Simios "reales" en la nueva entrega de Matt Reeves

El director Matt Reeves vuelve a la saga de El planeta de los simios para dar una vuelta de tuerca a la historia de Pierre Boulle. Esta vez, con toques de western a lo Clint Eastwood, busca, con La guerra del planeta de los simios, inscribirse en la tradición de las grandes epopeyas. Todo arranca cuando César y sus simios se ven obligados a luchar contra los humanos...

Un simio carismático con ansias de venganza y dilemas morales con claros ecos de western quizá no es exactamente lo que tenía en mente el novelista de ciencia ficción Pierre Boulle (Aviñón, 1912-París, 1994) cuando publicó en 1963 El planeta de los simios. Los más veteranos tendrán un recuerdo nítido de la película homónima de 1968 adaptada al cine por Franklin J. Schaffner con Charlton Heston como protagonista. Clásico de la ciencia-ficción, la historia de los simios inteligentes enfrentados a los seres humanos tuvo un largo recorrido con una serie de secuelas, remakes más o menos confesos y todo tipo de derivados (cómics, novelas, series de televisión, etc) que marcaron a fondo la reciente cultura pop. En 2001, Tim Burton le dio un nuevo brillo a la historia con El planeta de los simios, una de sus películas menos logradas, y la franquicia cayó en el olvido.



Hasta 2011, cuando Hollywood, ansioso por encontrar nuevas formas de mostrar y exhibir en sus películas sus impresionantes avances en efectos digitales, volvió a inspirarse en la fantasía de Boulle para lanzar El origen del planeta de los simios, una suerte de precuela de la novela y película originales en la que descubrimos el momento en el que los simios se vuelven inteligentes (un virus que a su vez mata a los humanos) y la forma en que utilizan ese poder (únase a ello una evidente mayor agilidad y destreza físicas) para vengarse del maltrato al que han sido sometidos.



Intensos debates morales

El director Rupert Wyatt construía un modélico filme de catástrofes hollywoodiense con mensaje ecologista (al estilo del maestro del género Roland Emmerich) en el que los humanos son culpables de sus desgracias y los simios se plantean intensos debates morales sobre la virtud de la venganza en una reedición de la dualidad Jekyll y Mr. Hyde a través de los simios antagonistas, el sangriento Koba, dispuesto a dominar el planeta aniquilando a todos los humanos, y el carismático César, partidario de la paz, protagonista absoluto de la función. Después del enorme éxito de El origen del planeta de los simios las secuelas eran inevitables. Uno de los encargados de llevarlas a cabo ha sido Matt Reeves (Nueva York, 1966), el nuevo niño bonito de la industria americana, que filmó El amanecer del planeta de los simios en 2014 y que ahora estrena La guerra del planeta de los simios.



Reeves, que también está preparando el relanzamiento de Batman, explica: "Mientras preparábamos el filme nos inspiró El imperio contraataca (George Lucas, 1980). En esta entrega, César (el líder de los simios) se convierte en una especie de Clint Eastwood, un villano que no tiene empatía porque se siente herido. Sin embargo, por distintas vicisitudes vemos que no ha perdido del todo esa capacidad de conectar con los demás. Y cuando forman la cuadrilla, como en un western, se convierten en el grupo más insólito".



César (interpretado por Andy Serkis) es el gran protagonista de este filme que el director ve como una "epopeya bíblica" en la que los ecos del western son evidentes no solo por los paisajes inmensos y rocosos o porque los simios vayan a caballo, también por el arco emocional de ese César que representa al fuera de la ley con buen corazón que nutre toda la leyenda del género. Reeves cita constantemente a Eastwood como origen del personaje. Hay parecidos evidentes con los filmes del actor con Sergio Leone (La muerte tenía un precio, 1965, o El bueno, el feo y el malo, 1966) en esa construcción de un grupo de forajidos cuyos métodos despiadados los convierten en ambiguos antihéroes, pues también sirven como espejo y consecuencia de las deficiencias sociales que los han alumbrado.



Venganza y redención

Sin duda, el gran referente es ese famoso William Munny de Sin perdón (Clint Eastwood, 1992) el vaquero dispuesto a ejecutar una venganza para hallar su redención. En el fondo, La guerra del planeta de los simios plantea una clásica historia moral sobre la inutilidad de la venganza en la que el "lado oscuro" se apodera del personaje principal en un esquema clásico que se repite en filmes tan dispares como Los siete samurais (1954, Akira Kurosawa), referente confeso de los cineastas, o Un monstruo viene a verme, de Bayona, en una narrativa nietzscheana (que considera el rencor y la restitución como propias de salvajes) que se ha impuesto en la cultura occidental y que Tarantino, con sus películas que enaltecen la venganza, se dedica a cuestionar en filmes como Los odiosos ocho (2015), que sería el espejo inverso de esta entrega de Reeves.



Tanto Tarantino como Reeves apuestan por ponerse en el lugar del "otro". En el primero, son los negros, con un héroe que para salir con vida provocó una masacre entre jóvenes blancos. En el segundo, son los simios, como trasuntos de esos "indios" que el cine de John Ford trató cada vez con más cercanía y respeto. Por seguir con Tarantino, en el caso de Los odiosos ocho el director considera que los maltratados tienen derecho a la retribución, mientras que Reeves ofrece una vía de redención a los malvados humanos. En La guerra del planeta de los simios, esa maldad humana se concentra en el rostro del actor Woody Harrelson, que interpreta al villano de la función en una suerte de reencarnación del personaje enloquecido de Marlon Brando en Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), ese mítico coronel Kurtz, delirante señor de la guerra expulsado del ejército convencional, que decide proseguir la batalla por su cuenta.



Deliberadamente grandiosa y con voluntad de inscribirse en la gran tradición del cine épico (el director cita a David Lean y El puente sobre el río Kwai, curiosamente basada en una novela del mismo Boulle, y Lawrence de Arabia como otros grandes referentes), La guerra del planeta de los simios pretende, en palabras de su director, buscar un clasicismo: "Está en todo momento la idea de crear un mito. Al mismo tiempo tienes una tecnología asombrosa que te permite ver a simios totalmente reales interpretando estos personajes. Por tanto, se trata de hacer algo a la vez absolutamente clásico y nuevo". Destinada a arrasar en las taquillas, cabe decir que Reeves ha logrado exactamente lo que se proponía.



@juansarda