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Con su primera película, Mil noches, una boda (Party Girl), la cineasta Claire Burger (Forbach, Francia) ganó la Cámara de Oro en el último Festival de Cannes, galardón concedido a la mejor ópera primera presentada en cualquiera de las secciones. La película, dirigida junto a Marie Amachoukeli y Samuel Theis, nos cuenta con maneras de cine verité la peripecia de una señora en la sesentena (la icónica Angelique Litzenburger) que ha trabajado toda su vida en un cabaret entreteniendo a la clientela (no es prostituta) y ya a avanzada edad decide hacer un cambio de vida y casarse con un minero jubilado que se enamora de ella. Como en Gloria, Angelique es toda una party girl, como indica el título original, de la tercera edad que se debate entre los placeres y comodidades de una vida burguesa con casa y jardín o seguir disfrutando el mundo de la noche como ha hecho toda su vida. Mil noches, una boda no es una película cualquiera: Angelique existe en la vida real y el filme es una recreación de un episodio de su propia vida aunque transformado por el cine para que se convierta en una película. De hecho, uno de los co-directores, Samuel Theis, es uno de los cuatro hijos de la rutilante protagonista. Reflexión sobre las convenciones sociales y el poder de la propia naturaleza (ya se sabe, la cabra tira al monte) Mil noches, una boda (Party Girl) es ante todo un emotivo retrato de una familia plenamente disfuncional unida por sólidos lazos de afecto.



- Es curioso una película dirigida por tres personas, ¿cómo llega a este proyecto?

- Samuel (Theis) y yo somos amigos mucho antes de hacer cine y conozco a su madre desde hace mucho tiempo. Marie (Amachoukeli) fue compañera mía en la escuela de cine en París y trabajamos en varios cortos donde ya explorábamos esa mezcla entre ficción y realidad. La película nació cuando rodamos un corto con Marie sobre Angelique y su familia donde aparecía Samuel. A partir de allí los tres comenzamos en hacer un largometraje porque vimos que el personaje de Angelique daba mucho de sí.



- ¿Hasta qué punto la historia que vemos en pantalla sucedió tal cual?

- La historia no pasó exactamente como la contamos. Angelique se ha casado tres veces y el matrimonio que nos ha inspirado duró dos años. Lo que más nos interesaba de todos modos es la relación de Angelique con sus hijos y aquí sí que somos bastante fieles. Tenemos la historia de la hija que fue entregada en acogida a otra familia que es verídica. Llama la atención que siendo una madre tan poco convencional todos la quieran con locura. Es todo muy novelesco y aunque sea la historia específica de Angelique al final es una historia muy universal.



- Angelique es una beatnik de la tercera edad. Muchas de sus decisiones son dudosas pero nos seduce su radical sentido de la libertad.

- Es una mujer que vive sobre la base del presente y la libertad. Ella lleva esa forma de ver el mundo muy lejos con todas sus decisiones y asume su vida sin complejos. Eso nos remueve. Por otra parte, queremos reflexionar sobre el precio de esa libertad, sobre las consecuencias que ha tenido en la vida de otras personas y allí la cuestión es más complicada porque podemos verla como una mujer egoísta e irresponsable. Asimismo, el hecho de vivir de esta manera también conlleva una gran soledad. Pero la mayoría de nosotros no nos permitimos vivir en el presente hasta sus últimas consecuencias y eso sin duda tiene algo muy seductor. Decidimos no juzgarla, debe ser el espectador quien se forme su propia idea.



- Como ha mencionado, es curioso que a pesar de todo sean una familia bastante unida.

- Angelique quire a sus hijos y sus hijos la quieren a ella. Surge una pregunta muy interesante y es cuál es la naturaleza del amor, en el caso de una madre entendemos que es sacrificio y compromiso y ella todo eso no se lo da pero al mismo tiempo sí les da un amor enorme, muy intenso, porque lo vive todo de forma muy intensa. Desde luego el hecho de hacer este filme, de trabajar en algo juntos, también ha sido muy positivo para esta familia.



- ¿Cómo se dirige a actores que se interpretan a sí mismos?

- No todos los actores interpretan su propio personaje, el marido por ejemplo es un actor no profesional. En cualquier caso, trabajamos de la misma manera que si fuera una película de ficción convencional. Lo que sí existe es una responsabilidad porque es su vida lo que reflejas y al mismo tiempo debes negociar hasta dónde quieres exponer. En el caso de Angelique no es que tuviera vergüenza de exhibir su vida emocional pero sí había un reparo muy fuerte para las escenas íntimas, ni siquiera quería darse un beso con el actor que hace de marido.



- Angelique es un caso de peterpanismo extremo, ¿somos cada vez más infantiles o ganamos espacios de libertad?

- Como sabe todo el mundo, envejecemos pero hay algo en nuestra cabeza que se mantiene joven. La sociedad nos obliga a asumir unos determinados roles según la edad que tengamos pero hay quien, como ella, no ve la edad como un impedimento. Envejecer es complicado, sobre todo para personas que han sido muy seductoras, y si Angelique nos seduce es también porque mantiene ese espíritu joven, es algo que captamos en seguida.