Image: ¿Existe el cine punk?

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Cine

¿Existe el cine punk?

30 junio, 2016 02:00

Una imagen de Sid y Nancy, de Alex Cox

En este 2016 se cumplen 40 años de la publicación del primer disco de los Ramones, que presentaron en Londres el 4 de julio de 1976. Estos dos hechos fueron vitales para que la mugre y la furia se propagaran entre los jóvenes a uno y otro lado del charco, para que surgiera el punk, un movimiento musical que fue tendiendo sus hilos hacia otras disciplinas. Pero, ¿existió algo a lo que podamos llamar cine punk?

El 4 de julio de 1976, cuatro chavales de Queens, que acababan de publicar un cutre primer disco en una roñosa compañía discográfica, actuaban en el club Roundhouse de Londres. Aquel concierto, pandemónium de nigromantes peludos conocidos como los Ramones, fue el epicentro de un terremoto llamado punk. La onda sísmica se propaló por todo el Reino Unido y pronto los Sex Pistols la cabalgaron y acabaron por domarla. Primero incendiaron a las masas con la creación de la mítica canción Anarchy in UK. Después mostraron su vocación suicida y contestataria, "la mugre y la furia" de una juventud en el alambre, en una mítica entrevista con Bill Grundy, que supondría el salto del grupo a la primera línea de la repercusión mediática, además del despido del polémico periodista.

Entre Ramones y Pistols establecieron las señas de identidad del punk: hazlo tú mismo, rechaza la moral establecida y los dogmas y que le j***** a la sociedad de masas. Pronto estos principios se trasladaron a otras disciplinas como la moda, la literatura, el periodismo, la política… Sin embargo, ¿existió una producción cinematográfica que siguiera realmente el espíritu punk?

El origen de este género musical está íntimamente ligado a un club neoyorkino frecuentado por Andy Warhol, el CBGB. En aquella sala de conciertos situada en el East Village se reunían los modernos de la época y por supuesto no faltaban jóvenes interesados en el cine. En este escenario comenzaron a curtirse artistas de la talla de Patti Smith, Blondie, Talking Heads y por supuesto Los Ramones. Por allí pasaba también Amos Poe, un aspirante a cineasta que junto a Ivan Kral, músico de Patti Smith, elaboró la que quizás fue la película más punk de la historia, The Blank Generation, ya que conectaba directamente con el espíritu de aquel movimiento. La cinta es un documento histórico de enorme valor.

Rodada a contracorriente de la industria cinematográfica y con una factura underground, prácticamente sin medios, la película recoge los conciertos de las grandes figuras que pisaron el escenario del CBGB. Y lo hace con una particularidad: en muchas ocasiones el sonido y la imagen se grababan en distintas noches provocando un desajuste en el visionado, lo que le daba cierto empaque artístico.



Como contrapunto, en 2013 se estrenó CBGB, una película que, de manera convencional, bajo los estándares de la industria, y con bastantes dosis de edulcorante, narraba la historia del club y el nacimiento del punk. Dirigida por Randall Miller y con el recientemente fallecido Alan Rickman en el papel principal, la película recibió frías críticas y, lo que es peor, traicionó por completo el espíritu del punk. Por tanto, ¿podemos considerar que esta película es cine punk? Si nos atenemos a las señas de identidad del movimiento, tendríamos que decir que no.

The Blank Generation y CBGB establecen la dicotomía entre autenticidad y pastiche, y nos indica que, respecto a cine punk, no importa tanto el tema que aborda la película como la manera en que ésta lo hace. Existen infinidad de películas que se han acercado al punk al estilo de CBGB, aunque casi todas ellas con mayor tino que la de Randall Miller.

Cine sobre el movimiento punk

Una imagen de Caído del cielo, de Dennis Hopper

Las películas que de una manera u otra han tratado el punk en sus temas sin llevar el espíritu del mismo a la producción son muchas. Podríamos establecer que la primera fue Caído del cielo (1980) de Dennis Hopper. En ella una adolescente que vive en un pequeño pueblo en el seno de una familia disfuncional se agarra al ideario punk para tratar de dar algo de consistencia a su vida. Un magnífico filme indie que trasmite grandes dosis de verdad.

