Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.
No puedo evitarlo y siempre me sonrío cuando llega el verano, pienso en los viajes y en aquellos espacios diminutos donde a veces habitan las ilusiones estivales. Asocio el verano con el camarote de los hermanos Marx y los huevos duros. Estoy vacunada contra el mal humor, los trayectos incómodos, los vuelos repletos o las playas saturadas. Asocio las vacaciones con esa escena de Una noche en la ópera donde las carcajadas se enlazan una tras otra mientras va sucediendo lo impensable. Así que no me amargo ante las dificultades técnicas o los despropósitos absurdos. Simplemente aprieto mi bocina interior y pido que sean tres huevos duros. Deliciosos huevos duros para sobrellevar las pataletas ajenas, la falta de empatía o las largas esperas en alguna terminal sin aire acondicionado. Huevos duros para compartir con los que como yo se lanzan a la aventura del verano y se comprometen a reírse un buen rato todos los días.
Secciones
- Entreclásicos, por Rafael Narbona
- Stanislavblog, por Liz Perales
- En plan serie, por Enric Albero
- A la intemperie, por J. J. Armas Marcelo
- Homo Ludens, por Borja Vaz
- ÚItimo pase, por Alberto Ojeda
- Y tú que Io veas, por Elena Vozmediano
- iQué raro es todo!, por Álvaro Guibert
- Otras pantallas, por Carlos Reviriego
- El incomodador, por Juan Sardá
- Tengo una cita, por Manuel Hidalgo
Verticales