Emmanuele Devos y Gabriel Byrne en El tiempo de los amantes

El tiempo de los amantes, película francesa de Jerome Bonell, narra uno de esos "breves encuentros" románticos entre desconocidos tan efímeros como trascendentales en la línea de Antes del amanecer.

Dentro de la rutina de nuestras vidas, quien más quien menos sueña con encuentros inesperados que nos devuelvan la sensación de estar vivos. La pasión y la vida, por lo que una tiene de libre, audaz y espontánea en confrontación a las rigideces, obligaciones y lastres de la otra es el tema esencial de El tiempo de los amantes, película francesa de Jerome Bonell en la que asistimos a uno de esos "breves encuentros" (la mención a David Lean es insoslayable) tan efímeros como trascendentales. Sucede en un tren cuando se cruzan las miradas de Emmanuele Devos, una actriz sin saldo en el movil que viaja a París para participar en un casting y un profesor irlandés de literatura (Gabriel Byrne) que viaja a la ciudad para ir al funeral de una mujer que marcó su vida.



En nuestro mundo moderno el tiempo es algo más que el lugar donde suceden las cosas. El tiempo es nuestro amo y nuestro explotador, es una especie de espada de Damocles que pesa sobre nuestras cabezas, más un enemigo a batir que la esencia del disfrute. Y como la pareja de la saga de Richard Linklater iniciada con Antes del amanecer, esta pareja que comienza con un seductor juego de miradas (ésta es una película en la que las miradas dicen lo importante y los personajes cosas interesantes) lucha contra la brevedad de su romance (ella tiene novio) buscando una intimidad, una verdadera "conexión humana" que los salve de la agonía y la desesperanza. Y como en todas las cosas realmente hermosas, la tristeza acecha detrás de cada gesto.



El tiempo de los amantes es todo lo francesa que puede ser una película con esa melancolía chic que podría resumirse en aquello de "jodido pero bien vestido" pero al mismo tiempo logra alcanzar algún tipo de verdad en las miradas, sobre todo en ellas, de unos actores que interiorizan de forma maravillosa sus personajes para construir una emotiva y a ratos deliciosa epopeya del eterno anhelo de algo tan sencillo como enamorarse.