Image: Billy Lynn, la guerra como espectáculo

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Cine

Billy Lynn, la guerra como espectáculo

El oscarizado director taiwanés Ang Lee retrata la banalización de los conflictos bélicos con una historia protagonizada por un soldado adolescente

27 enero, 2017 01:00

El debutante Joe Alwyn protagoniza Billy Lynn, de Ang Lee

Con dos Oscar en su haber, uno por Brokeback Mountain (2005) y otro por La vida de Pi (2012), el cineasta Ang Lee (Taiwán, 1954) es un refinado y agudo observador de la sociedad norteamericana como demostró en películas como La tormenta de hielo (1997), Destino: Woodstock (2009) o esa mima Brokeback Mountain, que es quizás la película más popular de su prestigiosa filmografía. En Billy Lynn el director vuelve a sumergirse en las contradicciones de la sociedad estadounidense con un filme en el que viaja hasta el pasado más reciente, esos años de Bush en los que desencadenó la segunda guerra de Irak que puso el mundo patas arriba a principios de la década pasada.

Una guerra impopular en Estados Unidos y en todas partes, y aun más cuando no aparecieron las famosas armas de destrucción masiva y comenzó a quedar claro que más que una democracia lo que dejarían los soldados americanos sería un caos violento monumental, que Ang Lee retrata a través de los ojos de un soldado adolescente, el Billy Lynn del título, un chaval de un pueblo perdido y miserable de Texas que aprende a matar gente aun antes que perder la virginidad, y al que interpreta el debutante Joe Alwyn con indiscutible candor.

Una cámara perdida capta una hazaña del protagonista, que se juega la vida para salvar a un compañero en plena refriega en Irak, lo que le convierte en una celebridad. Y el gobierno está dispuesto a utilizar ese acto de heroísmo en su provecho y para ello le organiza una gira por todo Estados Unidos, junto a sus compañeros de pelotón, para exhibirlos como representantes de la nobleza del ejército americano y de paso justificar una guerra cada vez más impopular en todas partes.

Billy Lynn es una película antibelicista pero es sobre todo el retrato de un solo personaje, ese Lynn que se marcha a una guerra que no comprende y que sabe que los soldados americanos están perdiendo para ganar dinero (por si alguien no lo sabe, los soldados americanos están muy bien pagados) y así poder pagar el tratamiento médico de su hermana (interpretada por Kristen Stewart). No solo eso. Lynn es un exponente americano de los "ninis", esa juventud perdida sin estudios y escasas perspectivas laborales para los que, en Estados Unidos, el ejército supone una salida más honrosa, y lucrativa, que trabajar en el McDonald's.

Pero el asunto de Billy Lynn es la contraposición entre el horror real de la guerra y una sociedad del espectáculo que banaliza esa experiencia para convertirla en parte del propio espectáculo. Lynn, el pobre chico sin recursos ni gran inteligencia pero noble y puro, se enfrenta a que, como él mismo dice, se convierta el episodio más violento y espantoso de su vida en un producto de Hollywood que sirva como "rostro amable" de lo que en realidad es una carnicería en Oriente Medio cuyos ecos están muy lejos de haberse apagado. 



@juansarda