Esteban Crespo.

El director salta al largo con Amar después de la nominación al Oscar al mejor cortometraje por Aquel no era yo en 2014. La película sigue a dos jóvenes del Madrid de hoy que se enamoran locamente y después de una etapa de pasión viven la inevitable decadencia.

Con una larga trayectoria como cortometrajista que incluye una nominación al Oscar por Aquel no era yo en 2014, Esteban Crespo (Madrid, 1971) se ha tomado su tiempo para saltar al largo. Los fans de sus cortos reconocerán muy palpables las huellas de al menos dos de ellos, Amar y Siempre quise trabajar en una fábrica, ambos de 2005, en los que el cineasta ya exploraba el amor fou en la adolescencia. Ahora retoma ese asunto, y las peculiaridades a la hora de escoger ciertos juegos sexuales, en Amar, en el que parece contarnos todo lo que falta en esos minutos de los cortos. Los protagonistas son dos jóvenes del Madrid de hoy, Laura (María Pedraza) y Carlos (Pol Monen), que se enamoran locamente y después de una etapa de pasión viven la inevitable decadencia para enfrentarse a la naturaleza de su amor y de su propio ser.



P.- ¿Por qué ha tardado tanto en llegar el largo?

R.- Yo he hecho cortos porque no he podido hacer largos. Fue todo mucho más fácil a raíz de la nominación al Oscar. Amar y Siempre quise trabajar en una fábrica podían ser dos historias independientes si las descontextualizaba. A partir de la nominación al Oscar fue todo mucho más fácil. Pero no me quejo nada. Nuestra profesión ha vivido un momento muy duro y al final he podido hacer la película que quería.



P.- El romanticismo es una palabra muy vapuleada, ¿quería reivindicarlo?

R.- Uno de los objetivos que teníamos era hacer una película romántica, incluso poética. Aunque hablamos de chavales que están en la pubertad queríamos tratarles como lo que son, casi adultos, gente inteligente. Lo que pasa con la juventud es que solemos guardar un recuerdo de ella mejor de lo que era. Me pasa con las reuniones de antiguos alumnos que se cuentan anécdotas y todo parece más divertido y mejor de lo que fue. Esta no es solo una historia de amor, también es una historia de crecimiento y eso es difícil.



P.- ¿Hay un duelo en la adolescencia por el niño que perdimos?

R.- Es una edad de enfrentamiento en la que tienes que buscar tu propio yo porque estás híper perdido. Es un momento en el que tienes que tomar verdaderas decisiones y ver qué quieres ser en el mundo. En esta historia de amor se juntan dos seres muy distintos, ella está en una ciudad nueva y él está muy desorientado y focalizan todas sus energías en ese amor. Hay un punto de idealización total y también que el amor te transforma y te hace sentir que ha cambiado todo. Cuando alguien te mira con amor, más por primera vez, te conviertes en otra persona.



Una imagen de Amar

P.- El sexo tiene un papel fundamental. ¿Le fastidia si alguien ve su película por morbo?

R.- El morbo está en la mirada del espectador porque tal y como lo contamos es todo muy bello, muy normal y muy natural. No hay turbiedad. Lo que reflejamos es una pareja que se quiere y se desea donde se genera un clima de máxima confianza en el que no hay tabúes. Hay cinco escenas de sexo y cada una de ellas también explica un paso en la evolución de la pareja, de la entrega total al conflicto a la búsqueda del placer por el placer. El sexo parece que es bueno cuando todo va bien pero cuando va mal se convierte en todo.



P.- ¿Vemos a una generación definitivamente liberada sexualmente?

R.- Pasamos amar en un colegio y ante la pregunta de dónde está el punto g una chica levantó la mano y dijo que en el culo. Los chavales de hoy saben mucho más y están mucho más liberados. Es una generación que tiene muchos menos prejuicios. La pareja protagonista también ejemplifica eso.



P.- ¿Por qué es una película con una luz tan blanca?

R.- La idea es que al principio haya una gran claridad en la luz y se vaya volviendo más oscura. Esa luz blanca indica que se aman y se quieren porque significa el antierotismo, no he querido que haya erótica en la película. Cuando comienzan los problemas y ese acto sexual también es menos idílico la luz va cambiando y se vuelve más oscura tendiendo a esos tonos rojos y naranjas y al final volvemos a una luz más brillante y más pura.



@juansarda