Fotograma de Hombres, mujeres y niños

A sus 37 años, Jason Reitman (Mintreal, 1977), hijo de aquel Ivan de Los cazafantasmas, atesora una ya nutrida filmografía en la que practica una suerte de cine independiente con algunos mimbres del cine puramente comercial (como la utilización frecuente de estrellas de Hollywood) que lo sitúan como narrador oficioso de las cuitas del estadounidense, blanco, de clase media. Reitman es un buen director de personajes y sus películas, incluso las menos interesantes, siempre nos resultan interesantes por las criaturas que en ellas habitan, los lobbystas de causas políticamente incorrectas de Gracias por fumar (2005), la niña prematuramente embarazada de Juno (2007), el impenitente viajero sin vida propia de Up In the Air (2009) o la eterna adolescente de Young Adult (2011).



Las películas de Reitman siempre tienen un tono entre el drama y la comedia, de un naturalismo que no desdeña lo cool y su mirada comprensiva sobre los defectos y cuitas de sus personajes oscilan en el mejor de los casos entre un conmovedor humanismo y en el peor por un cierto adulcoramiento. A veces, a Reitman le falta algo de mala leche y por eso quizá Young Adult sea su mejor película. Hombres, mujeres & niños vuelve a mirar hacia esa clase media americana suburbial para poner el foco en la obsesión contemporánea por el smartphone y las redes sociales. Como el título sugiere, la película dirige tanto su atención a los cuarentones o cincuentones padres como a sus adolescentes hijos y a Reitman da la impresión de que le caen bastante mejor los jóvenes que sus insatisfechos y desleales padres.



Toda una estrella como Adam Sandler lidera un reparto en el que también aparece Jennifer Garner, bien medido y dirigido como es habitual en las películas de Reitman en una película con la capacidad para plantear preguntas interesantes, básicamente el dilema que plantea todo avance tecnológico convertido en epidemia social: o sea, por estúpido que sea, mantenerse al margen puede ser peor. Entre el "integrismo" antiFacebook y la exaltación que de él hace la sociedad, Reitman trata de encontrar un punto intermedio y la historia de la chica con una madre obsesiva y su tierno romance adolescente es conmovedora. La parte de los padres es mucho menos interesante y tópica (¡oh, los desvelos existenciales de la media edad!) en un filme que con frecuencia confunde el humanismo con el ternurismo.