Charlot, el mítico vagabundo inmortalizado por el cómico inglés Charles Chaplin, irrumpió en el mundo del espectáculo hace hoy exactamente 100 años. Y todo sucedió de una manera completamente fortuita. Entre la inmensidad de artículos que la compañía cinematográfica Keystone almacenaba en su guardarropa se encontraban un sombrero, un bastón, unos pantalones bombachos y unos zapatos de proporciones exageradas para cualquier mortal. Chaplin, que acababa de ser fichado por la compañía e iba a participar en una filmación, fue invitado por Mack Sennet, jefe de los estudios, a que eligiera algo gracioso para la ocasión. En aquel momento, el cómico inglés no tenía ni la más remota idea de quién era Charlot pero cuando se hubo colocado cada uno de los artículos mencionados en su correspondiente lugar, como si fueran ellos quienes le hubieran elegido a él y no al revés, y tras rematar el vestuario con un ridículo bigote, ya no había duda de que Charles había desaparecido para dejar paso a Charlot (conocido en el ámbito anglosajón como The Tramp, nombre original del personaje).
Sobre estas líneas, el corto Kid Auto Races at Venice, la primera aparición pública de Charlot, estrenado el 7 de febrero de 1914. El personaje alcanzó una popularidad inusitada en un tiempo récord. El talento natural del cómico judío y la hilarante mezcla de vagabundo y aristócrata casaron a la perfección y el publico se rindió al genio de un autor que cuatro años después era ya considerado el hombre más famoso sobre la faz de la tierra. El resto es historia.
Aprovechando la efeméride, la editorial italiana Edizioni Cineteca di Bologna ha sacado a la luz la única novela de Chaplin que escribió cuando rondaba los 58 años y en cuyo argumento se basa la película Limelight (Candilejas en España), llevada a la gran pantalla en 1952.
El relato inédito ha permanecido guardado durante 66 años desde que se escribió, según ha explicado la editorial, y constituye "un caso único en la carrera de Chaplin, que llama la atención por la vivacidad de su estilo, el equilibrio narrativo y la libertad con la que va del estilo coloquial de la acción al aire dickensiano en la descripción de los personajes".
El biógrafo oficial y estudioso del artista, David Robinson, ha colaborado con la familia de este para reconstruir el relato a partir de los fragmentos manuscritos que se conservaban en el Archivo Chaplin y para "guiar al lector a la plena comprensión de la obra", que narra la historia de una bailarina y un payaso.
Según explican los responsables de la edición del texto, el argumento se basa en el "breve pero decisivo" encuentro que Chaplin mantuvo con el bailarín ruso Nijinsky y en sus vivencias en el mundo del teatro londinense.
Además del relato de 34.000 palabras, el libro está ilustrado con documentos y fotografías inéditas que han sido rescatadas del Archivo Chaplin y de "rarísimos testimonios iconográficos" de cómo era Londres durante los años de la juventud y la educación del artista.