John Landis

El veterano director norteamericano ha visitado España para recibir el premio Maestro del Fantástico que otorga el recién concluido Festival Nocturna.

La cultura pop de los ochenta viene marcada por la creatividad de un hombre que supo manejarla y transformarla como pocos. John Landis (Chicago, 1950) es el director del vídeo de Thriller, de Michael Jackson, y de un puñado de películas como The Blues Brothers (1980), Un hombre lobo americano en Londres (1981), Entre pillos anda el juego (1983) o El príncipe de Zamunda (1988) así como la serie La dimensión desconocida, que marcaron a fondo la cultura de los 80. Terror y comedia han sido los géneros transitados por un autor que protesta porque "la gente ve una comedia, se parte de risa y cuando les preguntas si les ha parecido buena la película te dicen que regular. Nunca lo entenderé". Risueño y dicharachero, Landis ha visitado España para recibir el premio Maestro del Fantástico que otorga el recién concluido Festival Nocturna. Espantado por el ascenso de Trump, Landis nos explica por qué el Hollywood de hoy es más solemne y aburrido que el de los años 80, los males de internet y la locura de Michael Jackson.



Pregunta.- En los años 80 el cine de Hollywood estaba lleno de humor. Hoy no hay superhéroe que no arrastre un trauma profundo y doloroso. ¿Se ha vuelto la cultura pop más aburrida?

Respuesta.- Hay algunas excepciones. Deadpool no creo que sea maravillosa pero tiene sentido del humor. No me gusta que sea una película tan violenta, pero sí que no se toma tan en serio a sí misma. Internet ha hecho muchas cosas para que todo sea más aburrido y peligroso. La gente habla mucho del acceso a la información pero la mayoría de las veces es información engañosa o falsa. En Estados Unidos tenemos a un personaje grotesco como Trump, eso no pasaría sin internet porque ha hecho a la gente más estúpida. Ya no tienes por qué saber nada, simplemente lo pones en google.



P.- En Entre pillos anda el juego o El príncipe de Zamunda se reía de esa América neoliberal que rinde culto al dinero. ¿El éxito de Trump es la apoteosis de eso?

R.- A Trump lo encuentro grotesco, estoy muy enfadado y preocupado. Pero no solo es en Estados Unidos. En Austria por poco no eligen a un nazi como presidente. Hay signos positivos como el alcalde musulmán de Londres. Cuando ves cómo se trata a los refugiados te quedas de piedra, ¿cómo se puede tener miedo de esta gente? ¡Se están escapando! Es un tiempo extraño. En mi país la economía va bien, tenemos unos impuestos más bajos que en cualquier parte del mundo, ¡y la gente está enfadadísima! No lo entiendo. Creo que cuando Obama ganó la presidencia mucha gente se volvió loca. Hay un componente de racismo. Muchas de las cosas que han hecho los republicanos no tienen sentido como cuando cerraron el Gobierno. Van corriendo como locos diciendo: ¡Hay un negro en la Casa Blanca!



P.-¿Le gusta cómo funciona el cine en tiempos de blockbusters multimillonarios y plataformas de vídeo bajo demanda (VOD)?

R.- El negocio ha cambiado, no solo en Estados Unidos, en todas partes. Ahora mismo se gasta más dinero en promocionar y exhibir la película que en hacerla. Las campañas de marketing a nivel mundial son carísimas. El modelo de distribución es muy distinto. Muchas de mis películas como Entre pillos anda el juego o El príncipe de Zamunda funcionaron mejor el segundo fin de semana que el primero porque era muy importante el boca oreja y los cines les daban un tiempo a las películas para que crecieran. Ahora mismo a la tercera semana la película ya es vieja y lo más importante son los primeros tres días, si no funcionas bien al arrancar desapareces. Eso da mucho poder a gente que da mucho miedo.



P.-¿Ve el futuro negro?

R.- Siempre habrá buenos directores y buenas películas, solo que hay menos. Lo cual es contradictorio porque la tecnología permite hacer películas mucho más baratas. Lo que vemos es que la calidad encuentra otros lugares en los que desarrollarse como la televisión o las plataformas de VOD. Los cineastas tenemos que asumir que la gente ve películas en sus malditos Iphones aunque nos parta el corazón.



P.- Como maestro de la comedia, ¿qué consejos daría a un director novel que quiera hacer reír?

R.-¡Una comedia tiene que ser divertida! Los dos géneros más vapuelados son la comedia y el terror. Ambos tienen en común que requieren una respuesta física, una convulsión, o te ríes o te alteras. Por eso una comedia tiene que ser divertida y una película de terror tiene que dar miedo. Lo más curioso es que estos dos géneros son los que tienen menos respeto cuando son los más difíciles, es mucho más complicado triunfar con una película de terror o una comedia que con un drama. He visto muchas veces al público llorando de la risa y después les preguntas: ¿Te ha gustado? Y te dicen, "bueno". ¿Y es buena? "No". Eso da mucha rabia.



P.- Su vídeo de Thriller cambió la cultura pop y anunció la nueva era del videoclip. ¿Cómo vivió ese fenómeno?

R.- Cuando haces algo no eres consciente del impacto que puede tener. No sabes si le va a gustar a la gente. No es que estuviera pensando que Thriller fuera a cambiar la cultura pop. Michael Jackson me llamó cuando el disco ya llevaba un año en la calle y ya era el más vendido de la historia. Los vídeos de Bille Jean y Beat It habían sido enormes éxitos. A él le había gustado mucho Un hombre lobo americano en París, le gustaba mucho el trabajo de Rick Baker (mítico creador de efectos especiales) y quería convertirse en un monstruo. El quería hacer un corto de catorce minutos que se pudiera estrenar en cines.



P.-¿Qué puede contarnos del proceso de creación?

R.- Michael quería ser un hombre lobo adolescente pero a mí me parecía repetirme. Lo decidimos entre Michael, Rick y yo. No sé muy bien a quién se le ocurrió en algún momento la idea de un "hombre tigre", es un monstruo fantástico. Hasta entonces el vídeo más caro había costado 70 mil dólares y Thriller estaba presupuestado en medio millón. Michael dijo que lo pagaba de su bolsillo, él aun vivía con sus padres. Entonces se nos ocurrió que podíamos tener una hora de contenido si a los quince minutos del vídeo le añadíamos 45 del making off y se lo vendimos a una cadena por satélite que se llamaba Showtime. Entonces me llamó el jefe de MTV furioso y yo le dije que se lo habíamos ofrecido y habían dicho que no. Así que pusieron los 250 mil dólares que faltaban y tuvieron la segunda ventana porque Showtime tenía pocos suscriptores. Mi intención de todos modos es que de alguna manera llegara a los cines y se lo vendimos a Disney para que la exhibieran antes de Fantasia y lo que pasó fue que la gente pagaba la entrada, veían Thriller y se marchaban porque no estaban interesados en Fantasia. Entonces MTV mandó copias a todas las televisiones del mundo lo que para mí fue un fastidio porque quería estrenarla en cines y ya no pudimos pero el vídeo comenzó a estar por todas partes y triplicó sus ventas en unas semanas. Fue una locura.



P.-¿Cómo era Michael Jackson?

R.- El era muy infantil, tenía 22 años pero parecía que tuviera 18 y al mismo tiempo era muy profesional. Después volví a trabajar con él en 1991 para Black or White y había cambiado. Se había hecho cosas raras en su cara, aún me gustaba y seguía teniendo mucho talento, pero estaba muy distinto. Estaba loco.