Image: Cédric Jiménez: Nunca podría ser el héroe de mi película

Image: Cédric Jiménez: "Nunca podría ser el héroe de mi película"

Cine

Cédric Jiménez: "Nunca podría ser el héroe de mi película"

20 noviembre, 2015 01:00

Una imagen de Conexión Marsella

El director galo estrena Conexión Marsella una película basada en hechos reales que narra la tragedia de Pierre Michel, el Elliot Ness francés, un juez obsesionado con limpiar las calles de la droga en abierta guerra contra el líder criminal Gaetan Zampa.

Cédric Jimenez (Paris, 1976) nos traslada a los años setenta, cuando Marsella era un punto caliente del narcotráfico internacional. De sus laboratorios clandestinos salía la heroína más pura del mundo hacia todos los rincones del planeta, especialmente Estados Unidos. Era la French Connection. La legendaria película de William Friedkin estableció su mitología en todo el mundo. Cuarenta años después, el primer trabajo en solitario de Jiménez -que co-dirigió junto a Arnaud Duprey el thriller terrorista Aux yeux de tous hace tres años- rescata el antagonismo entre Gene Hackman y Fernando Rey en las figuras internacionales del estrellato francés, Jean Dujardin y Gilles Lellouche.

Pero Conexión Marsella no es un remake. La historia es otra. Basada en hechos reales, narra la tragedia de Pierre Michel (Dujardin), el Elliot Ness francés, un juez obsesionado con limpiar las calles de la droga en abierta guerra contra el líder criminal Gaetan Zampa (Lellouche). En un encomiable y ambicioso esfuerzo por notariar toda la investigación durante los setenta y los ochenta con minuciosidad -la cinta es de 130 minutos-, al tiempo que centra el drama en la psciología de ambos protagonistas, Jimenez vincula su filme con la tradición del cine de mafiosos americano pero sin olvidar sus raíces francesas.

Pregunta.- ¿Cuáles han sido las referencias que ha manejado para esta película?
Respuesta.- Mi primera obsesión fueron Coppola, De Palma, Scorsese, y llegué a los franceses del polar después. Mi personalidad cinematográfica está anclada en esos cineastas. No podría nombrar una película en concreto como referencia principal de Conexión Marsella, porque se trata más de una idea, una noción sobre el cine de los setenta americano, pero también el de los sesenta europeo. Supongo que verás a Scorsese en mi película, pero también a Melville o Clouzot, las influencias son muchas. En el trabajo con el director de fotografía también vi películas muy alejadas de esa idea, como Babel, porque no me interesaba entrar en un mundo de referencias demasiado visibles.

P.- Narra la historia de un juez que trabajó sin miedo a enfrentarse a los mafiosos más peligrosos, que puso su vida en juego. ¿Cree que existen todavía este tipo de jueces?
R.- Espero que sí. Una de las razones por la que hice esta película es porque creo que necesitamos arrojar más luz al trabajo de los captores. Casi siempre se retrata el crimen desde el lado del criminal, y a veces nos olvidamos de que los héroes están al otro lado. El magistrado Pierre Michel es esa clase de personas que hacen el mundo mejor y por eso les necesitamos.

P.- Llega un momento en que para luchar contra la mafia hay que actuar fuera de la ley, y el fiscal descubre la corrupción sistemática en la justicia... Es un relato clásico pero moderno al mismo tempo por su ambigüedad moral.
R.- Sí, es algo clásico. Cualquier policía que trabajó en esos años podría hablarte de la extendida corrupción en los cuerpos judiciale y de seguridad. Cuando tienes a alguien en frente que está dispuesto a matarte, tú también tienes que estar dispuesto a hacerlo o desapareces. Es la lógica. Pero en esta película quería que los dos antagonistas mostraran dos puntos de vista sobre la vida. Jean Michel piensa que él no es importante, que está dispuesto a sacrificarse para mejorar el mundo, pero el otro le dice que muy bien, que morirá, pero que nada cambiará. Creo que el público se puede quedar con una parte de las dos visiones sobre el mundo. Es la visión romántica y la visión egoísta, incluso nihilista. A mí me encantaría ser como el fiscal, tener esa clase de heroismo casi altruista, de nobleza, pero soy incapaz. Nunca podría ser el héroe de mi película. Yo seguramente acabaría cogiendo el dinero.

P.- La película retrata al supuesto villano con dramatismo, preocupada por su destino, su historia también es una tragedia. ¿Por qué era importante para la película extraer humanismo del criminal Zampa?
R.- Porque en el fondo es como tú y como yo. Su negocio es el narcotráfico, pero es honesto con su mujer y sus hijos, es un padre de familia. Se preocupa por las mismas cosas, por la felicidad de su familia.

P.- Esa dualidad está muy bien expresada en el casting, al escoger a actores tan similares, tanto en físico como en carisma. ¿Fue algo intencionado?
R.- No es algo que hice conscientemente. Me acerqué a ellos porque sabía que podían hacerlo, porque además se parecían a las personas en las que están basadas. Aunque son sobre todo conocidos por sus papeles cómicos, porque en Francia se hace mucha comedia, son unos actores dramáticos espectaculares. Y yo quería explotar esa faceta. Luego, una vez juntos, en el rodaje, efectivamente nos dimos cuenta de lo mucho que pueden llegar a parecerse cuando están juntos, y jugué con eso, porque refuerza mucho la narrativa.

P.- ¿Se aleja mucho de los acontecimientos en que se inspira?
R.- Está basada en hechos reales, y en el primer borrador todo era muy ajustado a los hechos que se conocen, pero en el segundo borrador ya me tomé algunas libertades. De manera que la base del guion que permanece es totalmente periodístico, pero pronto me di cuenta de que no es tanto una película sobre los hechos como sobre los personajes, sobre sus psicologías y motivaciones.

P.- ¿Cómo se plantea la representación de la violencia?
R.- Hay que enseñarla, porque los criminales imponen el respeto y el terror con sus manifestaciones de violencia. Para transmitir ese terror, tenemos que verlo. Así que hay que mostrar la violencia, pero no estoy especialmente interesado en ello. Son siempre momentos abruptos, instantáneos y crueles, pero nunca me complazco en la violencia, no me gusta estilizarla ni glorificarla.

@carlosreviriego