Cola de los cines Ideal de Madrid durante la Fiesta del Cine. Foto: Alejandro G. Calvo.

El éxito de la Fiesta del Cine, la promoción que durante tres días ha bajado el precio de las entradas a 2,90 euros en casi todas las salas de España, ha sorprendido a todos, empezando por los organizadores, que son las federaciones de productores, distribuidores y los exhibidores, además del ICAA. Casi dos millones de personas se han registrado online para acceder a la oferta y uno y medio han hecho uso de ella en los tres días que ha durado, casi doblando la cifra del año pasado, 760.000.



Borja de Benito, responsable de comunicación de la federación de exhibidores (FECE), nos canta los datos que permiten sopesar el éxito de la iniciativa: la semana pasada, antes de la oferta, asistieron al cine 60.942 personas el lunes y 49.976 el martes. Esta semana, ya con la promoción, las cifras se multiplicaron por más de 5 el lunes, llegando a los 350.687 espectadores, y por 10 el martes, alcanzando los 494.351. En total, estos tres días han supuesto un 663% más de espectadores que los mismos tres días de la semana anterior.



Enrique González Macho, productor, distribuidor y presidente de la Academia de Cine Española, se muestra agradecido y conmovido por el "éxito brutal" de la propuesta y por el hecho de que algunas personas se quedaran sin ver la película que querían tras hacer colas de hasta una hora, que en muchos casos daban la vuelta a la manzana y que se repetirán sin duda esta tarde-noche, último día de la oferta.



Las cinco películas más vistas durante estos tres días de avalancha han sido Capitán Phillips, Gravity, Turbo, El mayordomo y Una cuestión de tiempo. Las cinco extranjeras. El dato no sorprende a estas alturas, pero en sexto lugar se situó Las brujas de Zugarramurdi. A pesar de llevar un mes en cartelera, la película de Álex de la Iglesia registró llenos por todo el país, contradiciendo la opinión del ministro de Hacienda sobre la calidad del cine español como factor determinante de las pérdidas del sector.



Para Manuel Martín Cuenca, director de Caníbal, el éxito también ha sido total: lleno absoluto en todas las sesiones de la película en los cines Golem tanto el lunes como el martes, cuando la semana anterior la ocupación no había pasado del 30%.



La respuesta masiva del público a la Fiesta del Cine demuestra que "España es un país de cinéfilos y que los espectadores prefieren ver películas en pantalla grande", asegura De Benito. González Macho, que espera que la situación del sector mejore en los próximos meses "porque ir a peor es imposible", declara que hoy se ve más cine que nunca, y aunque sea "por otros procedimientos" -en referencia a las descargas ilegales- "está claro que la gente prefiere la ceremonia de verlo en la pantalla de una sala".



¿Precios bajos todo el año?

El evento ha reabierto un debate que no es nuevo: ¿No sería más rentable para el sector bajar el precio de las entradas durante todo el año?



En primer lugar, es evidente que la afluencia de público es tan elevada por la concentración de la oferta en tan solo tres días. Aunque el precio fuera así de bajo todo el año, la gente no puede ir al cine todos los días. Dicho esto, toca analizar qué posibilidades habría de reducir los precios de las entradas.



El precio medio de una entrada de cine en España, explica González Macho, es de 6,70 euros, pero en los casos más extremos puede llegar a los 12 euros, sumando complementos por 3D, digital, gafas de 3D, etc. También es cierto que cada vez proliferan más los descuentos en el día del espectador -en algún caso la rebaja deja el precio en 4 euros, no mucho más alto que en la Fiesta del Cine-, las tarifas planas y las tarjetas de fidelización con interesantes descuentos.



Aunque la diferencia de precio entre una sala y otra puede variar notablemente, no así la calidad de la exhibición, asegura el distribuidor: "En España la calidad de las proyecciones es muy alta y homogénea, como nos hemos incorporado tarde a la digitalización, hemos adquirido la tecnología más puntera".



Lo primero que hay que hacer al desglosar el importe de una entrada es descontar el 21% de IVA que se lleva Hacienda y el 3% que se llevan las entidades de gestión de los derechos de autor. Del neto resultante, el 50 o 55% (entre 2,55 y 2,80 euros si partimos del precio medio mencionado) va para el distribuidor, que se lo entrega al productor tras descontar su comisión, que oscila entre el 10% y el 20% según la explicación del director de la Academia.



El 45% restante se lo queda la sala (2,30 euros siguiendo el ejemplo), "pero los gastos de tener un cine abierto son enormes", explica de Benito, y apenas varían tanto si la sala está vacía como llena. Hay que pagar los "altísimos alquileres" de los locales y los proyectores consumen una ingente cantidad de energía, lo que da lugar a desorbitadas facturas de luz -"que ha subido un veintipico por ciento en los últimos años", recuerda González Macho-. Además, el cambio al sistema digital es muy caro, unos 50.000 euros por proyector, explica De Benito.



Fabia Buenaventura, directora general de la FAPAE (la federación de productores españoles) ve viable un "acercamiento del precio al bolsillo del ciudadano medio" más allá de esta Fiesta del Cine. Por una parte, ha de ser un esfuerzo de todos, pero recuerda que no se puede pactar un precio porque va contra la ley. "Ha de ser una cosa progresiva, que cada uno se vaya recortando de su parte y otros sigan el ejemplo", expone. En cualquier caso, explica, la FAPAE es quien tiene menos poder para incidir en el precio final porque tiene la parte más pequeña del pastel, dada la limitada cuota de pantalla del cine español.



También es partidario de la bajada el presidente de la Academia, pero añade que debe ser fruto de una reflexión profunda y el compromiso de todas las partes implicadas, y advierte: "Bajar un 20% el precio de la entrada supone un euro y medio, que puede ser el margen decisivo para que una actividad pueda continuar o no". Lo dice con conocimiento de causa: propietario de la distribuidora Alta Films, que tuvo que cerrar hace unos meses, ahora está teniendo serios problemas económicos en su cadena de cines Renoir: "Estoy teniendo que cerrar salas y me duele como si me cortaran un brazo en rodajas".



Martín Cuenca también cree necesaria una bajada considerable en los precios que debe hacerse por consenso de todos, "pero es muy difícil cuando el 25% se va en impuestos y tasas. El exhibidor no puede bajar el precio por su cuenta a costa de dejar de ganar dinero", y añade: "El éxito de la Fiesta del Cine debe ser un mensaje para productores, distribuidores y exhibidores, pero sobre todo para el Gobierno, pero tiene pinta de que son los que menos lo van a escuchar".