Yann Arthus-Bertrand durante la presentación de Human

El director francés pretende condensar la humanidad en su documental Human, un periplo por 60 países donde, además de tomar espectaculares vistas aéreas, entrevista a cientos de personas acerca de temas universales como el amor, la guerra, la pobreza o el futuro del planeta.

Las cifras de la última película de Yann Arthus-Bertrand (París, 1946) abarcan la escala de su ambición: un largometraje de tres horas y cuarto, un rodaje en sesenta países, sesenta y tres idiomas, 2500 horas de filmación, más de 2000 entrevistas de las cuales 110 aparecen en la versión oficial. Estrenada en septiembre de 2015 ante la Asamblea General de Naciones Unidas y proyectada gratuitamente en las principales ciudades españolas el pasado 23 de febrero, es Human la punta del iceberg de un proyecto tan vasto como el mundo que pretende retratar. Con el apoyo de Google, la Fundación Bettencourt Schueller y Goodplanet - fundación creada por él mismo en 2005 -, las condiciones están reunidas para que Human sea un fenómeno planetario y exponencial. En el marco de la temporada cultural Odiseas contemporáneas organizada por el Instituto Francés de España, entrevistamos al célebre fotógrafo sobre este fresco humano que habla, calla, llora y ríe ante su cámara.



Pregunta.- Se pueden ver en el enlace de la película varios documentos extra y testimonios que finalmente no se incluyeron en la versión final, y hasta cuatro horas y media en YouTube.

Respuesta.- Hay tanto material acumulado durante tres años de trabajo, que es solamente el comienzo de algo más grande. Queríamos mostrar todo lo que no aparece en la película. Para la versión final, sólo hemos utilizado el uno por mil del material filmado. Por ejemplo, tienes retratos como el de Bill Gates o el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, accesibles en YouTube y colgados después del lanzamiento de la película. Actualmente estamos trabajando en otra que se llama Woman y que saldrá dentro de tres años. Es una especie de prolongación de Human y trata del sufrimiento de las mujeres: ¿qué es ser mujer en un mundo de hombres?, ¿por qué hay 6% de mujeres en la cárcel?, ¿por qué el 95% de la riqueza pertenece a los hombres? Estamos preparando una exposición y proyectos complementarios. Utilizamos las herramientas de Internet, del cine y de la televisión. Así que Human es más un proyecto que una película, es todo un universo.



P.- Se suceden dos planos a lo largo de la película: la puesta en escena sobria de cientos de testimonios y las imágenes de paisajes exuberantes junto a la música del compositor Armand Amar. ¿Cómo se relacionan?

R.- Quería subrayar la palabra y el rostro de cada persona y dar de este modo una coherencia a la película. En cuanto al vínculo entre rostros y paisajes, a veces existe y a veces no. Pero esto no es demasiado importante. Puede incluso pasar que la gente encuentre una carga simbólica que yo no había visto. Por ejemplo, vemos al principio una imagen de caravanas por el desierto: algunos dicen que he pretendido subrayar el contraste entre las sombras y el sol… Yo me limito a enseñar esas imágenes y la gente verá lo que quiera ver.



Todas las culturas están presentes en Human a través de más de 2000 entrevistas

P.- ¿Cómo han cubierto semejante muestra de población y concebido el cuestionario?

R.- Ha habido un trabajo importantísimo de dieciséis periodistas y tenemos contactos locales en los distintos lugares. Cuando haces documentales desde hace muchos años como yo, sabes trabajar, sabes lo que buscas, preparas las cosas anticipadamente. El cuestionario de Human está inspirado en el que ya utilizamos en 7 mil millones de Otros (unas cuarenta preguntas sobre el amor, la guerra, la pobreza, la riqueza, la felicidad, etc.). Quería volver a hablar de la guerra, por qué después de miles de años de filosofía el hombre no ha sabido frenarla sabiendo que no hay felicidad en la guerra, por qué no podemos perdonar, por qué siguen enfrentados Israel y Palestina desde hace setenta años, cómo la guerra vuelve loco. En EEUU, hay más soldados que se suicidan al volver a casa que muertos en combate. Pero también reconoce un veterano estadounidense que le gusta matar. Ha sido necesario hablar con personas de Ruanda, República Centroafricana, Ucrania, Camboya. Human es mucho más política que mis anteriores películas.



P.- Precisamente, se le ha acusado en el pasado de despolitizar la cuestión de la ecología a raíz de su apoyo a los mundiales de fútbol de 2022 en Catar sin tener en cuenta su impacto medioambiental. ¿Qué reacciones está teniendo esta película?

