Gil Parrondo

A Gil Parrondo (Luarca, 1921 - Madrid, 2016) no le gustaba la expresión director de arte, ni director artístico. Él se consideraba decorador porque pensaba que "definía bien" lo que era y hacía. Su buen gusto decorativo le llevó a trabajar en infinidad de películas con directores de la talla de Franklin Schaffner y obtuvo cuatro Goyas y dos Oscar por su trabajo. Parrondo, discreto como siempre, ha muerto en vísperas del día de Navidad a los 95 años en Madrid.



Este decorador, al que le atrapó el cine cuando era un niño por culpa de Charlie Chaplin, estudió pintura y arquitectura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1939 consiguió su primer trabajo como ayudante de decoración junto a Eduardo García Maroto y Florián Rey. Al lado de Amalio Martínez Gari realizó, durante tres años, las películas Los cuatro Robinsones (1939), La Dolores (1939) y La gitanilla (1940), etapa que consideró su incursión en el mundo del cine. De ahí pasaría a hacerlo con Sigfrido Burmann, director que siempre estaba atento a lo que se fraguaba en el extranjero y con quien colaboró en Pequeñeces (1950) y en Agustina de Aragón (1950).



Trabajó una temporada ejerciendo de decorador en películas como Jeromín y Morena clara, de Luis Lucia, Felices pascuas, de Juan Antonio Bardem, Rey de reyes, Nicholas Ray, Espartaco, Stanley Kubrick y Fedra, de Manuel Mur Oti. De ahí Gil Parrondo dio al salto a las películas extranjeras rodadas en España; Alejandro Magno, de Robert Rossen, 55 días en Pekín, de Nicholas Ray, El cid y La caída del Imperio Romano, de Anthony Mann y colabora también en filmes como Lawrence de Arabia y Doctor Zhivago, de David Lean y Conan el Bárbaro, Las bicicletas son para el verano, de Jaime Chávarri, entre otras.



También colaboró en Mr. Arkadin (1954), de Orson Welles; Los peces rojos (1955), de José Antonio Nieves Conde; y El Piyayo (1955), de Lucia. "Uno disfruta cuando encuentra unos muebles que funcionen con el decorado", dijo alguna vez Gil Parrondo. Esos trabajos le hicieron alzarse con cuatro Goyas por Canción de cuna, You're the one, Tiovivo y Ninette y dos Oscar consecutivos por Patton (1970) y Nicolás y Alejandra (1971).



Pero quizá la relación más productiva la estableciera con José Luis Garci. Comenzaron a trabajar juntos en Volver a empezar y a partir de ahí se hizo con los cuatro Goya antes mencionados y otras cuatro candidaturas por El abuelo, Luz de domingo, Sangre de mayo e Historia de un beso. También fue nominado a un tercer Oscar por Viajes con mi tía del director George Cukor.



El decorador, que durante toda su trayectoria fue muy prolífico, tan solo dijo que no a un proyecto. Y lo hizo porque moralmente le parecía una película demasiado dura. Por lo demás, siempre que tuviera tiempo, Gil Parrondo estuvo ahí. Además, fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1983 y con la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España en 1999. Gil Parrondo alabó siempre el trabajo de los actores alegando que son ellos los responsables últimos de que la narración sea creíble. "Lo que verdaderamente importa al final es que lo que pasa ahí sea creíble, que emocione, que haya química, como siempre han sabido hacer en Hollywood, y eso lo consiguen los actores".