Marcada por el boicot frente al supuesto racismo de las candidaturas y con una clara favorita, El renacido, la gala de los Oscar que se celebra este domingo (nuestra madrugada del lunes) probablemente no deparará grandes sorpresas. La esperanza española estará puesta en el diseñador Paco Delgado.

Anfitrión accidental

El desafío del cómico Chris Rock como maestro de ceremonias no es menor. Será su regreso tras la gala de 2005, si bien esta vez no solo tendrá que idear el modo de colocarse a la altura de sus predecesores, especialmente de Ellen DeGeneres, que hace dos años hizo la mejor publicidad de Twitter con su famoso selfie rodeada de estrellas (¡el gesto de Kevin Spacey es impagable!), sino que tendrá que lidiar con el elefante en la habitación. La delicada cuestión racial que ha marcado esta 88 edición de los Oscar, denunciada por Spike Lee y refutada, via boicot, por varios colegas (entre ellos el archifamoso Will Smith, que no acudirá a la gala), le coloca en la incómoda situación de ejercer de anfitrión de unos premios que no han considerado a un solo actor negro en sus nominaciones. Hay pocas dudas de que, dado el cáustico humor del humorista afroamericano, Rock abordará el tema en su monólogo inaugural.



Renacido iñárritu

Las previsiones son esta vez realmente sólidas, con poco margen para las sorpresas. Hay pocas dudas dada la unanimidad de los galardones precedentes y el ambiente de entusiasmo que se respira alrededor de El renacido, que parte como clara favorita de la noche. Desde su narcisismo triunfalista, el mexicano Alejandro González Iñárritu no habrá podido engañar a la comunidad crítica (y gran parte de los espectadores) con su survival pretencioso, vacuo y grandilocuente, pero los académicos parecen más que dispuestos a entregarle por segunda vez consecutiva la estatuilla a Mejor Director (que recogió por Birdman), aparte del premio gordo a Mejor Película. Quizá se queda apartado del camino a la gloria el Oscar a Mejor Guión Original, lo que no deja de alimentar la justicia poética, pues la misma historia ya la escribió hace 35 años Jack de Witt en El hombre de una tierra salvaje (R. C. Safarian, 1971).



Hacia el espectáculo

El caso es que El renacido podría pertenecer a los dos grandes grupos de candidatas a Mejor Película, que como es habitual se dividen entre las concesiones al estímulo inmediato del espectáculo visual y a las propuestas más íntimas, con cierta repercusión social. La furia de Mad Max, con diez nominaciones, llega con el respaldo de crítica y público, si bien la magnífica película del australiano George Miller parece más porosa a los premios técnicos, al igual que Marte de Ridley Scott, con siete candidaturas. En todo caso, hay que estar siempre abierto a las sorpresas, pues las dos cintas de ciencia-ficción, espléndidas, son encantadoras de grandes públicos y no limitan sus tramas al cine de atracciones, aquel que en todo caso simboliza aquello que Hollywood aún puede ofrecer para distinguirse de la ficción televisiva. ¿Premiará la meca del cine el tipo de películas que, a pesar de haber dejado fuera a Star Wars, aún arrastran multitudes a las salas?



Desde la conciencia

Adam McKay y Thomas McCarthy, ambos nominados a Mejor Director, han realizado las películas más "concienciadas" y "comprometidas" de la terna, ambas extraordinarias. Mientras que McKay trata de desembrollar el embrollo de la crisis financiera en la ambiciosa La gran apuesta, McCarthy desciende a los sótanos del periodismo de investigación y de la pederastia del clero en Spotlight, resucitando la mejor tradición de todo un subgénero. Su vocación de denuncia puede hacer mella entre los académicos, así como las resonancias políticas de El puente de los espías, crónica del Telón de Acero y tributo al thriller clásico que sin embargo no le ha granjeado a Spielberg una nueva nominación a mejor cineasta (¿y por qué no?). Tanto el romance de época de Brooklyn como el conmovedor relato materno-filial de La habitación, cuyo director Lenny Abrahamson también está nominado, parecen haber asumido su condición de convidados de piedra.



Hazañas Corporales

Bien extraño sería que de nuevo Leo DiCaprio se fuera del Dolby Theatre de Los Angeles con las manos vacías, como en las cuatro ocasiones anteriores. Aunque al mismo tiempo se antoja algo gratuito que conquiste su primer Oscar con un papel donde pone más a prueba su resistencia física que sus dotes interpretativas. Es algo consustancial en todo caso a los académicos la necesidad de premiar a los actores por sus hazañas corporales, como al Eddie Redmayne que se transforma en mujer en La chica danesa, si bien juega en su contra que ya recogió al tío Oscar el año pasado por encarnar a Stephen Hawking. Acaso la opción más sensata sería Michael Fassbender por su original encarnación de Steve Jobs en la película de Danny Boyle, aunque no hay que perder de vista la energía cómica que despliega Matt Damon en Marte. Por su parte, después del triunfo en los Globos de Oro, Sylvester Stallone no estará nunca más cerca de conseguir un Oscar en la piel de su amado Rocky, que ya rozó en 1977. Por méritos, en todo caso, la lógica respalda al británico Mark Rylance por su gran papel como espía soviético en El puente de los espías.



