Image: Cuando la realidad supera a la ficción

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Cine

Cuando la realidad supera a la ficción

Arranca DocumentaMadrid, una cita perfecta para tomar el pulso al documental español con sus protagonistas: los realizadores.

30 abril, 2014 02:00

Una imagen de Gabor

Durante la presentación de DocumentaMadrid Mikel Olaciregui, director del festival, tiraba de tópico para presentar algunas de las obras que comparecen desde este miércoles y hasta el 11 de mayo en la Cineteca de Matadero. "La realidad supera en muchas ocasiones a la ficción", comentaba después de enumerar los argumentos de algunas de las obras que se distribuyen por las distintas secciones del festival. Y no le falta razón. Basta con echar una mirada a la sección Panorama que, con la excepción de Bugarach (Ventura Durall, Salvador Sunyer y Sergi Cameron, 2014) que compite en la sección oficial, encuadra todas las producciones nacionales.

Pero, para dar por buena la sentencia, casi eslogan, de Olaciregui, sería conveniente reflexionar sobre una cuestión: ¿se puede considerar un documental como un fragmento ideal de la realidad? José Ángel Alayón, director de Slimane, opina que no. "Documental no es lo mismo que realidad porque siempre hay una mirada determinada sobre lo que se va a retratar y que, además, es imposible de evitar", explica el director que, en su película, narra la vida de un joven inmigrante marroquí que el día de su dieciocho cumpleaños tienen que abandonar el centro de acogida en el que reside. "En la película jugamos con esa idea de romper géneros, situándonos entre el documental y la ficción. Siempre tienes que tomar decisiones que van desde la posición de la cámara hasta el montaje. Hay que estar muy atento a lo que acontece delante del objetivo, pero después hay que manipularlo de alguna manera".

Para Sebastian Alfie, director de Gabor, la cuestión va un poco más allá. "La neutralidad es imposible. Lo que tiene que hacer el director es pensar que el espectador no se puede aburrir. Esa es nuestra responsabilidad más grande". Gabor es el nombre de un director de fotografía retirado que perdió la vista hace diez años y al cual Sebastián Alfie le propuso que rodaran juntos. "Lo que quería era investigar que significa filmar, si se filma con la cabeza o con el corazón. Rodar es una actividad que nace del amor y como tal puede superar cualquier obstáculo".


Una imagen de El rey de Canfranc.

Un obstáculo importante para el documental es la ausencia de salas que proyecten este tipo de películas con cierta asiduidad al igual que la dificultad de conseguir un retorno monetario que ayude a rentabilizar los proyectos. Para Ángel Esteban, co-director de One Minute for Conductors, cinta que retrata los desconocidos concursos de directores de orquesta, la clave es hacer del entorno documental una industria. "Se necesita inversión, ya sea a través de mecenas o cualquier otro tipo de financiación. Pero para captar esta inversión hay que demostrar que se pueden obtener beneficios, no solo una ventana para acercarse al mundo y reflexionar. En cierto modo el documental hace el mundo más comprensible y esto tiene un valor que se debería poder monetizar".

¿Y cuál es entonces el problema para que aparezca una industria? "No hay grandes capitales interesados en España", continúa Esteban. "En otros países te dicen que el documental es una realidad y que puedes vivir de ello. Hay que pensar de una manera más internacional. No necesariamente en las historias que al final siempre son una repetición de unos mismos temas ya sea en España o en cualquier otro lugar. Hay que pensar de una manera más internacional para buscar coproducciones".

En esta vía trabaja DocumentaMadrid, que este año inaugura una plataforma para la internacionalización del documental español. En primer lugar, el festival contará con la presencia de varios programadores extranjeros que podrán disfrutar de la producción española gracias a la colaboración del programa PICE de Acción Cultural Española. Por otro lado, también estará disponible un espacio virtual a través del cual otros profesionales de diversos países podrán visionar los títulos españoles.

"Todo este tipo de actividades me parecen muy valiosas, es uno de los grandes incentivos del festival", comenta José Antonio Blanco, director de El Rey de Canfranc, cinta que narra la experiencia de Albert le Lay, jefe de la aduana francesa de la estación de ferrocarril de Canfranc y activo espía de la Resistencia Francesa durante la II Guerra Mundial. "Nosotros estrenamos en San Sebastián y tuvimos una muy buena acogida", explica el director. "Esto nos abrió paso a otros festivales y a alguna sala de cine comerciales... 120 medios de comunicación, entre ellos The Independent o la BBC se han hecho eco de nuestro proyecto. Tristemente es muy difícil recuperar los costes de la película".


Una imagen de 160 metros: una historia del rock en Bizkaia.

A Álvaro Fierro las cosas no le salieron tan rodadas con su proyecto. Él es el director, junto a Joseba Gorordo, de 160 metros: una historía de rock en Bizkaia, una pequeña tesis sobre la transformación de la zona vertebrada a través del rock. Para sacarlo adelante, los realizadores se vieron obligados a optar por la autofinanciación. "A priori no había viabilidad económica y optamos por sacarlo adelante en cinco partes a través de una campaña de crowdfunding", explica Fierro. "Gracias a esto creamos una comunidad de personas que comenzó a sentirse participe con una aportación también a nivel personal. Al final era un retorno más social que económico". Sin embargo, a partir del ruido generado por esta iniciativa, el documental consiguió cierto impacto en los medios. A esta visibilidad le siguió un sponsor y por último llegó el apoyo de las instituciones públicas.

El talento en el mundo del documental se abre paso con financiación o sin ella, con mayores o menores dificultades... Los realizadores desarrollan nuevas maneras de enfrentarse a la realidad al tiempo que buscan una forma de darle continuidad a un trabajo vocacional que hasta el momento no ha encontrado un lugar que de manera permanente apueste por él. DocumentaMadrid lo hace de manera decidida y con la idea de consolidarse en la red de festivales de la capital de España. Lástima que tan solo dure unos días.