Especial: Lo mejor del año

El cine español de 2016 le pertenece a Albert Serra y a su réquiem sublime, donde lo bello y lo grotesco se diluyen. Pero también se recordará por la contención almodovariana, que señala nuevos caminos para el manchego. Isaki Lacuesta busca asimismo una nueva piel, junto a Isa Campo, con un memorable thriller psicológico, y mientras Cavestany articula a seis manos esa extraña sensación que recorre su cine, la ira de Raul Arévalo nos revela un nuevo cineasta.

1. La muerte de Luis XIV

Albert Serra



Un rey que se muere. Y la corte que le observa, sin atreverse a intervenir, dejando que se apague el cuerpo y se degrade la carne, en un deterioro inexorable, moroso, matérico. Aplaudida en el Festival de Cannes, la película del cineasta catalán Albert Serra es un drama desdramatizado, un trozo de historia vivido en presente, que recrea los últimos días del Rey Sol, encarnado por Jean-Pierre Léaud, actor fetiche de François Truffaut. Una gangrena, un cuerpo y una conciencia que se erosionan sin aspavientos, y una película encerrada sobre sí misma, que no sale de la cámara (la cama) regia para contemplar el tiempo que se marcha: la muerte en acción. "La clave en la película es Léaud. Todavía me asombra cómo consigue guardar el misterio hasta el final de la película. Y me sorprende que pese a las acciones repetidas, pese al encierro, los espectadores no solo no se aburren, sino que se mantienen pegados", declaró Serra a El Cultural. Con esta película, el autor que ha construido su filmografiá subvirtiendo varios mitos culturales (el Quijote, los Reyes Magos, Drácula y Casanova), entrega una obra superior, la plena lucidez del radicalismo.



2. La próxima piel

Isaki Lacuesta / Isa Campo



La pareja creativa Lacuesta y Campo llevan la premisa argumental en torno a las suplantaciones a un lugar tremendamente perturbador, borroso, cruel, con el aire de una fábula nevada y agreste, donde todas las identidades se fracturan, incluso puede que las del propio cineasta. Este thriller psiclógico y metafísico arranca allí donde se produce el reencuentro de una madre que perdió a su hijo ocho años atrás. La capacidad de la película para asomarse a precipicios inesperados, por pasar esquinadamente por los elementos más comunes del género, por crear una tensión de fondo, es tan magnética como inusual en un cine español que lleva unos cuantos años abonado al thriller como reclamo comercial de cierta autoría de calidad.



3. Julieta

Pedro Almodóvar



El misterio esencial que recorre el vigésimo largometraje de Almodóvar es el resultado de 35 años haciendo cine. Y se manifiesta desde la absoluta depuración. Digamos que Julieta es la versión almodovariana menos barroca, más austera, menos excesiva, más sobria, y también la más espiritual. "He arrancado cualquier elemento del melodrama para que fuera estrictamente un drama -explicaba a El Cultural-. Aquí nadie canta, no hay humor. Aunque no estoy seguro de ello, es posible que la austeridad sea a partir de ahora el camino que siga. Tengo la impresión de que con esta película termino un periodo y empieza otro en mi filmografía". El artista que no se acomoda.



4. Esa sensación

Juan Cavestany, Julián Génisson y Pablo Hernando



Tras el estallido coral de Gente en sitios (2013), elegida por El Cultural como la mejor película de su año, Juan Cavestany regresó a los cines para regalarnos otra de sus deliciosas y amargas piezas de posthumor en Esa sensación, película dirigida a seis manos junto a dos jóvenes talentos de la escena underground patria como Julián Génisson y Pablo Hernando (autor de la magnífica Berserker). Sus historias cruzadas en el Madrid contemporáneo llevan la poética del absurdo a lugares insólitos y memorables. La tradición cómica de Valle-Inclán, Gómez de la Serna, Buñuel, Azcona o Cuerda, encuentra en Esa sensación un camino alternativo hacia la risa perturbada y el extravío existencial.



5. Tarde para la ira

Raúl Arévalo



Ha sido uno de los rostros más reconocibles del cine español gracias a sus interprtaciones en películas como AzulOscuroCasiNegro (2006), Los girasoles ciegos (2008), La gran familia española (2012) o La isla mínima (2014). A partir de 2016 Raúl Arévalo será conocido por su salto a la dirección de Tarde para la ira, que se presentó en el último Festival de Venecia. Mediante el relato clásico de una venganza, co-escrito con David Pulido, Arévalo explora el rencor español, su crónica negra y su bilis acumulada, la ira y la violencia que se enfanga en el tiempo. Antonio de la Torre, portentoso, encarna las tensiones de un filme propulsado por una energía hipnótica, cuyas imágenes revelan un talento inusual para una ópera prima.