Fotograma de Lo imposible, de J. A. Bayona, la película española más taquillera en 2012

Arranca el escaparate para los compradores internacionales marcado por datos descorazonadores: la afluencia de espectadores ha caído un 50% desde 2001, en 2012 se ha rodado un 26% menos de películas, y en el extranjero se recauda un 36,8% más que en nuestro país. Además, la fuga de cerebros comienza a hacer mella en el sector.




El cine español tiene más éxito fuera que dentro de nuestras fronteras. Díganlo cuatro veces, las mismas que lo ha repetido Pedro Pérez, presidente de la FAPAE, atendiendo a los datos en los últimos cuatro años y se convierte en una verdad revelada. En mucho más, se convierte también en una forma de constatar lo que parece obvio, la dureza con la que el público patrio juzga a sus propias películas. También, mirando los títulos, y no hace falta hacerlo con lupa, en la constatación de que el cine español funciona mejor fuera a costa de no parecer tan español.



No en vano, la película nacional más taquillera allende los mares durante 2012 ha sido Lo imposible, indiscutiblemente española, pero indiscutiblemente rodada en inglés con estrellas internacionales. Por ello, este año el premio que concede la FAPAE junto a Rentrak, medidor de taquillas internacional, a la película española más exitosa fuera ha sido para este drama de José Antonio Bayona. Allí estaban los productores Belén Atienza, Enrique López Lavigne y Ghislain Barrois, consejero delegado, recogiendo el galardón. Barrois se ha declarado emocionado por las palabras de Pedro Pérez agradeciéndole su apoyo al cine español en estos tiempos duros. Se podría haber añadido que no tiene más remedio o que Telecinco por no emitir cine español, no emite ni el que produce ella misma, pero bueno.



Los datos. Las películas españolas recaudaron el año pasado en el extranjero 150,5 millones de euros frente a los 110 de la taquilla patria. El número de títulos exhibidos crece un 28,2% y las copias distribuidas se incrementan un 57,7%. Son buenas noticias. De hecho, son casi las únicas buenas noticias. Porque los datos aportados por el presidente de Rentrak, Arturo Guillén, han sido demoledores. El pasado fin de semana fue el peor de la historia con 347 mil espectadores, al parecer, un tercio menos que el último récord, que fue en mayo de este mismo año. El tobogán parece no tener fin. Desde 2001, año de gloria, se han caído casi el 50% de los espectadores en salas. Respecto a 2012, se han perdido un 20%. Será el IVA, pero también, como ha remarcado José Antonio Félez, la feroz piratería.



Algunas luces en esos datos de Rentrak. La cuota del cine español durante estos meses de 2013 ha subido al 17,9%. Toma ya. Las noticias no son tan buenas porque los dos títulos más exitosos, Fast & The Furious 6 y Mama se llevan gran parte del pastel. Son co-producciones y desde luego es fantástico que entre dinero a las maltrechas productoras españolas, pero la realidad es que su españolidad es más administrativa que artística. Sin embargo, tal y como ha dicho Guillén, hay un hecho cierto, el cine nacional se cuela con frecuencia en las listas de éxitos copando posiciones elevadas. Los últimos días, El cuerpo o Combustión han funcionado más que aceptablemente. Como ha dicho el productor Félez, hoy ya no se escucha eso de que "yo hago el cine que me da la gana guste o no". Es cierto, hay una nueva mentalidad en los productores y se nota, para bien.



Los rodajes siguen cayendo. De una forma alarmante. Este año se han rodado un 26% menos de películas que el pasado, un descenso que se suma a la caída de un 41% en 2012, en total, más de un 56%. En resumen, el cine español está al borde del abismo. "Que se nos van", ha alertado Belén Atienza cuando ha recogido su premio. Y no es de extrañar. Es posible que se marchan a aquellos países (en cine se los llama "territorios") en que mejor funcionan nuestras películas: México, 17,7 millones de euros; Italia, 17,1; Estados Unidos, 16,4; Francia, 13,24 y Argentina, 11,48.



La rueda de prensa se celebra con motivo de Madrid de Cine, encuentro internacional de compradores que se reúnen en la capital para ver películas españolas y en el mejor de los casos, distribuirlas en sus países. Antes invitaban a un desayuno y será que el gremio gacetillero pasa mucha hambre pero cuando daban pastas iba mucha más gente. Pérez se mueve entre la obligación de decir que exigen "medidas contundentes" para paliar el descenso de espectadores y una diplomacia excesiva a la hora de criticar al Gobierno. Dice que está "optimista" respecto a las reuniones. A veces ha dado la impresión de que no dice nada. Serán las negociaciones, que no se acaban nunca.



Ahora que está de moda decir que todo tiene que tener un "relato", a la rueda de prensa le ha faltado precisamente eso. Será por el exceso de prudencia, o el pánico que se ha instalado entre ciertas esferas del cine español a criticar al PP para no ser tachados de comunistas por ese público que con tanto ímpetu los odia, pero la realidad es que la FAPAE no ha dado ningún mensaje claro en un momento en el que es más necesario que nunca. Todo ha consistido en ofrecer datos y más datos. Se habla mucho últimamente de la "comunicación" del cine como prioritaria (Atienza ha dicho que se han dado cuenta de que es lo más importante), a ver si aplica el cuento todo el mundo.