Jia Zhang-Ke

El director estrena Más allá de las montañas, un drama sentimental donde relata la brutal y fulgurante transformación de China de un comunismo rural a un capitalismo totalitario urbano.

Go West cantan los Pet Shop Boys machaconamente en la octava película de Jia Zhang-Ke (Sanxi, China, 1970), Más allá de las montañas, la más ambiciosa y también clasicista de las realizadas por el director chino más importante de la contemporaneidad. Ganador del León de Oro con la sublime Naturaleza muerta (2006), el autor de filmes como Platform (2000), El mundo (2004) o la reciente Un toque de violencia (2015) apuesta por el drama sentimental para contarnos la brutal y fulgurante transformación de China de un comunismo rural a un capitalismo totalitario urbano a partir de una mujer enamorada de dos hombres (uno pobre y otro rico) y la desintegración de unas vidas que corren paralelas a la pérdida de valores de una sociedad que no sabe cómo prosperar sin perder su alma. Lo entrevistamos durante el último Festival de San Sebastián.



Pregunta.- Después de la censura a Un toque de violencia, Más allá de las montañas sí llegará los cines chinos. ¿Cómo lo hace para seguir rodando?

Respuesta.- En el caso de esa película los censores opinaron que la película podía inducir a los espectadores a utilizar la violencia cuando lo único que hace es reflejar la violencia que ya existe en la sociedad china. Para superar nuestros problemas, lo mejor que podemos hacer es enfrentarlos. Con esa censura un director de cine sufre y las discusiones pueden ser muy duras. De todos modos, lo peor que podemos hacer es dejar de rodar.



P.- Más allá de las montañas muestra de manera cruda la conversión de China en una sociedad capitalista- ¿Tan terrible ha sido?

R.- El dinero se ha convertido en una nueva religión. El dinero está por encima de todo y es una ideología en sí mismo. Hay que enriquecerse a toda costa. Lo que yo quiero es mostrar cómo la economía y el consumismo están afectando a los sentimientos, a las vidas íntimas de la gente. El cine tiene la capacidad de ver el lado personal de la historia con mayúsculas y de los cambios sociales.



P.- El resultado se acerca a lo devastador. ¿El progreso ha conllevado la destrucción de las relaciones personales?

R.- Yo crecí en una ciudad de provincias y luego estudié en un instituto en Pekín. Después me metí en la industria del cine y durante muchos años apenas visitaba a mi madre. Cuando iba, le llevaba dinero y una vez ella me dio unas llaves de la casa para que pudiera volver cuando quisiera como sucede en el filme. Creo que yo mismo he vivido ese proceso, en China hemos pasado de unos núcleos familiares muy tradicionales a tener unas vidas solitarias centradas en el trabajo y lo material. Eso ha destruido nuestras relaciones emocionales.



P.- Sitúa la película en tres épocas distintas, 1999, 2014 y 2025. ¿Por qué?

R.- Empezar la historia en 1999 era importante no solo porque marcara el cambio del milenio sino porque es el punto de giro en la era pre y post internet. Fue también el momento en el que se popularizaron los teléfonos móviles. En el caso de China, como vemos en la película, fue una época en la que se construyeron muchas carreteras y autopistas porque mucha gente se pudo comprar un coche. Un momento de cambios muy acelerados. Cuando llegamos al presente vemos las consecuencias que todos esos cambios han traído consigo y el duturo nos habla de la diáspora china.



P.- Ofrece una imagen más bien lúgubre de las redes sociales, ¿no le gustan?

R.- Hacen que tengamos menos tiempo y cuando nos encontramos con otras personas estamos más acelerados. En mi país es frecuente que cuando se reúne un grupo de amigos le hagan una foto al plato y la suban a las redes sociales. Están todods tan entretenidos que no tiempo ni para conversar. Eso me resulta deprimente.



P.- El comunismo tampoco funcionaba muy bien en China. ¿Todos los sistemas son malos?

R.- Hay dos valores fundamentales que son la libertad y la igualdad, a partir de aquí me da igual qué sistema puede garantizarlos. Hay personas que darán más valor a la libertad y otras a la igualdad pero lo fundamental es encontrar un equilibrio. Cuando hablo de igualdad no me refiero a que todo el mundo tenga el mismo salario sino a que todos tengan las mismas oportunidades y sean tratados de la misma manera.



@juansarda