Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.

Es obvio que ni Ordet; ni Paris, Texas; ni Accattone entran en mis recuerdos veraniegos.



Chipiona, Cádiz, 1988. Aún resuena la retahíla :"...Tomate, pepino, pimiento, cebolla, una puntita de ajo, aceite, sal, vinagre, pan duro y agua, el secreto está en mezclarlo bien...". Carmen Maura revelaba la receta del gazpacho enfundada en un rojo apasionado. El cónico haz del cine brillaba en la noche y dejaba ver el humo de los cigarrillos cual bruma marina. Mucho más arriba, en la negrura nocturna, el haz del faro -rítmico y centrífugo- iluminaba la noche.



Ese día, después de comer habíamos ido a la playa en tu Vespino rojo. Yo un rockabilly rebelde, tú la niña bien sevillana, menos rebelde, con un Rolex en la muñeca… igualita que Sade. Habíamos tonteado en las dunas en un juego eterno que no certificábamos. Al terminar la película, escuchando Teatro en la voz de La Lupe, abandonamos la ristra de sillas metálicas soldadas y nos fuimos a las rocas…. y besándote las piernas, despacito, me paraste en la mitad del muslo. El faro seguía girando, rítmico y centrífugo. Yo con una camisa con flecos!!!... Falsedad bien ensayada, estudiado simulacro...

Juan del Junco (Jerez de la Frontera, 1972) es uno de nuestros artistas más singulares, uno de los que mejor saben ejecutar ideas y, al mismo tiempo, de los que más enjundia, trascendencia e ironía manifiesta en sus planteamientos. En 2013 presentó El lenguaje, en la galería Magda Bellotti, equiparando al artista con un pastor, en una de sus series fotográficas más celebradas.