Jacques Tati (Le Pecq, 1907 - París, 1982), aunque su talento probablemente no sea tan conocido en España como debería, es sin duda uno de los grandes cómicos de la historia del cine y además tiene el honor de ser el director más popular y querido de Francia y, por ello, uno de los más exitosos del continente europeo. Heredero del gag visual de los maestros del cine mudo como Charles Chaplin y Buster Keaton, el director sumó a su clasicismo un elemento que manejaba como nadie, los efectos sonoros, y creo un personaje, Mr. Hulot, que con su eterna gabardina y su perfil apocado ha quedado enmarcado como uno de los grandes alter egos del séptimo arte. Ahora, coincidiendo con la reedición de su filmografía en Blue-Ray, Fnac prepara en Madrid un programa de proyecciones de su obra que se diseminará a lo largo de todo el mes de septiembre por todas sus sedes: Callao, Castellana, La Gavia, Majadahonda y Plaza Norte.



Tati, nacido como Jacques Tatischeff en 1907 en Le Pecq, descubrió sus dotes cómicas mientras entretenía a sus compañeros del equipo de rugby de Racing Club de Francia en torno a 1930. Procedía de una familia de ascendencia rusa, aunque por sus venas corría también sangre italiana y neerlandesa, y en sus corta experiencia vital no había destacado lo suficiente en ningún ámbito. Desde luego no en los estudios, que abandonó con 16 años, ni posteriormente en el negocio familiar, ni siquiera en el deporte, que había practicado con empeño pero sin mayor éxito.



Sin embargo, ante sus compañeros de rubgy, descubrió que tenía un gran talento para imitar de manera cómica a los deportistas, a los árbitros e incluso al público de los partidos y con el paso del tiempo fue configurando un espectáculo, Impresiones deportivas, que le haría triunfar en el mundo del teatro de variedades de París, para después establecerse por todo el circuito nacional de los Music Hall. De esta manera le llegaron varios papeles para interpretar en el cine, rodando cuatro películas antes del estallido de la II Guerra Mundial, una de ellas con el director René Clément.



Participó en el conflicto bélico en el 16° Regimiento de Dragones hasta la rendición de Francia, cuando es desmovilizado. A partir de entonces su carrera se dispara y en 1948 estrena su primera película como director, Día de fiesta. Aunque en un principio pasó sin pena ni gloría por las carteleras francesas, la historia del peculiar cartero que protagoniza la acción terminó siendo todo un éxito de público y fue nominada al León de Oro en el Festival de Venecia.



En su siguiente película ya aparecería el personaje por el que sería siempre recordado, Mr. Hulot. Ataviado con una gabardina y un sombrero, y con una pipa en la boca, este personaje candoroso e despistado se enfrenta y choca con las convenciones sociales y con la nuevas tecnologías que comenzaban a cambiar el mundo, por lo que existen ciertas reminiscencias a Chaplin, su Charlot y sus Tiempos modernos. Las vacaciones de Mr. Hulot (1953), su primera aparición, fue un éxito rotundo tanto de público como por parte de la crítica, que había acogido tibiamente la primera película de Tati. La cinta recibió varios galardones y distinciones, como el Premio Louis Delluc.



En 1958 se pasaría al color con Mi tio, logrando el Oscar a mejor película extranjera y un gran éxito en todo el mundo. Sin embargo, su siguiente trabajo, Playtime (1968), estuvo rodeado de problemas financieros viéndose obligado a ceder los derechos de explotación de sus anteriores películas. El filme era ambicioso y arriesgado y no logró la repercusión deseada. Además pusó a Tati en una situación económica difícil.



Pero el cómico logró remontar y todavía le daría tiempo a realizar otra película mas, Traffic, que sin embargo marca ya cierta decadencia y agotamiento en su arte. Pero la fama del director francés ya estaba configurada y, sin duda, su lugar entre los más grandes cómicos en la historia del séptimo arte es irremplazable.