Imagen de Hermosa Juventud de Jaime Rosales
El cineasta Jaime Rosales vuelve a Cannes para presentar en la prestigiosa sección "Un Certain Regard" su nuevo largometraje, Hermosa juventud, un retrato de la España actual cuyas claves nos adelanta en este revelador artículo.
Siguiendo la analogía de la fotografía, yo diría que en un retrato cinematográfico se debe contar con la complicidad de los sujetos retratados, con su participación activa en la película. Así es como procedí en este proyecto. Lo primero que hice es entrevistarme con muchos jóvenes. Me interesaba que me contaran cómo era su vida; de qué cosas hablaban entre ellos; qué les preocupaba. Me interesaba escuchar anécdotas vitales también; historias vividas en sus propias carnes o de amigos cercanos. Durante varios meses fui recopilando información.
Una vez empezaba a tener claro cómo era la vida de los jóvenes que viven en los barrios de una gran ciudad como Madrid, di con los personajes principales: Carlos y Natalia. Quería que la película contara una historia de pareja. No me gusta mucho hablar de una historia de amor; prefiero hablar de una historia de pareja. En mi caso, una pareja de jóvenes de 25 años a los que les iba a ocurrir una serie de cosas, de vicisitudes, a partir de un mosaico de historias reales que me habían sido contadas. Así nació el guión de Hermosa juventud.
Pero una película no es solo un guión, hay que rodarla y luego hay que montarla. Para ello también conté con un equipo de gente joven. Si se trataba de realizar un retrato sobre la juventud actual debía contar con jóvenes delante y detrás de la cámara. Así es como fui seleccionando, ayudado por mi productora ejecutiva, Bárbara Díez, un equipo técnico muy joven con apenas experiencia. Para la mayoría se trataba de su primera o su segunda película. Casi todos estaban por debajo de la treintena y conocían a la perfección las aficiones de la gente que estábamos retratando y sus maneras de vivir y relacionarse. Ellos me enseñaron muchas cosas sobre las nuevas tecnologías y las redes sociales. Todas esas cosas se fueron integrando pues no se trataba únicamente de hacer un retrato sobre la juventud actual sino también un retrato actual sobre la juventud. Las piezas smartphone de la película son parte de esta búsqueda de actualidad así como la mezcla de texturas entre las imágenes rodadas en 16mm y las imágenes rodadas en vídeo y por skype.
La película ha sido para mí todo un descubrimiento. Días antes de acometer el retrato descubrí toda una personalidad fascinante, pero no se trataba de un único individuo como en el caso de un posado fotográfico, sino más bien de todo un conjunto de personalidades diferenciadas y complementarias. Eso me pasó con todos los jóvenes que fui conociendo. Cada día me sorprendía algo que me contaban. Algo que para mí era completamente desconocido. Fui integrando en la película todo lo que pude, hasta el último momento.
Si tuviera que definir Hermosa juventud diría que se trata o se ha tratado de una película de oportunidades. Para el equipo era una oportunidad hacer su primera película. Para mí, una oportunidad de un nuevo comienzo. Necesitaba hacer algo diferente. Con mi último trabajo, Sueño y silencio, creo que había llegado al final de algo; era un punto y seguido de algo. En este sentido, Hermosa juventud también ha sido para mí una primera película. Con la experiencia de las anteriores, pero una primera película en definitiva. He realizado cosas que no se parecen en nada a mis anteriores trabajos. He mezclado ópticas, texturas y por primera vez la muerte no está presente. Nadie muere. Es una película sobre la vida. Sobre la vida de jóvenes actuales que luchan por abrirse camino en una España llena de dificultades. He vuelto a trabajar con actores profesionales y con iluminación artificial. Pero buscando la espontaneidad y realismo de las improvisaciones que lograba con actores naturales rodando con luz natural. He mezclado técnicas, formatos y prácticas para lograr llegar a un retrato muy preciso. He vuelto al color pero con encuadres muy dinámicos. Nada de cámara fija ni encuadres estilizados. El guión estaba escrito pero los actores luego decían lo que querían en cada nueva toma.
El impulso definitivo del proyecto llegó de manos de mi productor, José María Morales (Wanda Films), que me ha apoyado incondicionalmente desde los inicios y que se entusiasmó con esta película, un trabajo que finalmente podrá verse en Cannes. La hemos hecho posible en un momento en el que todo está cambiando y en el que hay que buscar nuevas formas de hacer las cosas.