar y el personaje de mi padre lo interpreta un pariente mío. Hay una mezcla entre anécdotas reales, cosas que surgían en el rodaje y de ficción pura y dura.



- Opta por una duración reducida, una hora y 15 minutos raspados.

- ¡Y teníamos miedo de no llegar hasta allí! Al principio la película se quedaba en unos 45 minutos y tuvimos que alargarla porque eso no es nada, ni un cortometraje ni una película.



- Su hermana, María León, está tronchante. Hay detalles geniales, como su necesidad de hablar por el móvil con su mejor amiga cada vez que le pasa algo.

- Eso se nos ocurrió cuando estábamos rodando la película. Con María al principio no fue fácil porque estaba sobreinterpretando y todo tenía que quedar muy natural como es mi madre. Yo le decía que no actuara tanto, que viviera el personaje, y al final lo consiguió y está maravillosa.



- Su madre es protagonista y leitmotiv de la película.

- Es un homenaje a ella y a su fuerza. De todos modos, no es un retrato complaciente porque hay muchas cosas de ella que pueden disgustar, una mujer que es capaz de cagarse encima es muy discutible. Una vez más, necesitaba esa distancia sueca para que el retrato fuera justo.



- Si los alemanes vieran esta película dirían: "Los españoles no tienen remedio, son unos tramposos".

- Es ese mundo de la picaresca en el que todos los días hay que sobrevivir como se pueda. Lo que salva al personaje es su verdad y su humanidad.



- Hay ecos de ese cine quinqui de los 80.

- Me encantan las películas de Eloy de la Iglesia y de muchos otros. Son películas que tienen una estética y una personalidad muy marcadas. Creo que para los cineastas españoles eso tiene una gran influencia cuando buscas una personalidad propia. De todos modos, mi mayor influencia fue siempre el western. Yo siempre lo vi así, el bar de carretera, los bandidos, mi madre como una justiciera... En Andalucía se rodaron muchos westerns y desde los títulos de crédito yo quería remitir a ese universo de Sergio Leone y compañía.



- Después de tantos años, ¿no está cansado de Aída?

- No, estoy muy orgulloso de la serie y me da una estabilidad en todos los sentidos, le debo mucho. De todos modos, necesito hacer lo que yo llamo mis tareas extraescolares como esta película o las que hago como actor. Eso complica mucho mi vida y me deja sin tiempo libre pero es una necesidad.



- Menudo follón ha organizado estrenando la película en Filmin, en Canal Plus, en DVD, en salas...

- Lo de las salas ha costado pero al final hemos conseguido unas cuantas. Como dice mi madre, hay que repartir. Todo surgió en Twitter cuando propuse a mis followers la idea de exhibir la película por Internet a dos euros y la respuesta fue masiva e inmediata. Hay una contradicción increíble y es que se consume más audiovisual que nunca y se gana menos que nunca. Nosotros nos lo hemos podido permitir porque hemos rodado sin subvenciones pero está claro que el sistema tiene que cambiar porque el mundo ha cambiado.