Image: Tsunami español en la Concha

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Cine

Tsunami español en la Concha

Franco, Martín Cuenca y Trueba, a concurso

20 septiembre, 2013 02:00

David Trueba durante el rodaje La vida es fácil con los ojos cerrados.

La apuesta por el cine patrio del Festival de San Sebastián, que arranca hoy, es meridiana. El debutante Fernando Franco, que entrega 'La herida', concursará junto a Manuel Martín Cuenca ('Caníbal') y David Trueba ('La vida es fácil con los ojos cerrados'). Fuera de concurso estará Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría con 'Las brujas de Zugarramurdi', cara a cara para El Cultural. También recorremos lo mejor de su programación.

Debe ser algo de nuestros tiempos, pero al menos dos terceras partes del cine español que compite en San Sebastián no lo hace con ánimo de levantar el espíritu, sino de indagar en sus pesadillas. Caníbal y La herida no dan tregua al espectador. Aunque sea desde el territorio simbólico, desde la frialdad con que retratan situaciones extremadamente desesperanzadas, tanto el último largometraje de Manuel Martín Cuenca (Almería, 1969) como el debut de Fernando Franco (Sevilla, 1976) apelan con voluntad inmisericorde al espíritu cabizbajo de nuestros días. "Quería plantear qué representa el mal en un país inmerso en una profunda corrupción moral -explica el director almeriense-. Y sobre todo qué significa cuando ese mal está incrustado en la normalidad y nadie lo ve". El mal es Carlos (Antonio de la Torre), un sastre de Granada, un asesino de jovencitas, un caníbal que se enamora. "Una fuerza superior que desconocía se apodera de él. ¿Cómo contar una historia de amor con la materia del mal? Esta es la pregunta principal que plantea Caníbal".

La herida de la que nos habla Fernando Franco, que presenta la primera ópera prima española a concurso en San Sebastián en cinco años, es autoinfligida. Como Caníbal, se adscribe al rigor cinematográfico de una película monocular, es decir, aquellas que siguen el trayecto de un solo personaje desde su punto de vista. La protagonista es Ana, interpretada con excelencia por Marian Álvarez, una joven con trastorno borderline cuyos efectos en su vida diaria no puede controlar. "Sin terapia no sales de esa situación. Son pacientes con un sentimiento de culpa muy grande, que se autolesionan y tienen muchas dificultades para relacionarse socialmente, por lo que tratan en sus vidas de devolver algo a la sociedad", explica el director. Ana asiste a ancianos y discapacitados en su trabajo conduciendo una ambulancia en Madrid, pero Ana sobre todo trata de encontrar un rumbo a su vida mientras atraviesa una fuerte crisis de autoestima. El estado de desorientación del personaje es al que apela el filme, de modo que el espectador nunca sabrá hacia dónde avanza ni qué le está pasando o qué debe sentir. Un poco como el país desnortado en el que vivimos: "Me gusta mucho esa interpretación, aunque nunca me planteé hacer una analogía directa entre el personaje y la actualidad. Lo que sí busco es que mi trabajo sea un testimonio de su tiempo. Por ejemplo, de modo muy tangencial está presente la problemática de la sanidad privada, y el modo de desenvolverse del personaje es muy contemporáneo".


Fernando Franco estrena su opera prima en San Sebastián.


El tercero de los filmes españoles a concurso propone por el contrario una experiencia luminosa. Con La vida es fácil con los ojos cerrados -verso del tema de John Lennon Strawberry Fields Forever-, David Trueba (Madrid, 1969) asegura haber realizado "una película transparente, muy clara y vitalista. Retrata el tránsito de un lugar oscuro a otro luminoso, de Madrid a Almería, representado por John Lennon, a quien he querido utilizar como símbolo: Lennon es la luz".

Lennon y Richard Lester

La película surge de dos anécdotas. Por un lado, la curiosidad de Trueba al saber que el beatle había vivido un mes y medio en Almería en 1966, durante el rodaje de Cómo gané la guerra de Richard Lester. Por el otro, de una anécdota familiar, "la historia real de un profesor de inglés que decidió ir a verle". El autor de Obra maestra define su sexto largometraje de ficción, protagonizado por Javier Cámara, Natalia Molina y Frances Colomer, como "una comedia humana, que no es abiertamente cómica, pero que se contagia del temperamento alegre de sus personajes. Como todas mis películas, me cuesta renunciar a la grandeza del ser humano, capaz de enfrentarse a cualquier obstáculo".

Uno de los grandes riesgos a los que se enfrentan las dos películas de corazón torturado es la dificultad de empatar con sus protagonistas, que llevan todo el peso del relato. Franco reconoce que ese era el "reto fundamental" en La herida, tanto para la actriz como para su labor como guionista y director: "Nos preguntamos muchas veces hasta qué punto podrá el espectador conectar con Ana. Su actitud y su comportamiento son difíciles de comprender, sobre todo porque nunca se explica en la película que padece un trastorno psiquiátrico. Pero creo que el físico de Marian ayuda mucho, por la fragilidad y dulzura que transmite". Martín Cuenca reflexiona al respecto: "Hay dos conceptos asumidos en el cine como verdades que no lo son: que hay que identificarse con el protagonista y que el amor lo puede todo. Caníbal va frontalmente contra estas presunciones. La película plantea dónde están los límites del poder redentor del amor: ¿podemos realmente perdonar a un criminal? El público lo que tiene que hacer es comprender al personaje, no identificarse con él".


Manuel Martín Cuenca junto a Antonio de la Torre, el protagonista de Canibal.


"Me interesa el potencial que tiene el cine de mostrar asuntos que son subterráneos", explica Franco. "Leí a Jorge Volpi decir que el gran valor de la ficción es que sirve para construir el imaginario colectivo y ayudar a comprender la condición humana. Creo que mi interés por los conflictos asociados a la psicología, la necesidad de mostrarlos desde dentro, surge de ese potencial". A su vez, la inmersión del filme de Martín Cuenca en las cloacas de la sociedad española, viajando a sus orígenes, conecta directamente con la tradicional pulsión del cine patrio por retratar la España más oscura. "En las ciudades de provincia se ve mucho más como una realidad social profundamente española, enmascarada por la aparente modernidad de las ciudades, pero somos iguales en todos lados. Hay una intención consciente de reivindicar el cine que pasa por Buñuel, por El extraño viaje y por La tía Tula. Creo que negar que este país está enraizado en la cultura cristiana, su sentido de la culpa y el perdón, es vivir alejado de la realidad. Hay que huir del folclorismo, pero no negar nuestras raíces".

Mientras Franco ha tomado como referencia estética el cine de los Dardenne, Trueba ha permitido que su película se contagie del espíritu de Richard Lester. "He sido muy fan de su cine. Fue un director algo disparatado", afirma. La banda sonora de Vivir es fácil con los ojos cerrados está compuesta por Charlie Haden y Pat Metheny, leyendas del jazz: "Su álbum Beyond the Missouri Sky ha sido un elemento muy sugerente para el relato, donde mezclo diversos géneros, como la road-movie y el western". Buscando los contrastes, San Sebastián apuesta un año más por "la pluralidad del cine español", en palabras de Trueba. "Las tres películas seleccionadas arman un triángulo significativo del tipo de filmes que va a festivales. Se trata de cartografiar un mapa de nuestro cine, y yo estoy encantado de formar parte de él", concluye Franco.