Alfonso Cuarón durante el rodaje de Gravity.

Siempre se ha movido a caballo entre su México natal y Hollywood pero el éxito y el prestigio definitivos le llegaron con su regreso a casa, Y tu mamá también (2001), uno de los mayores éxitos del cine latinoamericano de todos los tiempos. Cuarón ha hecho pocas películas pero todas con el máximo cuidado y la más importante de su filmografía probablemente es Gravity, en la que Sandra Bullock y George Clooney interpretan a dos astronautas perdidos en el espacio. Utilizando el 3D de una forma asombrosa, el director crea una odisea de ciencia ficción sobre la supervivencia que deja al espectador fascinado por la verosímil sensación de que uno está flotando entre los astros. Dicharachero como un latino pero con semblante grave, Gravity está llamada a significar un punto y aparte en la historia del cine pero él prefiere mantener la compostura.



- ¿Pretendía con esta película dar un giro de ciento ochenta grados a la ciencia ficción y el 3D?

- Nunca hay ninguna intención de innovación. Desde el momento de estar escribiendo el guión o concebir la película lo que se busca es crear esa experiencia fílmica, cinematográfica. Creo en Hitchcock cuando habla del cine puro, lo que importa es esa experiencia y todo lo demás son herramientas, eso incluye la música, los efectos especiales, las grúas del rodaje, también el sonido y la narrativa e incluso la interpretación de los actores. No se trata de innovar nada, soy la persona menos tecnológica de la tierra, esta película está dirigida por una persona que apenas sabe mandar emails.



Ese aspecto tecnológico sin embargo le ha llevado muchísimo tiempo.

Nos acercamos desde el principio a James Cameron para solucionar dudas y también hablé mucho con David Fincher porque estábamos preocupados por esa parte de efectos. Fincher nos dijo que teníamos que esperar siete años para hacer la película y de alguna manera tuvo razón porque tardamos 4 años y medio, nos apoyó y dio soluciones. A Cameron le gustó mucho desde el principio el guión. Nos dijo que cualquier cosa que sueñes ahora mismo puede hacerse pero que teníamos que crear nuestras propias herramientas para hacerlo y que debíamos pensar en tecnologías no estrictamente del cine. Me lo encontré hace poco, y me dijo que ya podía comprobar que podía hacerse pero que iba a ser muy difícil, de allí mi pelo gris. Sus canas se llaman Avatar y las mías Gravity.



Después de todo el esfuerzo, ¿se siente como un pionero?

Hay películas que han sido pioneras pero no significan nada. El cantante de jazz es fundamental y es una película malísima. Los 400 golpes o Al final de la escapada también son revolucionarias pero eso es mucho más interesante. Cuando es una cuestión meramente tecnológica, lo veo con un poco de sospecha.



¿Le preocupa su lugar en la historia del cine?

Muchos de mis colegas ven a sus películas como a sus hijos, las cuidan, les dan de comer, después la cambian en el dvd, la vuelven a cambiar en la version blue ray... Para mí, la verdad, mis películas no son mis hijos, mi relación con ellas es más como la que tengo con mis ex esposas, las amé, me amaron, nos dimos muchísimo, pero ahora que terminó el asunto no nos vemos, y no tengo conflicto con ellas pero cada quien sigue su vida. ¿Qué lugar tengo en la historia del cine?, no lo sé, lo que si sé es que espero por vanidad es que alguna dure. Me da mucho gusto que Gravity esté gustando tanto, es mejor que la alternativa, pero estas cosas también son engañosas. Hay películas con una gran recepción en festivales que luego no conectan con el público, o tienes muchos premios y nadie se acuerda de ellas siete años después. Otras pasan desapercibidas y 20 años después están vivas. Los hijos de los hombres, por ejemplo, cuando la hice nadie le hizo mucho caso, fue tratada con un cierto desprecio, y de pronto empieza a conectar con el publico, es un asunto muy misterioso.



Es curioso que escoja como protagonista a una actriz tan relacionada con el cine comercial como Sandra Bullock.

Sandra ha hecho mucho cine comercial pero es muy buena actriz, le daba un valor agregado muy interesante el hecho de que tiene que salir de su zona de confort para un proyecto distinto como éste que es lo mismo que le pasa a su personaje. No solo para el actor, también para el espectador lo sacas de ese lugar en el que está preconcebida y la pones en otro ambiente. Una cosa fundamental con Sandra fue que leyó el guión y hablamos tres horas sobre el mismo pero nunca hablamos del espacio ni de tecnología. Hablamos de las emociones. El gran asunto de Gravity es cómo nos enfrentamos a las adversidades, eso estaba muy presente en su vida en ese momento lo mismo que en la mía y los dos queríamos encontrar ese renacer. Fuimos muy buenos compañeros de viaje. Reescribimos la película basada en Sandra.



Esa historia de supervivencia que cuenta, ¿tiene un valor terapéutico para usted?

Todas las películas son terapéuticas para bien y para mal, fue un via crucis que llegó finalmente a una cierta redención. Fue un proceso muy largo para todos, es una película hecha por mucha gente para la que era su trabajo más importante. Era la primera película del compositor, del supervisor de efectos especiales, del montador... Para todos era un salto al vacío que también significaba una nueva oportunidad en sus vidas.



¿Cómo se rueda una película cuando en el rodaje el 80% es una pantalla verde?

No solo ese, gran parte del rodaje fue con un traje no espacial sino especial, lleno de lásers y computadoras y de trackings. Una vez más, todo es una herramienta para la experiencia fílmica. Uno tiene que estar todo el tiempo claro y consciente. Porque la parte que me apasiona es cuando te abstraes de todo eso, lo mismo pasa cuando ruedas un drama del siglo XVI y estás rodeado de toda la tecnología del cine pero tú tienes que creerte que estás en esa época. Para el filme desarrollamos una tecnología nueva que tardó tres años y medio en funcionar bien del todo, tiempo en el que el estudio había invertido mucho dinero sin ver un solo fotograma y estaban muy nerviosos. De ahí mis canas. La parte más dura fue de los actores porque estaban colgados de unos arneses casi todo el tiempo, yo lo intenté una vez y no aguanté ni diez segundos, hay que estar muy en forma. Pero al final no debes olvidar que todos esos obstáculos tienen un fin, la emoción.



¿Es Clooney tan perfecto como parece?

Clooney es un tipazo, ya es casi un cliché. No debería de existir porque es demasiado, no solo es una estrella de cine y un tipo guapísimo, simpatiquisimo, generoso, lo tiene todo. Está involucrado en causas con compromiso total, en un parón del rodaje se fue a Sudán y al volver tenía malaria. No solo va a hablar y se saca fotos de embajador de la alegría, se ensucia las manos, y encima de eso produce películas interesantes. El tiene un gran amor al cine de los 40 y 50 de Hollywood y muchas de sus referencias vienen de allí. Es casi como una caricatura del señor perfecto.