Verano 1993 de Carla Simón
Cine en español. El Festival de Málaga celebra sus veinte años dando paso en su programación a los títulos más recientes de Argentina, Cuba, Uruguay, México y Chile, entre otros. Este viernes, 17, El bar, de Álex de la Iglesia, dará el pistoletazo de salida a una edición que cuenta también con los trabajos de los españoles Carla Simón, Esteban Crespo o García León.
En un mundo donde los muros ya han sido derribados por las nuevas tecnologías, lo que queda es una comunidad de hispanohablantes de 560 millones de personas, un tronco común con cinematografías diversas. "No es un cambio sino una evolución que enriquece la idea de cine español en sintonía con lo que ya sucede con la producción, donde la colaboración es frecuente", añade el director.
Cineastas de prestigio y con mirada propia como Isaki Lacuesta (La próxima piel, 2016), Carles Torras (ganador el año pasado con Callback), Jonás Trueba (premiado por sus Los exiliados románticos, 2015) y el descubrimiento de nuevos talentos como Carlos Marques-Marcet y sus 10.000 km (2014) o Beatriz Sanchís y Todos están muertos (2014) en ediciones recientes ya marcaban un rumbo que quiere ser audaz.
Humor y máscaras
Últimos días en La Habana de Fernando Pérez
La próxima edición supondrá el regreso de Víctor García León (Madrid, 1976), desaparecido desde el éxito de Vete de mí (2006), con Selfie, en la que retrata la realidad española a partir de la historia del hijo de un ministro imputado por corrupción. Según el director, vivimos en la exageración: "La ironía se queda corta, la farsa resulta fláccida por innecesaria, el sarcasmo lo tiñe todo de un pesimismo que tampoco nos representa... al final nos queda el esperpento. Otra vez… Después de todo, las máscaras esconden más verdad que los retratos; el humor descabellado es más preciso que un ensayo académico".De la realidad española más sangrante pasamos a una realidad aún más dura al otro lado del Atlántico. Veremos una Cuba empobrecida hasta niveles de catástrofe, como la que refleja Fernando Pérez en Últimos días en La Habana, que él mismo ve como el reverso de aquella célebre Suite Habana (2003) en la que retrataba desde el documental las vidas de varios cubanos componiendo el mosaico de una ciudad sencilla pero exuberante. Casi quince años después, la alegría cubana sigue presente pero es más amarga y la realidad más triste: "Es un drama alegre con un cierto elemento positivo en el que vemos que cuando prima la supervivencia la ética es relativa", dice Pérez, que narra su película a partir de una pareja de homosexuales, uno moribundo de sida y el otro ansioso por emigrar a Estados Unidos.
Colombia con Gaviria
"Para mí no es que España sea un país con el que hay puentes, es que somos lo mismo", dice el director. Otro clásico del cine latinoamericano presente en Málaga es el colombiano Víctor Gaviria (La vendedora de rosas, 1998) que regresa al cine doce años después de Sumas y restas con La mujer del animal, donde aborda la violencia doméstica. En esa "transnacionalidad" Verónica Echegui será protagonista por partida doble, por la película mexicana Me estás matando Susana, donde comparte cartel con Gael García Bernal en la piel de un "chilango ilustrado" y por La niebla y la doncella, de Sebastián Koppel. Echegui se mide con Quim Gutiérrez en una adaptación de la novela homónima de Lorenzo Silva. Más thriller en Plan de fuga, de Iñaki Dorronsoro, la historia de una banda de atracadores formada por ex militares del Este.En Málaga se verán las caras dos mundos con una lengua y un pasado histórico común aunque cinematográficamente no siempre se encuentren. Según el último Anuario de la SGAE, en 2015 en España solo se estrenaron 42 películas latinoamericanas, el 2,1% de los 2.040 filmes que pasaron por las salas, que apenas sumaron poco más de 160.000 espectadores (de un total de 94 millones). A pesar de que el cine latinoamericano ha crecido en los últimos años y se han producido fenómenos como los Oscar para el mexicano Alejandro González Iñárritu, y la eclosión del cine chileno con el éxito mundial de cineastas como Pablo Larraín (Neruda, Jackie) o Sebastián Lelio (Gloria), la realidad es que para mucha gente en España su cine sigue siendo sinónimo de Ricardo Darín.
Historia de un reencuentro
Nieve negra de Martín Hodara
Sbaraglia hará doblete con El otro hermano, del uruguayo Israel Adrián Caetano, en la que comparte cartel con Daniel Hendler y Ángela Molina, una historia en la que interpreta a un funcionario que viaja hasta la provincia del Chaco para hacerse cargo de los cadáveres de su madre y hermanos. Hendler, al que recordamos en películas de Daniel Burman como El abrazo partido (2004), presenta su segunda película como director, El candidato (2016), una sátira sobre la comunicación política.
Dice el director del certamen malagueño que no habrá competencia con el Festival de Huelva, desde hace 42 años la cita especializada en cine latinoamericano, sino "colaboración". Como la habrá con el Festival de San Sebastián, que desde hace cinco años pone en contacto a productores de ambas orillas en el Foro de Co-Producción. En la selección de este año, el director no ve una línea de continuidad sino la búsqueda de un "justo equilibrio" entre las películas con una mirada personal y las de carácter más industrial. Málaga sigue sin ser un Festival de cine de autor puro y duro pero sí se ha convertido en un certamen "que trata de aunar las dos pulsiones más claras que se dan en la producción cinematográfica".
En el apartado español destaca con fuerza Carla Simón (Gerona, 1986), quien acaba de triunfar en el último Festival de Berlín con Verano 1993, en la que retrata su infancia marcada por la muerte por sida de sus padres y su adopción por sus tíos. "Es mi historia, pero cuando vives una cosa siendo tan pequeña hay una parte que de forma inevitable se convierte en un cuento o en una leyenda". En el filme, la pequeña Frida, de seis años, trata de entender su incomprensible orfandad al tiempo que se siente una intrusa en una familia que no es la suya: "Quería explorar la parte más oscura de la infancia", dice Simón. También pasó por Berlín Pieles. Eduardo Casanova presentará en Málaga esta historia que quiere ser un canto a la diferencia.
Pura emoción
Amar de Esteban Crespo
Las relaciones familiares y los conflictos personales son protagonistas de No sé decir adiós, de Lino Escalera, un drama interpretado por Juan Diego y Lola Dueñas sobre una mujer que se niega a aceptar el diagnóstico terminal de un familiar. La memoria de mi padre, del chileno Rodrigo Bacigalupe, aborda la vida de un cincuentón que se enfrenta a la muerte de su madre. Brava, de Roser Aguilar, trata sobre una mujer (Laia Marull) cuya vida se desmorona después de sufrir un asalto en el metro. Y la brasileña Redemoinho, de Jose Luiz Villamarim, en torno a dos viejos amigos que reflexionan sobre sus vidas.Después de una nutrida trayectoria como cortometrajista, con nominación al Oscar incluida por Aquel no era yo (2013), Esteban Crespo (Madrid, 1971) recupera sus obsesiones en Amar, largometraje en el que retrata un romance adolescente entre una chica pragmática (María Pedraza) y un aspirante a artista (Pol Monen) con tendencia al tormento. Crespo salta sin red al terreno de la pura emoción.
@juansarda