Sergi López y José Sacristán en Quatretondeta, debut de Pol Rodríguez en la dirección
En la misma semana de su proyección en el Festival de Málaga, llega a los cines Quatretondeta, debut en la dirección de Pol Rodríguez con José Sacristán, omnipresente últimamente en el cine español, como protagonista con una propuesta a medio camino entre el esperpento berlanguiano (o azconiano) y el drama sentimental. Cuenta la historia de un hombre (Sacristán) que pierde a su esposa y roba su cadáver cuando aparece una hija francesa a la que la madre apenas ha visto con la intención de enterrarla en Francia. El anciano quiere que se cumpla la voluntad de la difunta de recibir sepultura en la Quatretondeta del título, un pueblo valenciano ciertamente hermoso, y comienza su disputa con la hija por el lugar definitivo del sepelio.Si la comedia tiene como principio fundamental servir como catarsis a nuestros temores más ocultos, en el caso de la muerte esa risa liberadora tiene un sentido aún más claro. Nada da más miedo que morirse y Evelyn Waugh ya se rio con brillantez en aquella novela, Los seres queridos, y posterior película de Tony Richardson, de la liturgia que rodea a la muerte en nuestra sociedad. Desde entonces, y nos podríamos ir mucho más lejos, películas como la británica Un funeral de muerte (2007) o la española La caja (2006) se han reído de lo "innombrable". Pol Rodríguez sigue una senda parecida aunque su película, eso sí, acabe tomando la senda de lo sentimental.
Qautretondeta empieza mejor que acaba y encuentra motivos de gracia e imágenes bellas en ese arranque delirante del robo del ataúd y el niño con el caballo. Funciona el encuentro con Sergi López, que siempre ha sido un gran actor de comedia, y aunque algunos chistes nos suenen de algo, nos reímos. A partir de cierto momento, cuando el filme emprende la senda del drama familiar, todo resulta más cansino y más repetitivo.
Otras películas: Acantilado, Callback y Zoe
Entre las últimas películas presentadas en el Festival de Málaga de Cine Español, que ya llega a su fin, está Acantilado, de Helena Taberna. Es una adaptación sui generis de una novela de Lucía Etxebarría, El contenido del silencio, y se plantea como un thriller en torno al suicidio colectivo de una secta que vive recluida en Fuerteventura y la desaparición de la hermana del protagonista (Daniel Grao), a la que también persigue su ex compañera de piso y ex novia (Juana Acosta), así como una aguerrida policía (Goya Toledo). Entretenida de ver, Acantilado tiene un problema serio a la hora de construir situaciones dramáticas con cierta hondura y se limita a narrar su propia historia desde la pura superficie.El director catalán Carles Torras, autor de películas como Trash o el documental American Jesus, ha estrenado en el certamen su última película, Callback, rescate del género de psicópatas, un tanto olvidado desde que tuvo su auge en los tiempos de American Psycho y Henry, retrato de un asesino, allá por los 80 y 90. El filme parece tener ecos de ese posthumor que practican directores como Juan Cavestany basado en la extrañeza del absurdo en sus inicios para irse convirtiendo poco a poco en un thriller oscuro sobre la alienación de los inmigrantes en Nueva York y la demencia de un personaje que actúa como reflejo de la violencia muda de la sociedad que lo condena. La película empieza sorprendiendo para discurrir por caminos más convencionales y uno echa en falta algún giro en la parte final que la aleje de lo covencional.
Si el año pasado el Festival de Málaga vibraba con Techo y comida, este año se ha presentado Zoe, de Ander Luque, peripecia de una madre soltera sin trabajo en la Andalucía contemporánea. Con una estética un tanto amateur, la película se deja ver gracias a que la niña tiene mucha gracia pero por lo demás parece un remake tosco de aquella notable película. No es que Zoe sea mala, pero causa la impresión de no aportar nada.
@juansarda