Eduard Cortés

El director estrena Cerca de tu casa, donde aborda el drama de los desahucios bajo la forma de un musical con canciones compuestas por Silvia Pérez Cruz, también actriz.

El drama de los desahucios llega a los cines. Eduard Cortés (Barcelona, 1959), director célebre por películas como La vida de nadie (2002) o The Pelayos (2012) se alía con la cantante Silvia Pérez Cruz, que ha compuesto canciones originales para el filme, en Cerca de tu casa, la crónica de la debacle de un matrimonio joven con una hija pequeña se encuentra sin casa cuando pierden el trabajo. Aún peor, sus padres, avalistas, podrían correr el mismo destino si no logran pagar lo que les queda de hipoteca a pesar de haber perdido la casa. Iván Massagué, Adriana Ozores, Lluís Homar, Iván Benet, Manuel Morón y Oriol Vilà completan el reparto de este filme llamado a remover conciencias sobre un drama que ha destruido la vida de miles de españoles. Y todo ello, bajo la insospechada forma de un musical.



Pregunta.- ¿Surge esta película de un lugar distinto a las otras?

Respuesta.- Todo empieza hace tres años cuando el drama de los desahucios irrumpe en los informativos y los diarios y vemos esas cifras abrumadoras. Eso te perturba porque conecta con una cosa muy esencial que es la pérdida del techo. Es fácil empatizar con el drama. Comencé a ir a las asambleas de la Plataforma Antidesahucios y a conocer a víctimas. Traté también con policías y vi sus dilemas, me imaginé ese abrazo del policía a su hija y el de esos padres desahuciados. Comencé a investigar en ese componente emocional y humano más allá de las cifras. Había que buscar una mirada que no fuera la de los informativos, las emociones, la poética o la luz. Y entonces surge este drama musical.



P.- ¿Dónde empieza la trampa del sistema?

R.- La parte más perversa del sistema es que la clase media es muy vulnerable porque es la que tiene algo que perder. Ese miedo inmoviliza para los cambios. Ha habido un interés muy grande en que todo el mundo sea clase media y tenga algo que perder. Por eso interesa mucho el concepto de propiedad porque te vuelves conservador. Todos somos víctimas de ese miedo a que haya un corralito y te quedes sin dinero. Finalmente tenemos un imperativo natural que es el de sobrevivir. A medida que hemos ido adquiriendo cosas tenemos miedo a perderlas. Si además tienes familia e hijos y cuando una decisión tuya arrastra varias vidas todavía es peor. Somos todos un poco cómplices. Simplemente por supervivencia.



P.- ¿Por qué salvamos a los bancos mientras la gente pierde sus casas?

R.- El fracaso de un banco puede llevarse muchas cosas por delante y surge esa idea de que el sistema se puede venir abajo y hay que ayudarlos. Ese miedo a perder lo que tenemos alimenta ese otro miedo.



P.- Llevamos varios años con este drama. ¿Pueden cambiar las cosas?

R.- Hay una falta de ponderación muy grande. Sale la foto del niño sirio muerto en la playa y eso activa a muchísima gente, hay una enorme solidaridad, pero es muy compulsiva. Un días se deja de hablar de ello y parece que el tema se ha solucionado. Estamos muy a rastras de los estímulos externos. Es como el niño que va a buscar una cantimplora, se encuentra una pelota y se olvida de la cantimplora. En nuestra sociedad vemos esas grandes colas para comprar el nuevo IPhone, por ejemplo, que conviven con los desahucios. No soy sociólogo ni antropólogo pero veo que nuestra sociedad es muy inmadura e infantil.



P.- ¿Quería rebatir esa idea de que si te desahucian eres un fracasado?

R.- Es la médula espinal de la película. Por eso la ubicamos en 2007. Conviviendo con la gente de la PAH, me sorprendió la cantidad de horas que queman de forma altruista. Mucho esfuerzo y paran muy pocos desahucios. La ley es la que es y no pueden solucionarlo. Uno de los activistas me dijo una cosa que fue la clave. Cuando llega la gente está destrozada, abandonada, cree que es él el que ha fracasado y al conocer a otros en su lugar ven que lo que ha fracasado es el sistema. No es lo mismo enfrentarte a una situación dramática desde la culpabilidad. Esa idea de que has estirado más el brazo que la manga y te trato como un irresponsable cuando hace poco estabas animándole a consumir porque la economía siempre crecería.



P.- ¿Somos víctimas de la idea del éxito neoliberal?

R.- El éxito y el fracaso son simultáneos. Hay momentos que por una cosa te sientes exitoso y luego por esa misma cosa te sientes fracasado. Está el que enseñaba su casa orgulloso aunque estuviera hipotecada y ahora esa casa es el problema que arrastrará toda su vida porque ha perdido el trabajo.



P.- Refleja ese desconcierto de unos ciudadanos que no creían que tal debacle fuera posible.

R.- Tenemos un mecanismo de supervivencia que es creer que el poder hace bien las cosas y controla el tema. Pensamos que determinadas cosas no pasarán nunca. Estamos seguros de que nunca habrá otra guerra. Cuando el poder es víctima de esa especie de simultaneidad entre el éxito y el fracaso. De repente todo se puedee venir abajo y están tan despistados como el resto de ciudadanos.



@juansarda