El panorama del corto español es ambiguo: "Por una parte, se produce más que nunca gracias al abaratamiento de los costes que han traído los formatos digitales, pero también se han reducido drásticamente las ayudas públicas, por lo que los proyectos más ambiciosos no pueden llevarse a cabo". Lo dice Luis Mariano González, director de ALCINE42, o lo que es lo mismo, el Festival de Cine de Alcalá de Henares, que se celebra en la localidad madrileña del 10 al 16 de noviembre.



Este aumento de la producción tiene su reflejo en el número de cortos presentados a concurso: se han recibido 640 proyectos para el certamen nacional, cuando "hace cinco años no llegaban a 180". Para la sección europea se han presentado 690, también más que otros años. De todos ellos, entran en concurso 30 españoles y 32 europeos, que podrán verse por algo más de 3 euros cada sesión de hora y media. No sólo la cantidad ha aumentado, también la calidad, que en palabras del director del evento es "excelente" en el caso del corto europeo y "muy buena" la de los españoles. Entre los nacionales seleccionados hay, sobre todo, autores noveles que presentan alguna de sus primeras piezas, pero también realizadores ya conocidos en el mundillo del corto, como es el caso de Jorge Dorado, que presenta El otro; Alex Brendemühl, con Rifirrafe, que pasó por Cannes; Fernando Franco, que concursa con La media vuelta -del que reproducimos un fragmento sobre estas líneas- y prepara su primer largometraje; y Sergio Oksman, cuyo corto Una historia para los Modlin ha cosechado premios en Nueva Orleans, Vila do Conde, Huesca y Documenta Madrid, entre otros.



La cuadragésimo segunda edición del festival ha sufrido un recorte aproximado del 25% del presupuesto con respecto al año pasado, y de la mitad si miramos hacia atrás unos cuantos años, asegura González. El dinero lo ponen el Ayuntamiento de Alcalá, la Comunidad de Madrid y, por primera vez, el Ministerio de Cultura. "Hemos mantenido los dos certámenes, que es lo principal, y un buen nivel de actividades paralelas", explica el director.



Entre los pluses de la programación continúan por octavo año consecutivo las jornadas dedicadas al cine de bajo presupuesto, de carácter gratuito. Este año habrá un taller de "Comedia Low Cost" (plazas agotadas) con Rubén Ontiveros, creador de baratísimas sitcoms como Qué vida más triste, que hizo furor en Internet y gracias a eso dio el salto a La Sexta, donde tuvo cuatro temporadas. También habrá una masterclass abierta del dramaturgo y cineasta independiente Juan Cavestany, que se aventuró a hacer con actores amigos e ínfimo presupuesto el largo Dispongo de barcos en 2010, y el año repitió la experiencia con el mediometraje El señor, que también tuvo una fase embrionaria en Internet. Completan las jornadas una charla de Carlo Padial, procedente del cómic y creador de numerosos sketches difundidos en la red y que acaba de terminar su primer largo, Mi loco erasmus, que cerrará el festival justo antes de un "ultrashow" del actor y humorista Miguel Noguera; y un coloquio sobre cómo aplicar la teoría del bajo coste también en la práctica del largometraje, en el que participarán todos los ponentes.



Otro eje fundamental de las actividades de ALCINE es "Shortlatino", un puente entre los cortos producidos en Latinoamérica, España y Portugal, y el mercado europeo. "Aunque la exhibición en salas es casi inexistente en toda Europa, vienen muchos representantes de festivales, muestras de cine y cadenas de televisión que proyectan cortos", explica González.