Papeles femeninos

Desde París se pronunció Charlotte Rampling respecto al boicot: "Es racismo contra los blancos. Puede que los actores negros no merecieran estar en la recta final". No sabemos hasta qué punto estas declaraciones le restarán apoyos, pero desde luego su interpretación en 45 años condensa la sabiduría y la experiencia de una gran actriz. Adquiriría mayor sentido en todo caso que los Oscar completaran en la pareja lésbica de Carol, Cate Blanchett (Actriz Principal) y Rooney Mara (Actriz de Reparto), lo que el Festival de Cannes dejó a medias premiando solo a la segunda. No lo tendrá fácil la actriz australiana, pues aparte de que sería su tercer Oscar, los pronósticos apuntan a Brie Larson por su emotivo trabajo en La habitación. Para los anales de la anécdota, se podría dar la circunstancia de que la Rose y el Jack de Titanic salieran triunfantes casi veinte años después, ya que Kate Winslet (Jobs) opta a la estatuilla por su papel como la asistenta personal del fundador de Apple, si bien en la categoría de Actriz de Reparto los ojos están puestos en la salvaje y sangrienta transformación de Jennifer Jason Leigh para Los odiosos ocho de Tarantino.



Premios secundarios

La imagen de síntesis de Pixar o las marionetas de silicona de Charlie Kaufman. La estatuilla a la Mejor Película de Animación se la disputan Del revés y Anomalisa, modelos bien distintos de entender el cine animado: Pixar sigue explorando las posibilidades de la creación digital y Kaufman articula su angustia existencial mediante el slow-motion artesanal. No deja de ser significativo que Del revés también opte al Mejor Guión Original, en competencia con el novelista Nick Hornby por adaptar la novela Brooklyn de Colm Tóibín, si bien resulta más convincente el desafío al que se enfrentaron Randolph y McKay para convertir en relato cinematográfico la densidad financiera de La gran apuesta. El guión original podría caer en manos de los hermanos Coen por una película escrita para Spielberg, y será muy interesante la batalla entre los magos de la luz Ed Lachman (Carol), Robert Richardson (Los odiosos ocho), Roger Deakins (Sicario), Emmanuel Lubezki (El renacido) y John Seale (Mad Max), casi todos ellos reivindicando la fotografía en celuloide. En la categoría documental parte como favorita la crónica del estrellato y desaparición de Amy Winehouse (Amy, de Asif Kapadia), si bien The Look of Silence, el regreso de Joshua Oppenheimer al genocidio tailandés (The Act of Killing), también cuenta con posibilidades.



Invitados extranjeros

De entre las películas de habla no inglesa lo más consecuente sería apostar por El hijo de Saúl, el escalofriante debut del húngaro László Nemes con su propuesta de inmersión subjetiva en los infernales días de Auschwitz. Cualquier recreación del Holocausto judío siempre ha sido bien recibida por la Academia de Hollywood, aunque la radicalidad de la propuesta puede esta vez echarles para atrás y que se decidan por la franco-tunecina Mustang, de Deniz Gamze Ergüven, la niña bonita de los premios de prestigio europeos. Como si fuera una especie de Las vírgenes suicidas en Túnez, el filme relata la historia de cinco hermanas rebeldes sometidas al encierro domiciliario y la represión sexual de una sociedad conservadora que entiende la feminidad como algo peligroso. Colombia podría dar la sorpresa con la más que convincente película de Ciro Guerra, El abrazo de la serpiente, hipnótico y extroardinario relato basado en hechos reales sobre la relación entre un chamán, último superviviente de su tribu, y dos científicos en busca de una planta curativa a principios del siglo XX.



Ausencias de peso

El efecto más perverso de la candidatura de Sylvester Stallone al Oscar es que su compañero de reparto en Creed, Michael B . Jordan, no haya sido considerado, como tampoco el director y guionista del fime, Ryan Coogler, también de raza negra. Esta circunstancia posiblemente hizo saltar las alarmas a la comunidad afroamericana. La revolución cultural del hip hop en los años ochenta, recreada en Straight Outta Compton, ofrecía bastantes interpretaciones de donde escoger -como O'Shea Jackson Jr. en la piel de Ice Cube o Corey Hawkins en la de Dr. Dre-, pero la película se ha tenido que conformar con su candidatura a Mejor Guión Original. Lo que seguramente es imperdonable es que Carol, probablemente la mejor película salida de Hollywood que veremos este año, no opte a los premios más importantes (sobre todo Todd Haynes como director), como tampoco lo hace Ex Machina, la magnífica y aterradora fábula de Alex Garland en torno a la inteligencia virtual, cuya protagonista cyborg Alicia Vikander opta a premio pero por otra película, La chica danesa.



Esperanza nacional

En la película de Tom Hooper están depositadas las únicas esperanzas de un Oscar español, que podría caer en manos del diseñador Paco Delgado, nominado por segunda vez tras irse de vacío en 2013 con Los miserables. Filme de época que concede un innegable peso al trabajo de vestuario, La chica danesa parte con posibilidades frente a Carol, Cenicienta, Mad Max y El renacido. El figurinista canario, que cuenta con dos Goya, ha visto sus posibilidades menguar ante el fallo de los premios Bafta a los que también concurría, y que se pronunciaron en favor de la moda retro-futurista punk de Mad Max, responsabilidad de Jenny Beavan. Aunque solo sea por cuestiones estadísticas, Sandy Powell, que compite con Carol y Cenicienta, tiene casi todas las de ganar.



@carlosreviriego