Alfonso Gómez-Rejón: "Hay que sumergirse en la vida aunque duela"
El director de series de televisión estrena Yo, él, Raquel, su primera película, premiada con el Gran Premio del Jurado y el del Público en Sundance
9 octubre, 2015 02:00Alfonso Gómez-Rejón
Hijo de inmigrantes mexicanos pero nacido y crecido en Laredo (1972, Texas), Alfonso Gómez Rejón ha hecho fama y fortuna como solicitado y prestigioso director de series de televisión como Glee o American Horror Story, por la que fue nominado a un Grammy. Su primer filme como director, Yo, él y Raquel, ganador del Gran Premio del Jurado y el del Público en Sundance y sin duda una de las joyas del cine independiente de Estados Unidos. La película cuenta la historia de Greg (Thomas Mann), un adolescente inteligente y creativo que trata de pasar desapercibido en el mundo como forma de protegerse. Mezcla entre arrogancia e inseguridad, el mundo de Greg cambiará cuando comienza a relacionarse con una compañera de colegio enferma de leucemia. Un romance imposible (o no) que la película cuenta con un logrado tono a medio camino entre la comedia y el drama. Un gran debut plagado de fantásticos personajes y diálogos agudos que deja huella en el corazón.Pregunta.- La película está basada en una novela de Jesse Andrews, también guionista. ¿Cómo llegó a este proyecto?
Respuesta.- El guión estaba recibiendo muchos elogios y aunque no suelo interesarme en guiones que no son míos también me gustaba el título Me and Earl and the Dying Girl. No me lo esperaba y me encantó. La idea de que la muerte de una persona no significa que se acabe todo me interesó mucho porque era una época en la que había perdido a mi padre y vi la oportunidad de hacer algo muy personal que es lo que quería que fuera mi primera película.
P.- Lo más llamativo es que trate un tema tan duro como el cáncer de una adolescente con un tono muchas veces de comedia.
R.- El miedo que tenía yo era que la gente no sintiera que es algo auténtico y real. Para mí era un proceso de entregarme por completo, reír y llorar y aprender y crecer con ello. Lo más importante no era que fuera divertida sino las emociones. Prácticamente la última media hora es muda y ahí es donde el viaje se vuelve más personal.
P.- Todo empieza y acaba en Greg. ¿Quiso vertebrar toda la película en torno a ese personaje?
R.- Yo era Greg en la secundaria y también cuando rodaba la película porque cuando pierdes a tu padre te vuelves a sentir niño. Yo me estaba enfrentando a una cosa muy abstracta que estaba sintiendo y quería explicármela con esta película. Y eso es lo mismo que hace Greg, darle forma a lo confuso de lo que le está pasando rodando un filme para su amiga enferma.
P.- Es curiosa esa mezcla entre inseguridad y arrogancia del protagonista.
R.- Hay quien ha criticado la película porque Greg es muy snob, ¡pero es lo que es! Es un chaval joven y parte de madurar es darte cuenta de que no eres tan importante. Quieres que todo el mundo gire a tu alrededor pero aprendes a ser menos egoísta y arrogante. También es un artista joven y él oculta su trabajo porque teme que le critiquen que es el miedo de todo artista.
Fotograma de Yo, él, Raquel
R.- El diálogo es increíble. Me habían dicho que es una película de high school y antes de leerlo me hice mis propios prejuicios. De repente lo primero que me enganchó fueron precisamente los diálogos. Es todo muy honesto, muy imperfecto y tiene una melodía muy interesante. No era como en muchas películas que siempre dicen lo que toca en cada momento. Cuando va a casa de la chica enferma Greg le dice: "Estoy aquí porque mi madre me ha obligado", no es lo más correcto y tiene una frescura que no es habitual.
P.- Greg cuida a la chica pero en realidad ella cuida de él. Vemos a un personaje que no es consciente de hasta qué punto su inseguridad puede arruinar su vida. Ella capta que ese complejo de inferioridad puede echarlo a perder...
R.- Es diferente cuando te lo dicen tus padres a cuando te lo dice alguien que quieres fuera de tu familia. Es lo que ella le aporta, le ve tal cual. Ve lo arrogante y egoísta que es pero también lo talento y chistoso. No es una película romántica habitual pero sí relata esa conexión entre dos personas y cómo eso las transforma. El protagonista se ha dedicado a ser invisible toda la vida y gracias a ella se vuelve visible. Ella le empuja a que crea en él y vaya a la universidad. Esa química es lo importante de la película. Incluso lo filmé así, al principio son tomas muy abiertas rodadas con ángulos 10 mm que casi ni lo ves a él.
P.- Los personajes son cultos y tienen un aire hipster pero huye como de la peste de los referentes generacionales.
R.- Tenía pánico a que de repente saliera una canción de Maroon 5. Ella siempre está escuchando a Brian Eno. No quería que se marcara una época, quería que pudiera suceder en cualquier época. Es posible que la cataloguen como película hipster pero para mí no tenía nada que ver con eso. Yo no soy el menos hipster del planeta pero lo importante era crear una experiencia auténtica.
P.- ¿Cómo se rueda un high school después de Glee?
R.- Quería precisamente una escuela que no se pareciera a Glee y la rodé como una cárcel. Jugué con el tamaño de los pasillos y las taquillas. En esta películas las tomas son muy precisas, muy diseñadas. Vemos el amarillo que la representa a ella y es la energía, después se vuelve una película muy sencilla, casi documental. Hay un momento en el que se para y da un giro. El protagonista se tiene que adaptar al ritmo nuevo, no puede controlar. Sale el coraje y la aceptación.
P.- Al final, la lección es que no podemos vivir ocultos en la vida. Tarde o temprano, hay que implicarse.
R.- Eso él lo aprende haciendo una película para ella. De repente se da cuenta de que no puede hacer una parodia, tiene que hacer algo original y personal. De esto va este filme, uno tiene que sumergirse en la vida aunque duela.
P.- ¿Qué puede contarnos sobre esas minipelículas del protagonista que parodian de forma low cost a los grandes tótems del cine?
R.- Ya lo dijo Coppola en los 90 cuando aparecieron cámaras más baratas: un niño de seis años será el próximo gran genio del cine. Ahora se puede hacer una película con un teléfono. Pero no estaba pensando en el futuro del cine. Lo que quería hacer un homenaje a las películas que me han gustado a mí. Están muchas veces conectadas con el tema de la muerte pero al mismo tiempo son muy divertidas.
@juansarda