R.- Estoy muy contento con la acogida del público en general, aunque no ha gustado a la crítica en Francia, donde hay un malestar entre los periodistas y la prensa va mal. Los de Libération vieron la película, sentados en una sala a mi lado, y la detestaron. No lo comprendo. Si no te gusta la película es porque no has abierto tu corazón, no te gusta la gente y vives con resentimiento. No has conseguido mirarla como un ser humano, sino como un periodista que solamente piensa. Así que discrepo de la acusación que se me hace de "despolitizar": esta película es muy política. Estoy convencido de que esta revolución espiritual que debe cambiar el mundo vendrá de mí, no de los políticos. Yo hago mi trabajo mirando al mundo, sin tanto cinismo ni escepticismo. Creo en el amor, no hay que tener miedo de querer a la gente y pienso que a los periodistas les cuesta querer a la gente.



P.- ¿Nadie es profeta en su tierra?

R.- En Francia no se me quiere porque monto proyectos con la Fundación Bettencourt y la de Catar, y porque intento hacer películas gratuitas, mientras que todos los periodistas del mundo entero están entusiasmados. He estado la semana pasada en un encuentro TED en Vancouver (Technology, Entertainment, Design, organización sin ánimo de lucro cuyo lema reza "ideas que vale la pena difundir"), y la gente quedó pasmada con Human. Nadie salía de la sala después de la proyección, te venían a abrazar… era impresionante. Mucha gente dice que es la mejor película que ha visto en su vida. Es lo mejor que puedes escuchar. Y eso que no es una película fácil que vas a ver el sábado por la noche para entretenerte. Es una experiencia que hay que aceptar. Normal que no guste a todo el mundo: es a la vez una obra difícil, importante y con desaciertos. De todas formas, me parece una película imposible: se me reprocha que no he hablado de todo, que he dejado de lado temas como la corrupción o la religión, pero yo la considero como un gran ensayo.



P.- La financiación de Human supone 13 millones de euros y fueron 12 millones en el caso del documental Home (2009), gracias a las fundaciones mencionadas. ¿Es difícil mantener su independencia?

R.- Cuando haces una película, necesitas un productor y éste se dirige a un banco que, por cierto, no es mejor que un mecenas. El banco quiere recuperar su dinero y te obliga a entrar en un sistema comercial. Pero siendo esta película muy personal, cuando cae en manos de un distribuidor que no tiene la misma visión que tú, te molesta muchísimo. Suelen ser mercaderes que se ocupan de otras películas y a menudo distribuyen películas que ni han visto. Les falta un compromiso moral. Por esta razón pedimos a los distribuidores de cada país la autorización de poder proyectarla gratuitamente y seguir teniendo así cierto control sobre la película. También he tenido que defender contra viento y marea la duración tan larga del filme.



El Amazonas visto desde el cielo en Human

P.- Home fue visto por 600 millones de personas según la productora. ¿Cómo se han planteado la difusión de Human?

R.- Intentamos mezclar lo comercial y lo gratuito, y es realmente complicado. Quizás haya sido un error, deberíamos haberlo difundido sólo en cines y después de un año, colgarlo gratuitamente en la red. Pero hemos recibido una gran ayuda de Google cuya dirección quedó encantada con este trabajo. Y además, hay muchos países donde no hay cines o donde la película está boicoteada, por ejemplo en los países árabes donde hay homofobia. En estos casos la película existe únicamente vía Internet. De momento, está subtitulada en YouTube en cinco lenguas: inglés, español, francés, ruso y árabe. Existe una versión doblada al francés por la presión del distribuidor, pero ha sido un error porque se pierde mucha emoción. Y Home se difundió en veinticinco o treinta lenguas gracias a gente anónima que se ocupa por iniciativa propia. Cuando consigues hacer una obra cinematográfica importante, ésta seguirá su camino propagándose con el boca a boca. Es a fin de cuentas un trabajo colectivo.



P.- Un buen puñado de establecimientos escolares en Francia llevan su nombre y Naciones Unidas le reconoce como "embajador de buena voluntad". ¿Se considera un educador?

R.- No puedes vivir ajeno a este mundo. Mi oficio es mi vida, intento mejorar el mundo a mi manera. No llego a considerarme un educador, aunque me encantaría contribuir en algo a la pedagogía. Soy fotógrafo y periodista, un periodista comprometido que se pelea para que este tipo de proyectos exista.



P.- Detrás de Human se puede leer cierta representación de lo humano. En su opinión, ¿cuál sería?

R.- Para mí, hay algo evidente en este trabajo: toda esa gente que habla, en realidad eres tú, te enseña lo que eres tú. Es un espejo. Me viene a la mente lo que decía una mujer israelí: mientras no hayamos comprendido que ella es mujer israelí pero también la mujer palestina que va a hacerse estallar, y también el soldado israelí que mata a un niño, y el soldado alemán que conducía personas a las cámaras de gas, y también el violador y la mujer violada… Mientras no hayamos comprendido que todas estas personas están en mí, decía esta mujer, no habremos entendido el mundo.