Marion Cotillard protagoniza Dos días, una noche de los hermanos Dardenne

A punto de cumplir su 60 cumpleaños, la Seminci celebra los 59 con un regreso a sus raíces como trinchera del cine de autor con tono social que ha sido su marca y seña. Los hermanos Dardenne, quienes ya ganaron en 1991 con La promesa, son presencia casi fija en el certamen. Dos días, una noche, que llega a las pantallas españolas la semana que viene, es una fábula social sobre una empleada a punto de ser despedida que debe convencer a sus compañeros para que se rebajen el sueldo y pueda seguir en su puesto de trabajo. A partir de aquí, la Seminci proyecta las nuevas películas de grandes popes del cine de autor, muchos de los cuales han concursado en el festival desde hace décadas. Ahí está Zhang Yimou, que lucha por la Espiga de Oro con Regreso a casa, sobre una pareja que debe recomponer su relación cuando la esposa pierde la memoria.



Nunca hay que perderse a la danesa Pernille Fischer Christensen, quien presenta Someone You Love, en el que vemos otro 'regreso a casa', el de un exitoso cantante danés emigrado en Los Angeles que vuelve a tender puentes con su familia al vover a Dinamarca. Y con medio siglo de filmografía a sus espaldas, Volker Schlondorf (El tambor de hojalata) proyecta Diplomacy, en la que un dirigente nazi se niega a cumplir las órdenes de Hitler de destruir París. Y Liv Ullman prosigue su tratyectoria como directora con Miss Julie, donde narra un romance juvenil en el siglo XIX. Clausura el certamen Jean Becker con Bon rétlabissment!, en la que un hombre que se salva de un accidente de coche decide emprender un nuevo rumbo.



Muy atento normalmente al cine español, la Seminci solo proyecta este año dos títulos en sección oficial y uno de ellos, Rastros de sándalo, fuera de concurso. Esta película de María Ripoll cuenta la reunión de dos hermanas indias separadas durante la infancia que se reencuentran tras años sin tener una sola pista, una de ellas vive en Barcelona donde fue adoptada y la otra es una estrella de Bollywood. El arca de Noé, de Adán Aliaga y David Valero, plantea un futuro inmediato, 2020, en el que la crisis sigue su demoledor curso y dos guardias jurados sueñan con un mundo mejor.



Fotograma de El arca de Noé de Adán Aliaga y David Valero

La Seminci apuesta por películas de cineastas emergentes de todos los rincones del mundo. En un año marcado por el completo ciclo de cine turco, llega a Valladolid The Lamb, de Kutlug Ataman, en la que vemos la odisea de una madre por conseguir un cordero al que sacrificar para celebrar la circuncisión de su hijo. Y la comunidad kurda de Austria protagoniza Cracks in Concrete, en la que a ritmo de hip hop descubrimos los barrios multirraciales de Viena. En una edición con marcado acento europeo, podrá verse Kreuzwegg, del alemán Dietrich Brüggeman tras su éxito en la Berlinale. Ambientada en una comunidad de cristianos radicales y fanáticos, cuenta la degradación de una niña víctima del extremismo con toques de sarcasmo.



Hay expectación por ver la comedia sobre una familia disfuncional, Nuestro último verano en Escocia, de Guy Jenkin y Andy Hamilton, tras su gran éxito en Gran Bretaña. La francesa Marie Heurtin, de Jean-Pierre Améris, se basa en un hecho real acontecido en el siglo XIX para narrarnos la historia de liberación de una sordomuda a la que dieron por loca. Lucífer, del polémico belga Gust Van Den Berghe, trata sobre una mujer que conoce a un misterioso extranjero que obra milagros en su vida y al que todos confunden con el demonio.



El cine de América completa la sección oficial, muy especialmente Estados Unidos. Alexander Rockwell (Louis&Frank) proyecta un filme muy personal, Little Feet, donde vemos la aventura que emprenden sus propios hijos para ver el río por primera vez. Whiplash, de Damien Chazelle, donde vemos la lucha de un batería de jazz por alcanzar la cima. The Angriest Man in Brooklyn, de Phil Alden Robinson, trata sobre un hombre colérico que intenta hacer las paces con todas sus 'víctimas' cuando le diagnostican una enfermedad terminal. La única presencia sudamericana es la mexicana, La tirisia, de Jorge Pérez Solano ambientada en una aldea paupérrima sobre la lucha de dos mujeres que tienen un hijo del mismo hombre.