Image: Pesadillas del Este en Barcelona

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Cine

Pesadillas del Este en Barcelona

26 marzo, 2014 01:00

Jan Svankmajer. Fotograma de Alice, 1987. Cortesía de Athanor Ltd. Film Production Company

El CCCB inaugura la exposición Metamorfosis, un viaje por el imaginario de cuatro animadores, Starewitch, Svankmajer y los hermanos Quay, que han compartido un mundo de extrañamientos lo largo del siglo XX.

Hace unos días CaixaForum Madrid inauguraba la exposición Pixar. 25 años de animación, un repaso por la historia de la alegre compañía que, recreando una realidad distorsionada pero amable del mundo en el que habitamos, se ha encaramado a la cúspide del cine de animación. Ahora Barcelona, siempre dispuesta a dar la réplica a la capital, acoge en el CCCB la muestra que podríamos considerar como el reverso tenebroso de la anterior. Metamorfosis. Visiones fantásticas de Starewitch, Svankmajer y los hermanos Quay, que se inaugura este miércoles, nos descubre un cine de animación donde se produce un inquietante extrañamiento de la realidad. Si Pixar representa los sueños de la infancia, los tres mundos de estos cuatro artistas (Stephen y Timothy Quay, gemelos idénticos, dan lugar a un único mundo) nos remiten a las pesadillas más siniestras de nuestro inconsciente.

La exposición, montada a semejanza de los gabinetes de curiosidades del siglo XVII, incluye un gran número de decorados, marionetas, dibujos y objetos utilizados por estos artistas en su artesanal producción fílmica. En total son 550 piezas y un buen numero de actividades paralelas que incluyen proyecciones, tertulias, conversaciones y conciertos. En definitiva, la aproximación más completa a un imaginario que, aunque con las particularidades propias que Starewitch, Svankmajer y los hermanos Quay imprimieron a sus propias obras, cuenta con una unidad fácilmente rastreable. "Todos ellos recorren aquellos caminos que la modernidad dejó atrás, lo que el racionalismo negaba", explica Carolina López Caballero, comisaria de la exposición. "Recogieron corrientes del renacimiento, del romanticismo y del surrealismos. Además, todos son muy formados y cultos y sus obras son siempre materia para ser experimentada sensorialmente".


Ladislas Starewitch en su mesa de trabajo, c. 1923

Los paralelismo entre unos y otros no acaban ahí: el cuento de hadas, el cuento de terror, el mundo de los sueños, la alquimia, la magia, la ciencia preilustrada... Géneros considerados marginales que estos animadores han sabido dotar de una modernidad radical y que han influido sin ningún género de duda en artistas más conocidos como Tim Burton o Terry Gilliam. Otro de los nexos que ponen en relación las obras de estos artistas es la técnica del stop-motion: mediante una serie de imágenes fijas sucesivas aparentar el movimiento de objetos estáticos. "Es una técnica que, a pesar de que ha experimentado algunos avances, es en esencia similar a lo que se hacía a principios de siglo XX", explica López Caballero. "Curiosamente esta muy en boga en la actualidad como demuestra el peso que tiene en el festival de Annecy (el más importante del mundo de la animación)".

Ladislas Starewitch (Moscú, 1882-1965) fue el pionero de esta técnica. En 1910 trabajaba en un Museo de Historia Natural en Lituania. Allí había rodado cuatro cortos de imagen real. Para el cuarto trató de filmar una pelea entre dos escarabajos pero cada vez que encendían los focos para iluminar la escena, los coleópteros se quedaban congelados. Entonces se le ocurrió la idea de utilizar patas de alambre que animaran la escena. El resultado de aquel experimento fue el primer corto animado del ámbito de la Europa del Este y el comienzo de una carrera dedicada en exclusiva a la animación. "Siempre tuvo una imaginación desbordada", comenta la comisaria de la exposición. "Cualquier persona con experiencia en la animación no entiende como podía llegar a ese nivel de perfección. No solo en la animación fue un pionero sino que su lenguaje cinematográfico era muy moderno". Peso al relativo éxito de sus obras, inspiradas en cuentos y fábulas tradicionales pero también en historias propias, Starewitch murió en el olvido y no fue hasta mediados de los 90 cuando su figura empezó a ser recuperada. "Va a ser el gran descubrimiento de esta exposición", confiesa López Caballero.


Hermanos Quay. Fotograma de Street of Crocodiles, 1986. ©Koninck Studios Ltd

Por su parte, Jan Svankmajer (Praga, 1934) es un cineasta único al que, no sin razón, vendieron como una mezcla perfecta entre Disney y Buñuel en los carteles promocionales de Alice, acercamiento siniestro a la obra de Lewis Carroll. El animador checo también representa el espíritu trasgresor y resistente que adoptó el arte en el bloque soviético llegando a ser represaliado por ello durante más de diez años. "En Švankmajer también hay mucho sentido del humor pero de un humor muy negro ya que era alguien que vivió bajo el yugo de la censura", explica la comisaria. "En sus piezas sobrevuela lo siniestro, es difícil distinguir entre lo que está vivo y lo que no, entre lo real y lo soñado. Además hay un acercamiento surrealista a los objetos". En las décadas de los ochenta y noventa, gracias a sus largometrajes de coproducción internacional y al reconocimiento que cosechó en festivales de todo el mundo, Svankmajer se erigió como la figura más fascinante de la animación contemporánea.

Precisamente fue en los 80 cuando los hermanos Quay descubrieron las obras del cineasta polaco. Aunque ya habían creado un discurso personal, descubrieron que tenían un fuerte diálogo con él. Stephen y Timothy Quay nacieron gemelos idénticos en 1947 en Estados Unidos. En 1969, tras estudiar en una Escuela de Arte de Filadelfia, se marcharon a completar su formación al Royal College of Art de Londres, ciudad en la que residen desde entonces. "Son americanos pero tenían alma europea", explica López Caballero. "Quedaron fascinados por los grafismos en una exposición de carteles polacos. Desde entonces han sabido destilar todo ese universo del este, dotándolo de un componente extraño y oscuro, y de alguna manera lo han hecho moderno. Ese ha sido su gran logro". Su obra cabalga entre la sofisticación técnica, el sentido musical de sus imágenes y la minuciosa puesta en escena, de la que son testimonio sus Dormitorium, dioramas empleados en sus películas junto a sus inquietantes marionetas.

Metamorfosis. Visiones fantásticas de Starewitch, Švankmajer y los hermanos Quay puede visitarse en el CCCB hasta el 7 de septiembre.