Sergio Castellitto, director de 'Volver a nacer'



En 1987 Sergio Castellitto (Roma, 1953) y Margaret Mazzantini (Dublín, 1961) coincidieron en el Teatro Stabile de Genova. Estaban ensayando Las tres hermanas de Chejov. Ella hacía de Irina y él del teniente Tuzenbach. Y surgió lo que surgió. Que en este caso bien podríamos denominar el amor. Llevan 25 años juntos. Y su complicidad no ha hecho sino crecer. Una complicidad que se traslada al ámbito creativo. Mazzantini era una actriz muy prometedora entonces pero dejó la interpretación para centrarse en la escritura de novelas, un territorio en el que se ha convertido en una de las plumas más exitosas de Italia. Castellitto, por su parte, siguió encarnando personajes, en el teatro y sobre todo en la gran pantalla. Es una de las caras más reconocibles del cine transalpino (ha trabajado con Ettore Scola, Giuseppe Tornatore, Marco Bellochio...).



En 1999 decidió ponerse detrás de la cámara. Rodó Libero burro, a partir de la novela de Bruno Gambarotta. Pero han sido los libros de su mujer (se casó con Mazzantini y ya tienen cuatro hijos) su principal fuente de inspiración como director. En 2003 firmó No te muevas, éxito tremendo en el que Penélope Cruz demostró su capacidad para bucear por el lado sórdido de su oficio. Ese trabajo le valió el premio Donatello (versión italiana de los Goya, digamos), que también cosechó el propio Castellitto (como director y protagonista). En 2010 firmó La belleza del somaro. Confiesa Castellitto a El Cultural en charla telefónica que no cree que vaya a dirigir ninguna película que no venga de la imaginación de Mazzantini. "Rodar sus historias renueva nuestra conexión. Además, nos entendemos a la perfección y ese entendimiento es muy difícil de conseguir. Yo detrás de sus palabras veo las imágenes, es algo que me sale natural".



Ahora han alumbrado un nuevo largometraje, Volver a nacer, que incorpora a Penélope Cruz de nuevo (como protagonista y como productora), a la que ya consideran parte de la familia. "Es una actriz generosísima y con una gran curiosidad, aparte de muy talentosa, claro", señala. La corriente de simpatía entre los tres surgió en el rodaje de No te muevas. Penélope se volcó (estudiaba italiano cuatro horas al día) para quedarse con un papel que le emocionó cuando leyó la novela de Mazzantini. "Lo mismo le ha sucedido con Gemma, la protagonista de Volver a nacer. Creo que de una manera más intensa todavía. El hecho de que muy poco antes de empezar a rodar ella hubiese dado a luz le dio una sensibilidad especial para reflejar la frustración de una mujer que no puede tener hijos". Y es cierto que Penélope transmite con una veracidad instintiva su rabia y la ternura hacia el hijo que, por vía indirecta, le otorga la vida.







Esta potente fábula sobre la maternidad tiene como trasfondo el horror de la guerra de los Balcanes. En concreto, el cerco de Sarajevo, que se prolongó durante casi cuatro años, con la artillería y los francotiradores serbios apostados en las colinas que rodean la ciudad. A ella volvió el equipo de Volver a nacer en 2011. "Hay muchas heridas todavía abiertas. El rencor está presente en sus habitantes. Se siente. Es que ahora viven en un mismo vecindario las víctimas y los verdugos". Ese horror es recreado en el filme de Castellitto, en ocasiones con una cierta estilización enfática de dudosa moralidad. Lo vemos a través del objetivo de Emile Hirsch, Diego en la película, un fotógrafo norteamericano aventurero y romático, que va dando tumbos por el mundo huyendo de un turbulento pasado familiar. Inevitable no acordarse de su papel en Hacia tierras salvajes (¿refrito?).



Gemma y Diego coinciden en el Sarajevo de los juegos olímpicos de 1984. Ella va a investigar para una tesis sobre el escritor Ivo Andric y él está por allí para cubrir el evento con su Leica. En aquel periodo una guerra de raíz religiosa y étnica era impensable. Los dos se quedan enganchados a la ciudad. Y por eso regresan cuando la convivencia allí salte en añicos. "Aquella guerra, ignorada en el resto de Europa, fue un broma pesada orquestada por políticos idiotas que cayó, como siempre, sobre la espalda de la gente", lamenta Castellitto. Por eso, Goijko, uno de los personajes nacidos en Sarajevo, grita que la tragedia de su pueblo sólo la podría contar un cómico: "¡Buster Keaton!". Un cómico bien trágico.