Russell Crowe dirige El maestro del agua
El célebre actor neozelandés debuta en la dirección con El maestro del agua, un drama de tintes bélicos que desestima el relato heroico de la batalla de Galípoli y apuesta por el diálogo y la comunicación entre culturas.
La batalla de Galipolli convirtió en héroe al general Mustafa Kemal Atatürk, que tras la derrota en la Primera Guerra Mundial del Imperio Otomano lideraría el Movimiento Nacional Turco y acabaría por ser el primer presidente de la República de Turquía en 1923. Por su parte, el sentimiento de sacrificio y camaradería demostradas en aquella pequeña península de los Dardanelos por los soldados del ANZAC, de distinta procedencia y clase social, fue la piedra angular que unificó sentimentalmente a los territorios australianos bajo la misma bandera.
"Si aquellos jóvenes que dieron su vida en esta guerra volvieran ahora a la vida, estarían muy decepcionados porque les dijeron que su sacrificio iba a terminar con todas las guerras". Quien habla es Russell Crowe (Wellington, Nueva Zelanda - 1964), el célebre actor neozelandés que se estrena este viernes en la dirección con El maestro del agua, una película que dibuja el drama de aquella famosa batalla. La historia se centra en Connor, también interpretado por Crowe, un granjero australiano que ha perdido a sus tres hijos en Galipolli y que, tras el suicidio de su esposa a consecuencia del dolor, decide viajar hasta el escenario del conflicto para tratar de localizar los cadáveres de su cercenada descendencia. Le acompañan en el reparto la bellísima Olga Kurylenko en el papel de una viuda turca que regenta el hotel donde Connor se hospedará en Estambul, Yilmaz Erdogan como un fiero oficial turco y Jai Courtney que interpreta a un militar australiano encargado de las labores de identificación y sepultura de los cuerpos de los caídos en la batalla.
"Cuando leí el guion me di cuenta de que quería tomar la responsabilidad de contar esta historia porque creo que he logrado discernir lo que se escondía entre las sombras de la misma", explica el director. "Pensaba que podía ofrecer a los neozelandeses y australianos una perspectiva cultural que nunca habían contemplado acerca del conflicto, ya que nadie les había situado en el lado de los turcos". La película arranca justo en el momento en el que los soldados del ANZAC se retiran de Galípoli aunque, a lo largo del metraje, volvemos a la batalla para conocer lo que pasó con los hijos del protagonista. Estas escenas restan heroicidad al conflicto y ponen énfasis en la crueldad, salvajismo y sinsentido de cualquier acción bélica.
"Realicé una exhaustiva investigación sobre el tema", explica el actor de L.A. Confidential, que llegó a desplazarse hasta la diminuta península del estrecho de los Dardanelos. "Descubrí que todo era mucho más violento y menos honroso que lo que nos han vendido". Cuenta Crowe que los soldados, en un terrible ejemplo de los límites que se pueden cruzar en un conflicto bélico, hacían túneles para colocar bombas debajo de las trincheras del enemigo. "Sin embargo, siempre nos ha gustado enseñar el heroísmo aunque en detalle todo sea mucho más desagradable. El maestro del agua es una película orgullosamente antibélica porque pone la verdad por delante".
Olga Kurylenko y Russell Crowe en una imagen de la película
El filme, sin embargo, no se encuadra dentro del canon del cine de guerra. De hecho, durante buena parte de la cinta, se impone el melodrama en torno a la mezcla de culturas, con gran peso del personaje de Olga Kurylenko. "La película trata sobre el perdón y sobre intentar de comprender al otro", explica la actriz. "El dolor es universal, une a la gente y en una guerra no hay ganador, todo el mundo pierde algo. Por eso es me parece que la película hace muy bien en no posicionarse". Kurylenko destaca el gran oficio demostrado por Crowe en la dirección que, a pesar de debutar en el cine con esta película, antes ya había rodado tres documentales y cerca de 30 videoclips. "Habla el idioma de los actores y un director así es un regalo para un intérprete", puntualiza la actriz."Antes todos los directores con los que trabajaba eran mayores que yo", continúa Crowe. "Pero de repente me di cuenta de que últimamente estaba rodeado de directores jóvenes que me pedían consejo cada vez que se metían en un lío en el set". El actor de Una mente maravillosa (probablemente Ron Howard sea la referencia más clara en El maestro del agua) sintió un clic en la cabeza y se dio cuenta de que el peso de su experiencia en tantas películas y con tantos directores de renombre le conducía a la realización. En su primer proyecto se ha mantenido al margen de los grandes estudios.
"Lo que más he aprendido tiene que ver con la financiación de las películas y con la manera de mantenerte independiente". Russell Crowe ha reabierto algunas heridas de la historia australianas con El maestro del agua, como ya hiciera Peter Weir en 1981 con Gallipoli y además ha demostrado que tiene el pulso necesario para llevar a buen puerto sus propios proyectos cinematográficos.