En los años 80 el director Alex Cox, trabajando en el seno de los estudios de Hollywood, rodaría tres películas que, bien directamente o bien de manera tangencial, utilizarían la estética punk. La primera de ellas fue Repo Man (1984), una obra sin grandes estrellas, barata, que tomaba grandes riesgos, con Emilio Estevez interpretando a un joven punk que roba coches que no han sido pagados por sus dueños y con una línea argumental con extraterrestres. Después vendría Sid y Nancy (1986), la traslación a la pantalla del romance de Sid Vicious, el carismático bajista de los Sex Pistol, con Nancy Spungen, groupie del grupo y consumada yonqui. La película supuso un paso adelante en la depuración del estilo de Cox, con una gran actuación de Gary Oldman, y refleja con bastante crudeza el descenso a los infiernos de la pareja. Por último, estrenaría Straight to Hell (1987), una especie de spaguetti western, rodado en Almeria, con estrellas de la música como Joe Strummer de The Clash, Courtney Love, Elvis Costello, Grace Jones o el propio Dennis Hopper, que no deja de ser un filme sin sentido ni ambición, carente incluso de sentido del humor.

Otras película destacable de este estilo es Suburbia (1984) de Penelope Spheeri que contaba con la presencia de Flea de Red Hot Chili Peppers y bandas como D.I., TSOL y The Vandals e inspiró a Pet Shop Boys para su canción homónima. También Ladies and Gentlemen, The Fabulous Stains (1982) de Lou Adler se introducía en el punk, en concreto en el movimiento "riot grrrl" posterior al punk, con dos miembros de los Pistols y uno de los fundadores de The Clash en el reparto, capitaneado por unas jovencísimas Diane Lane y Laura Dern. En Slc Punk! (1998), película de James Merendino, Matthew Llillard interpreta a un punk en el Salt Lake City de los 80 y en 24 Hour Party People Michael Winterbottom nos contaba como un concierto de los Sex Pistol puso en marcha el sonido Madchester que capitanearon grupos como Joy Division, New Order o Happy Mondays. Sin embargo, todas ellas, aun siendo cintas indies o de culto en algunos casos, participaron del sistema establecido de producción del cine y en ningún caso llevaban hasta el final el ideario punk.

¿Existe el cine punk?

Una imagen de La mugre y la furia, de Julien Temple

Entonces, ¿existió algo que pudiéramos llamar cine punk? Quizás solo lo fue aquella The Blank Generation (1976), aunque al respecto habría que mencionar también a Julien Temple y Don Letts, dos jóvenes que se lanzaron de cabeza con su cámara a captar los que ocurría a finales de los 70 en las calles del Reino Unido y que grabaron algunos de los documentos más poderosos sobre el movimiento. El primero siguió a los Sex Pistols durante el corto tiempo que el grupo permaneció en activo. Años después Temple utilizaría todo aquel material para los dos mejores documentales sobre el punk: La mugre y la furia (2001) y Joe Strummer: vida y muerte de un cantante (2006). Por su parte, Don Letts rodó una película similar a The Blank Genaration, The Punk Rock Movie, con fragmentos de actuaciones que tenían lugar en el club londinense The Roxy, durante los días en los que el punk se vivió con más intensidad. Se le puede considerar como el videógrafo de The Clash, ya que la mayoría del material que hay sobre el grupo lleva su firma. Sin embargo, aunque las imágenes de Temple y Letts tienen una gran fuerza y verdad, tampoco su producción sobre el movimiento punk ha sido completamente ajena a la industria.

Pero quizás el cine punk, aquel que debería seguir el principio básico del 'hazlo tú mismo', sea hoy más posible que nunca, gracias a la tecnología, que ha puesto al alcance de la mano de muchos jóvenes la capacidad de rodar, editar e incluso emitir sus propias creaciones.

@JavierYusteTosi