José Sancho
José Sancho (Manises, 1944) tuvo que abandonar hace un mes el montaje de 'La amante inglesa', a punto de estrenarse en las Naves del Español. Este domingo el cáncer venció en Valencia a un actor que cumplía medio siglo en la profesión, ya fuera en cine, televisión o sobre las tablas. Deja en su filmografía 70 películas, además de un centenar de obras de teatro e inolvidables personajes en la gran pantalla.Con su aspecto de "hombre hombre" que parece encarnar a la perfección una manera de entender la virilidad hispánica, Pepe Sancho ha sido una presencia carismática en el teatro, el cine y la televisión españolas. Su trayectoria, muy ligada a esa pequeña pantalla que le dio la gloria con la serie Curro Jiménez, donde interpretaba al inseparable compañero del bandolero, El Estudiante, fue atípica para una época en la que muchos actores "serios" renegaban de la televisión por considerar de serie B pero plenamente moderna ya que los actores españoles de hoy mismo hace años que trabajan en ella y en papeles de cine sin ningún tipo de problemas. La inmensa popularidad que ese medio dio a Sancho, actor popular pero también prestigioso, fue uno de los primeros casos en los que se ha producido una feliz promiscuidad en todos los medios. No es quizá casual que el último papel por el que fue ampliamente elogiado fue por la modélica adaptación televisiva que Canal Plus realizó de la novela de Rafael Chirbes Crematorio, en la que clavaba su composición de un constructor sin escrúpulos aportándole todo su magnetismo y ofreciendo un personaje de una fascinante ambigüedad.
En cine debutó en los años 60 con una serie de películas de serie B muy propias de la época como los spaghetti westerns El hombre de la diligencia, Fuerte perdido o Dos mil dólares por Coyote. En los 70, la televisión fue su lanzadera con constantes apariciones en programas de la época como Estudio 1 o Novelas, que adaptaban grandes clásicos de la literatura y el teatro. A finales de la década llegó Curro Jiménez y con esta emblemática serie el papel con el que se le asociaría el resto de su vida. A partir de los 80, Pepe Sancho se centra más en la gran pantalla y trabaja con algunos de los mejores directores, con Carlos Saura en la mítica El Dorado (1988) y la ganadora de 13 Goyas ¡Ay, Carmela!; con Berlanga colabora en sus dos últimas películas, Todos a la cárcel (1993) y París Tombuctú (2000); la aparición de Pedro Almódovar fue crucial, en 1997 gana su primer y único Goya por Carne trémula, donde bordaba su papel como policía maltratador, en un registro que se le daba muy bien, el de "malos atractivos" y después participó en el mega éxito mundial de Hable con ella (2002). Los directores jóvenes también lo convirtieron en su muso, y Sancho trabajó con Mariano Barroso dos veces, en Los lobos de Washington y Kashba o con Icíar Bollain en Flores de otro mundo, película en la que brindó una de sus mejores interpretaciones.
José, o Pepe, Sancho fue uno de esos actores emblemáticos de su generación con una sólida formación intelectual y teatral que lo hizo brillar en el escenario en más de cien ocasiones interpretando los papeles más complejos y emblemáticos de las tablas: Medea con Nuria Espert, el Enrique IV de Pirandello, El alcalde de Zalamea y Memorias de Adriano. Muy ligado a este medio durante toda su vida, Sancho también destacó como director de títulos como Enrique IV, Los intereses creados y Los cuernos de Don Friolera. Actor con una gran presencia escénica, Sancho lograba transmitir con economía de medios un tormentoso y complejo mundo interior y lograba siempre seducirnos por indiscutible (y muy español) atractivo físico como por eso tan etéreo pero tan reconocible como el carisma.