Image: Jonás Cuarón: El discurso de odio de Trump no me sorprende, llevo años oyéndolo

Image: Jonás Cuarón: "El discurso de odio de Trump no me sorprende, llevo años oyéndolo"

Cine

Jonás Cuarón: "El discurso de odio de Trump no me sorprende, llevo años oyéndolo"

5 enero, 2017 01:00

Jonás Cuarón da instrucciones a los actores de Desierto.

El director mexicano estrena Desierto, un thiller sobre la odisea de los emigrantes en el inmenso desierto que separa México de EEUU.

Tiene un apellido estelar pero Jonás Cuarón (México DF., 1981) además de ser digno hijo de su padre Alfonso y co-guionista de uno de sus mayores éxitos, la oscarizada Gravity (2013), atesora ya una pujante filmografía. Arrancó su carrera con la comedia juvenil Año uña (2007) y tras La doctrina del shock (que firmó en 2007 junto a su padre y Naomi Klein) adopta un tono mucho más grave en Desierto, en la que retrata la odisea de unos emigrantes latinoamericanos a través de ese inmenso vacío que separa México de Estados Unidos en el que Trump quiere construir una valla aún más grande. Lo vimos en el documental Cartel Land (Matthew Heineman), la locura de esos norteamericanos que se sienten agraviados ante la inmigración que viene del sur y vigilan la frontera para impedirlo, los tristemente célebres "minuteman". En Desierto, protagonizada por Gael García Bernal, lo que vemos es un thriller sobre unos migrantes atacados por un estrafalario francotirador ultranacionalista en una suerte de cacería del hombre tan pavorosa como tristemente verosímil en un clima de odio y confrontación contra los extranjeros.

Pregunta.- Lo más curioso del filme es que trate un tema de máxima relevancia social como la xenofobia, llevada hasta sus últimos extremos, con formato de thriller. ¿Por qué lo decidió así?
Respuesta.- Hace ya ocho años que quiero hacer esta película, mucho antes de Trump, porque pasé un tiempo en Arizona y allí percibí ese rechazo a los extranjeros que ahora vemos en todo su potencia. Me gusta mucho el cine de género de los 70, donde se logra hablar de temas políticos y sociales. Tuve dos motivos para tomar esta decisión. Por un lado el cine de género me permite llegar a un público más amplio que si hago cine social puro y duro y, por el otro lado, el género produce esa conexión más directa con el espectador. Es fantástico conectar de una manera emocional porque ya pasamos mucho tiempo debatiendo sobre el tema de la inmigración.

P.- ¿Corre el riesgo de que el cine social solo "convenza a los convencidos"?
P.- Totalmente. En inglés dicen "preaching to the converted", o sea, "predicar para los convertidos". Ha habido varios documentales sobre este asunto, los he visto todos y son muy buenos, pero si quieres llegar a más gente el género es una herramienta fantástica. A veces hay una mala visión del género pero yo reivindico que puede tener muchas lecturas. Hay tres filmes en especial que me inspiraron: El tren del infierno (1985), de Konchalovsky; Vanishing Point (Richard C. Sarafian, 1971) y El diablo sobre ruedas (1971), de Spielberg. Del filme de Spielberg me gusta mucho que sea tan minimalista y el hecho de que nunca le ponga rostro al conductor del camión, puedes proyectar lo que quieras en ese malo porque no tiene rostro.

P.- Aunque son películas muy distintas hay algo parecido a Gravity al confrontar al ser humano con un espacio inmenso y hostil, en el caso de esa película con el espacio y en esta con el desierto. ¿Ve ese paralelismo?
P.- De hecho, Desierto es el origen de Gravity. Cuando escribí el guion de Desierto se lo enseñé a mi padre y le gustó la idea de un personaje sobreviviendo contra el medio ambiente y nos pusimos a adaptar el mismo concepto al espacio. En esta película, eso sí, esa odisea adquiere una dimensión geopolítica que no tenía Gravity pero la idea de base efectivamente, es la misma. Y hay otra diferencia, en Gravity no podíamos ir al espacio pero sí podíamos ir al desierto. Escribí el guion en función de un lugar muy concreto pensando en su orografía, pero no pensé tanto en que un rodaje requiere una movilización enorme de maquinaria y que todos los días teníamos que recorrer tres horas para llegar al lugar. Fue mucho más sencillo reproducir el espacio que crear el desierto.

P.- En Cartel Land vemos a vigilantes de la frontera, son siniestros pero no asesinos. ¿Hay francotiradores atacando a los emigrantes?
R.- Jeffrey (Dean Morgan, actor que hace de francotirador) representa el odio que vemos en esta época y ese desierto es una fábula. A mí el discurso de odio de Trump no me sorprendió porque llevo años oyéndolo, lo que ha hecho de alguna manera es legitimarlo dentro del discurso público, algo que es terrible. Pero vemos también un discurso parecido en políticos mexicanos que demonizan a los emigrantes de Centroamérica. Lo que pasa en este filme es un caso extremo. Los minutemen (vigilantes voluntarios de la frontera) existen y aunque es terrible, se dedican a avisar a la policía fronteriza. Ha habido algún caso esporádico de asesinato pero nunca nada tan masivo como lo que sale en este filme.

Una imagen de Desierto

P.- El personaje del malo al final casi nos da un poco de lástima, lo cual lo humaniza. ¿Son esos fanáticos gente muy desdichada que libera sus frustraciones con la xenofobia?
R.- Es gente muy vulnerable. Jeffrey tiene muy pocos diálogos y no sabemos en ningún momento nada de su pasado aunque vemos que no está pasando por un buen momento económico y tiene problemas con la bebida. Hay una clase media que ha perdido mucha capacidad económica y al mismo tiempo ve que sigue habiendo ricos y busca una explicación a lo que está sucediendo. Convertir a los emigrantes en chivos expiatorios es un recurso muy peligroso como ya vimos en la Alemania de los 30 y 40.

P.- ¿Al contar con un actor tan popular como Gael García Bernal quería crear un héroe clásico en la figura del emigrante?
R.- Quería a Gael como actor por varias razones, primero porque lo admiro mucho desde Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000) y después porque está esa estrategia de ponerle un rostro al migrante. Muchas veces, como en esos documentales o en las noticias, se convierte en una persona anónima y al contar con una estrella como Gael le estamos poniendo un rostro y le damos una dignidad. Yo veo a esos migrantes como héroes.

P.- ¿Tenemos que estar preocupados con Trump?
R.- Lo peor de Trump es la forma en que está legitimando un discurso en la sociedad, no es tanto un asunto político como la forma en que está cambiando lo que es aceptable en nuestra sociedad.

@juansarda