Entre millón y medio y dos millones de camboyanos (uno de cada cinco de sus habitantes) murieron a manos de los Jemeres Rojos entre 1975 y 1979. La primera comisión oficial camboyana que investigó el genocidio reconoció 3.314.768 muertos bajo el régimen de Pol Pot en 1983. Como otros genocidas de la historia, el régimen de Pol Pot -producto de la guerra de Vietnam, de los bombardeos estadounidenses que destrozaron el país, del golpe militar contra Sihanuk en 1970, de la alianza entre el rey y la guerrilla, del apoyo diplomático de China y de la guerra civil- fue como una plaga bíblica. Nacida en la selva nororiental del país en 1960 a la sombra de los primeros estertores de la guerra de Vietnam, la guerrilla jemer aprovechó el golpe militar de 1970 para legitimarse con un programa de paz que ocultaba sus verdaderos objetivos.
Alcanzado el poder, rebautizó Camboya con el nombre de República Democrática de Kampuchea y, con implacable celo, vació las ciudades de sus habitantes, asesinó o envió al campo a todos los intelectuales, empresarios, religiosos, extranjeros o sospechosos de serlo, prohibió escuelas y dinero, cerró bancos e iglesias, y proclamó "la primera sociedad completamente comunista y agraria del mundo".
En aras de la colectivización y del igualitarismo perfectos, los discapacitados, viejos y jóvenes sin fuerzas para caminar y trabajar como esclavos en el campo fueron ejecutados. Los niños fueron arrancados a sus padres y repatriados por campos diferentes. No quedó hospital, escuela, empresa ni fábrica en pie. Hablar un idioma extranjero, llevar gafas, sonreír o llorar costó a muchos la vida.
Arrogancia infinita, represión total, pobreza absoluta, año cero. Camboya se convirtió en un infierno de campos de la muerte. Desde 1994, el Programa del Genocidio Camboyano de Yale ha desenterrado centenares de miles de páginas de los archivos de Santebal, la policía secreta jemer, y las ha puesto a disposición de los investigadores. Gracias a su esfuerzo, se ha podido acceder a miles de fotografías, decenas de miles de biografías y numerosos documentos, mapas, transcripciones y libros sobre el genocidio camboyano, sobre las 158 cárceles del régimen de Pol Pot y sobre las 19.000 fosas comunes que dejaron detrás.
El ejército vietnamita acabó con el régimen genocida en 1979, pero Pol Pot sobrevivió hasta 1998 -murió en la selva- y hasta 2007 no se abrieron los primeros juicios contra algunos de los genocidas. Los Jemeres Rojos dejaron de existir, oficialmente, en 1999.