Javier Gutiérrez se llevó el premio al mejor actor por La isla mínima

La batalla entre La isla mínima y Magical Girl está más viva que nunca y si en San Sebastián fue la película de Carlos Vermut la que se llevó la Concha de Oro, ayer los premios de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, conocidos como Feroz, rompió la racha y encumbró a la película de Alberto Rodríguez como la mejor del año. Mejor película y mejor director fueron los premios para este thriller ambientado en la Andalucía de los años 80 cuyo mejor premio sin duda ha sido ese millón largo de espectadores que la han disfrutado. La noche, de todos modos, estuvo repartida y Carlos Vermut ganó el premio al mejor guión, mejor actriz (Bárbara Lennie) y mejor cartel, obra del propio Vermut, que fue ilustrador antes que cineasta con lo cual, como dijo él mismo, el galardón cerraba el círculo. El premio a la mejor comedia fue para Paco León y su Carmina y Amén en medio del estruendo de un público que hizo suyo el galardón, emocionando a León.



Bárbara Santa-Cruz fue la presentadora de una gala que funcionó con precisión germánica trufada de un humor ácido y políticamente incorrecto que en alguna ocasión sorprendió al respetable ("ya somos importantes", dijo Santa Cruz, "¡Pedro Almodóvar se ha negado a venir!"... o ese chiste sobre la supuesta pederastia de Woody Allen que provocó un cierto estupor) haciendo buena la libertad de una ceremonia sin los corsés y las ataduras de los Goya. Desde el principio, el duelo entre las películas mencionadas dio a la noche un plus de tensión y como dijo el presidente de la Asociación, Pedro Vallín, pocas veces el cine español ha demostrado tanta calidad como éxito de taquilla. A pesar del frío glacial que hacía fuera de las Ventas y que tanto la industria como el periodismo atraviesan días aciagos fue una noche para el optimismo.



Más premios. Bárbara Lennie fue escogida como mejor actriz por su trabajo en Magical Girl y Javier Gutiérrez como mejor actor ganando ese duelo con su compañero de reparto Raúl Arévalo tan injusto como ese entre Susan Sarandon y Geena Davis en Thelma y Louise. José Sacristán, que está viviendo una segunda juventud gracias a su éxito entre los cineastas jóvenes, dedicó precisamente a ellos su premio como secundario por su espectacular actuación en Magical Girl. Y la belleza y hondura de la fantástica Loreak tuvo premio con el galardón para Itziar Aizpuru, que dio el discurso más largo de la noche y el más emotivo. Como ella misma recordó, Loreak es su segunda película y ojalá haya muchas más. Carlos Saura, que glosó el talento y la fuerza de los nuevos cineastas, se llevó el premio de honor y recordó sus logros: "40 películas y siete hijos, creo que he cumplido".



Por el escenario también desfiló Lois Patiño, el cineasta gallego que está triunfando en todo el mundo con Costa da Morte. Nos contaba luego que le da rabia colgar su película en Internet porque su tempo no es el más adecuado para el ordenador y quienes no hemos tenido la suerte de verla estamos ansiosos por ello. Y completamos el palmarés con el trofeo a la mejor música para Julio de la Rosa por La isla mínima, cuya partitura logra dar emoción y tensión a esta turbulenta historia que ya es un clásico del cine español.



Hubo varios momentos memorables en una gala inspirada. Manuela Vellés estuvo muy graciosa con sus bromas sobre las virtudes besadoras de los actores españoles, los dardos volaban afilados (dijo Santa-Cruz que poca gente como Carlos Areces sabe lo que es una "hermosa juventud") y los sketches pregrabados brillaron a gran altura. El de Paco León dando consejos a Marián Alvárez fue tronchante y el arranque con Eva Hache tuvo retranca y una cierta mala baba que dio a la noche un toque transgresor que le vino muy bien. Fue una noche redonda, en la que las fuerzas vivas del cine español (salvo Pedro, pero el año que viene todos esperamos su Silencio como la joya que será) donde reinó el optimismo e incluso la alegría. Los Feroz rugen fuerte y en su segunda edición dejaron claro que ya son imprescindibles.