Boudewijn Koole (izda) y el actor protagonista de Kauwboy, Rick Lens (dcha).
-Lo más curioso del filme es esa extraña mezcla entre una alegría ingenua y la tragedia de fondo.
-Creo que sigue emociones del niño. A esa edad vivimos en una constante montaña rusa porque somos capaces de pasar de la tristeza a la felicidad en cuestión de segundos. Lo vemos por ejemplo en un funeral. Para nosotros es muy raro estar llorando y de repente ponernos a cantar, pero los niños no pueden aguantar la tristeza mucho tiempo.
-El protagonista es un niño especialmente sensible.
-Cuando escribo de un niño de 10 años lo que me gustaría es que el público pueda viajar a ese período y sentir la vida desde su punto de vista. Es cierto que es un niño muy sensible, pero al mismo tiempo es muy masculino, y tiene esa tendencia tan de los hombres a sentir ira y agresividad. Es tierno pero también es un chico duro. Muchas veces, los niños son capaces de captar la realidad con más claridad que los adultos.
-La relación con el padre es fundamental.
-Lo que sucede es que el padre no es capaz de enfrentarse a la ausencia de la madre, no quiere hablar de ello. El padre bloquea esas emociones y al tratar de anular el dolor lo que pasa es que también niega cualquier posibilidad a la felicidad y la alegría o cualquier emoción. En este sentido, el niño se comporta de una forma mucho más madura porque sí es capaz de afrontar ese duelo, muchas veces mediante su imaginación.
-El niño escapa de sus problemas manteniendo una relación muy intensa con el grajo.
-Trabajando en la película he visto a muchos niños con emociones complicadas que hablan con animales, es algo de hecho muy habitual. Conocía a una niña que solo hablaba con un caballo. Cuando suceden problemas familiares graves es muy frecuente refugiarse en gatos y perros. Los adultos tenemos dificultades para afrontar determinadas emociones y allí encuentran un espacio para poder liberar determinados impulsos y necesidades.
-Entre el padre y el hijo surgen esos rituales "machotes" que parecen formar parte de lo viril.
-Es curioso porque cuando he enseñado el filme en países muy distintos del mundo siempre se me acercan hombres que me dicen que se han sentido muy identificados con la forma de comportarse de ese padre y que la película les ha abierto los ojos. Yo soy un poco como ese padre, muy torpe con los sentimientos. Sucede también algo muy frecuente y es que quiere proteger a su hijo de cualquier daño que pueda recibir y al final consigue lo contrario. Cuando eres adulto pretendes que tu hijo no sufra ninguna decepción pero es imposible evitar eso. Lo que quiere el niño es aprender sus propias lecciones y debemos dejar que también entiendan que en la vida hay frustración y sufrimiento.
-Los niños nos generan una compasión casi automática. ¿Cómo evitó manipular ese sentimiento para que no resultara demasiado sentimental?
-Intento ser honesto. Empecé a escribir basándome en mi propia experiencia porque yo también tenía un pájaro como ese a los 12 años y también murió en una bicicleta. Tengo este recuerdo muy marcado. La lección es que es imposible mantener a un animal como este mucho tiempo y es duro cuando sucede por primera vez. Los productores al principio querían que el pájaro viviera porque decían que si no lo hacía la película nunca gustaría a los niños lo cual al final no ha sido cierto. Necesitaba el sacrificio del animal para que pudiera surgir la reconciliación con el padre y podamos ver cómo ese adulto comienza una nueva etapa en su vida.
-Trabajar con niños tiene mala prensa. ¿Qué tal la experiencia?
-No es verdad eso aunque a veces es muy difícil. Yo he trabajado mucho con niños. Antes de esta película hice un documental sobre ellos y me di cuenta de que los niños son implacables, si no haces la pregunta correcta te contestan con un sí o un no, los adultos tenemos tendencia a tratar de ayudar, pero si llegas allí es mucho más fácil encontrar algo original e interesante. Trato de no ensayar mucho y de que la primera toma sea la buena. Es importante trabajar con un equipo muy profesional que no tenga dudas y encontrar espacios de ocio y libertad para que los niños no se sientan aprisionados.