Lampedusa in Winter, de Jakob Brossmann muestra el drama del Mediterráneo
El Atlántida Film Fest pone el foco en los numerosos dramas que convulsionan Europa y el mundo a través de 40 filmes que nos acercan al drama de los refugiados, el sistema de vigilancia masiva de empresas y gobiernos, el azote sanguinario del terrorismo yihadista, o los retos y sombras de zonas convulsas como Israel, Chechenia o Grecia.
El documental se impone como género vehicular para ese retrato rabioso de lo contemporáneo. Boris Pahor: retrato de un hombre libre, tiene como protagonista al autor de Necrópolis, desgarrador recuento en primera persona de su experiencia en un campo de concentración nazi. A sus 102 años Pahor ofrece una mirada lúcida y necesaria sobre un continente desconcertado ante la crisis migratoria que llega de Oriente Medio. Lampedusa in Winter, de Jakob Brossmann, fue escogida como la mejor película por la crítica en el último Festival de Locarno y nos acerca a la cruda realidad de la célebre isla italiana en la que se hacinan miles de inmigrantes así como la lucha de los equipos de salvamento para evitar que haya más muertes en un mar Mediterráneo en el que en el que han perdido la vida más de diez mil personas desde que empezó la crisis en 2013.
La ficción sigue siendo un mecanismo muy poderoso para acercarnos a la intimidad de las grandes cifras de las tragedias. Mediterránea, premio Lux del Parlamento Europeo, es un filme de Jonas Carpignano que refleja la travesía de dos amigos hasta Burkina Faso. District Zero, de Jorge Fernández, Pablo Iraburu y Pablo Tosco nos muestra el drama de los refugiados sirios a través de las fotos y vídeos que ellos mismos hacen con el móvil. Últimos días en el Platz, de los hermanos Gian Luca y Massimiliano De Serio, nos muestra desde el crudo reporterismo la realidad de un barrio chabolista a las afueras de Turín que acoge a más de 10 mil personas de distintas nacionalidades. Las lágrimas de Africa, de Amparo Climent, retrata a los subsaharianos refugiados en un campamento a través de sus dibujos y cartas.
Una escena de Objetivo: París, de Nicolas Boukhrief
Una crisis de refugiados con raíces en conflictos contemporáneos como la guerra entre Turquía y los kurdos que puede rastrearse en Bakur, un filme en el que los directores Çayan Demirel y Ertugrul Mavioglu visitan los campamentos militares del PKK. Drone, de Tonje Hessen Schei, investiga en el papel de los drones de Estados Unidos en la caza de los talibanes en Pakistán. Tristemente célebre porque los sucesivos atentados en la capital de Francia han ido retrasando su estreno, Objetivo: París, de Nicolas Boukhrief, es un thriller sobre la formación de una peligrosa célula yihadista.Chechenia es una zona devastada olvidada por los grandes medios. Guerra sin huella, de la periodista Maon Loizeau, refleja el regreso de la reportera a la tierra que conoce bien para encontrarse una zona deprimida y gobernada con mano de hierro por una ocupación rusa dictatorial. Rusia tiene un papel estelar. El último imperio, de Sergei Loznitsa, propone una mirada sobre los últimos días del comunismo en los años 90. In the Crosswind, de Martti Helde, es un homenaje a las víctimas de las deportaciones masivas de Stalin.
Dictaduras sin complejos como la de Putin en Chechenia y más sofisticadas como la que muestra Democracy, de David Bernet, donde refleja las dificultades políticas y legislativas para controlar la capacidad de las grandes empresas tecnológicas de espiarnos y aprovecharse de un conocimiento exhaustivo de nuestra identidad. Desde la ficción, la francesa El gran juego, de Nicolas Pariser, reflexiona sobre otra de las grandes lacras contemporáneas: la corrupción.
Imagen de Rabin, el último día, de Amos Gitai
Por si alguien echa de menos un poco del brillo de Hollywood, Robert Pattison como Lawrence de Arabia y Nicole Kidman como la arqueóloga y exploradora Gertrude Bell son los protagonistas de La reina del desierto, película de Werner Herzog que ahonda en las actuales divisiones étnicas y políticas de Oriente Medio y el crucial papel que jugó el tambaleante Imperio Británico. La sección Generación nos seduce con películas que fijan su mirada en los más jóvenes. En la estela de los Kids de Larry Clark, la francesa Bang Gang: A Modern Love Story de Eva Husson refleja la vida disipada de los jóvenes de clase alta galos. Chemsex, de Max Cogarty y William Fairman se adentra en el lisérgico mundo de las orgías homosexuales con drogas en Londres. La noruega Brothers, de Aslaug Holm, se presenta como un Boyhood a la nórdica y refleja la evolución de dos hermanos rodada a lo largo de ocho años. Y dos aportaciones españolas: Bittersweet Days, de Marga Melià, un retrato coral de la Barcelona cool de hoy en día y Berseker, de los incombustibles Pablo Hernando y Julián Genisson, una versión mumblecore de Se ha escrito un crimen.
@juansarda