Josef Hader interpreta a Stefan Zweig
La actriz y directora alemana Maria Schrader aborda el exilio y suicidio del escritor austríaco en Stefan Zweig: Adiós a Europa. La película, fragmentada en episodios, es una mirada al pasado capaz de iluminar el presente.
En 1934 Stefan Zweig, el escritor en lengua alemana más popular de su época junto a Thomas Mann, abandonaba su Austria natal para siempre, huyendo de los poderosos tentáculos del nazismo. Durante años estuvo viajando como expatriado con su segunda mujer, Lotte, y ambos acabaron instalándose en Petrópolis, en Brasil, donde se suicidaron en 1942. Esta etapa final de la vida del escritor, que funciona como caja de resonancia del drama de los refugiados en la actualidad, es lo que nos narra la actriz y directora alemana Maria Schrader en Stefan Zweig: Adiós a Europa, que se estrena el 21 de abril en España. "Acabamos el rodaje en el verano de 2015, cuando todos estos refugiados llegaban a Europa", comenta la cineasta. "En cierto sentido es lo contrario de lo que pasó 70 años antes, cuando millones de personas abandonaron el continente. Ahora Europa parece ofrecer esperanza. No se pueden predecir fenómenos como éste".
La película de Schrader, con una sensual, meticulosa e intensa puesta en escena, evita el relato continuo para centrarse en seis momentos concretos del exilio de Zweig: su primera estancia en Brasil, su participación en un Congreso de escritores en Buenos Aires en 1936, una incómoda recepción con el alcalde de un pequeño pueblo del norte de Brasil, la visita a su primera mujer en Nueva York en 1941, el encuentro en Petrópolis con el escritor y periodista judío alemán Ernest Feder en el día de su cumpleaños y, por último, el momento en el que las autoridades y amigos encuentran los cadáveres del escritor y su segunda esposa.
Zweig, que fue biógrafo de personajes como Napoleón y Erasmo, siempre mostró tanto interés en los significados como en los hechos de las vidas de sus protagonistas. Por eso la decisión de Schrader de pintar cuadros de la vida del escritor, alejándose del biopic convencional, parece la más acertada para extraer las sensaciones de un hombre sumido en la nostalgia debido a un mundo en vías de extinción.
Su incapacidad para condenar el nazismo ("El artista debe ejercer una influencia solo a través de su obra", explicaba Zweig a un periodista), el hastío por una vida errante y la imposibilidad de ayudar a todos los amigos que seguían en Europa, destrozaron la voluntad de este hombre sofisticado y amable. "Él era un intelectual con una gran sensibilidad para reconocer los distintos tonos de gris. Sin embargo, le tocó vivir un tiempo en el que solo existía el blanco y el negro", explica la directora.
Quizá el punto débil del filme esté en su propia estructura, pues unos episodios son más conseguidos que otros, pero Schrader consigue trasmitir a la mirada de Zweig, interpretado magistralmente por Josef Hader, la tristeza del hombre desarraigado y sin esperanza. "Siempre he pensado que el tema principal de esta película es el exilio y que Stefan Zweig es solo un paradigma", culmina Schrader.
@JavierYusteTosi